El conquistador despreciado por la historia que tuvo tres oportunidades para traicionar al Rey de España

El conquistador despreciado por la historia que tuvo tres oportunidades para traicionar al Rey de España

Fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo.

El conquistador despreciado por la historia que tuvo tres oportunidades para traicionar al Rey de España

Fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo.

El conquistador despreciado por la historia que tuvo tres oportunidades para traicionar al Rey de España

Fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo.

El conquistador despreciado por la historia que tuvo tres oportunidades para traicionar al Rey de España

Fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo.

El conquistador despreciado por la historia que tuvo tres oportunidades para traicionar al Rey de España

Fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo.

Estatua de Carlos VRafael Ramirez Lee

El cordobés Sebastián de Benalcázar, (1490-1551), fue una figura enigmática y polémica entre los conquistadores españoles que permanece olvidado en la historia pese a sus heroicas y fieles decisiones. Con una historia de hazañas en las Indias, fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo como Quito y Popayán. 

Benalcázar comenzó su aventura en América al participar en la expedición hacia Panamá y Nicaragua en 1507, donde entabló amistad con Francisco Pizarro y Diego de Almagro, figuras destacadas de la conquista del Perú. A pesar de sus victorias militares, su lealtad fue puesta a prueba en tres momentos cruciales, pero le costaría su fortuna e incluso su libertad. 

Fiel hasta el último momento

El primero, tras la muerte de su amigo y superior Francisco Pizarro, asesinado en una sangrienta guerra civil entre los seguidores de Diego de Almagro y los de Pizarro. En lugar de tomar venganza, Benalcázar se mantuvo neutral, eligiendo continuar su gobierno en Popayán.

Años después, el conquistador se enfrentó a una decisión de vida o muerte cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la Corona. Pese a recibir una carta que le incitaba a eliminar al virrey, Benalcázar eligió combatir a favor del monarca, enfrentándose al propio Pizarro. Aun herido en combate, su vida fue perdonada por el mismo líder rebelde, quien le permitió conservar su puesto. 

Sin embargo, su lealtad lo situó en la mira de Pedro de La Gasca, quien desconfiaba de él. Finalmente, Benalcázar volvió a la batalla al lado de La Gasca, y fue uno de los testigos de la captura y ejecución de Gonzalo Pizarro.

A pesar de esta trayectoria de servicio, sus últimos años fueron duros. Se enfrentó a un juicio de residencia, donde fue acusado de enriquecerse ilícitamente. Sus reiteradas muestras de fidelidad y sacrificio no fueron suficientes y fue condenado a muerte in absentia. 

Murió en 1551 en Cartagena de Indias, agotado y en la pobreza, mientras trataba de apelar la injusta sentencia. Su testamento reveló una vida de deudas y sacrificios, fiel hasta el último momento al Rey de España.

El cordobés Sebastián de Benalcázar, (1490-1551), fue una figura enigmática y polémica entre los conquistadores españoles que permanece olvidado en la historia pese a sus heroicas y fieles decisiones. Con una historia de hazañas en las Indias, fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo como Quito y Popayán. 

Benalcázar comenzó su aventura en América al participar en la expedición hacia Panamá y Nicaragua en 1507, donde entabló amistad con Francisco Pizarro y Diego de Almagro, figuras destacadas de la conquista del Perú. A pesar de sus victorias militares, su lealtad fue puesta a prueba en tres momentos cruciales, pero le costaría su fortuna e incluso su libertad. 

Fiel hasta el último momento

El primero, tras la muerte de su amigo y superior Francisco Pizarro, asesinado en una sangrienta guerra civil entre los seguidores de Diego de Almagro y los de Pizarro. En lugar de tomar venganza, Benalcázar se mantuvo neutral, eligiendo continuar su gobierno en Popayán.

Años después, el conquistador se enfrentó a una decisión de vida o muerte cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la Corona. Pese a recibir una carta que le incitaba a eliminar al virrey, Benalcázar eligió combatir a favor del monarca, enfrentándose al propio Pizarro. Aun herido en combate, su vida fue perdonada por el mismo líder rebelde, quien le permitió conservar su puesto. 

Sin embargo, su lealtad lo situó en la mira de Pedro de La Gasca, quien desconfiaba de él. Finalmente, Benalcázar volvió a la batalla al lado de La Gasca, y fue uno de los testigos de la captura y ejecución de Gonzalo Pizarro.

A pesar de esta trayectoria de servicio, sus últimos años fueron duros. Se enfrentó a un juicio de residencia, donde fue acusado de enriquecerse ilícitamente. Sus reiteradas muestras de fidelidad y sacrificio no fueron suficientes y fue condenado a muerte in absentia. 

Murió en 1551 en Cartagena de Indias, agotado y en la pobreza, mientras trataba de apelar la injusta sentencia. Su testamento reveló una vida de deudas y sacrificios, fiel hasta el último momento al Rey de España.

El cordobés Sebastián de Benalcázar, (1490-1551), fue una figura enigmática y polémica entre los conquistadores españoles que permanece olvidado en la historia pese a sus heroicas y fieles decisiones. Con una historia de hazañas en las Indias, fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo como Quito y Popayán. 

Benalcázar comenzó su aventura en América al participar en la expedición hacia Panamá y Nicaragua en 1507, donde entabló amistad con Francisco Pizarro y Diego de Almagro, figuras destacadas de la conquista del Perú. A pesar de sus victorias militares, su lealtad fue puesta a prueba en tres momentos cruciales, pero le costaría su fortuna e incluso su libertad. 

Fiel hasta el último momento

El primero, tras la muerte de su amigo y superior Francisco Pizarro, asesinado en una sangrienta guerra civil entre los seguidores de Diego de Almagro y los de Pizarro. En lugar de tomar venganza, Benalcázar se mantuvo neutral, eligiendo continuar su gobierno en Popayán.

Años después, el conquistador se enfrentó a una decisión de vida o muerte cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la Corona. Pese a recibir una carta que le incitaba a eliminar al virrey, Benalcázar eligió combatir a favor del monarca, enfrentándose al propio Pizarro. Aun herido en combate, su vida fue perdonada por el mismo líder rebelde, quien le permitió conservar su puesto. 

Sin embargo, su lealtad lo situó en la mira de Pedro de La Gasca, quien desconfiaba de él. Finalmente, Benalcázar volvió a la batalla al lado de La Gasca, y fue uno de los testigos de la captura y ejecución de Gonzalo Pizarro.

A pesar de esta trayectoria de servicio, sus últimos años fueron duros. Se enfrentó a un juicio de residencia, donde fue acusado de enriquecerse ilícitamente. Sus reiteradas muestras de fidelidad y sacrificio no fueron suficientes y fue condenado a muerte in absentia. 

Murió en 1551 en Cartagena de Indias, agotado y en la pobreza, mientras trataba de apelar la injusta sentencia. Su testamento reveló una vida de deudas y sacrificios, fiel hasta el último momento al Rey de España.

El cordobés Sebastián de Benalcázar, (1490-1551), fue una figura enigmática y polémica entre los conquistadores españoles que permanece olvidado en la historia pese a sus heroicas y fieles decisiones. Con una historia de hazañas en las Indias, fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo como Quito y Popayán. 

Benalcázar comenzó su aventura en América al participar en la expedición hacia Panamá y Nicaragua en 1507, donde entabló amistad con Francisco Pizarro y Diego de Almagro, figuras destacadas de la conquista del Perú. A pesar de sus victorias militares, su lealtad fue puesta a prueba en tres momentos cruciales, pero le costaría su fortuna e incluso su libertad. 

Fiel hasta el último momento

El primero, tras la muerte de su amigo y superior Francisco Pizarro, asesinado en una sangrienta guerra civil entre los seguidores de Diego de Almagro y los de Pizarro. En lugar de tomar venganza, Benalcázar se mantuvo neutral, eligiendo continuar su gobierno en Popayán.

Años después, el conquistador se enfrentó a una decisión de vida o muerte cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la Corona. Pese a recibir una carta que le incitaba a eliminar al virrey, Benalcázar eligió combatir a favor del monarca, enfrentándose al propio Pizarro. Aun herido en combate, su vida fue perdonada por el mismo líder rebelde, quien le permitió conservar su puesto. 

Sin embargo, su lealtad lo situó en la mira de Pedro de La Gasca, quien desconfiaba de él. Finalmente, Benalcázar volvió a la batalla al lado de La Gasca, y fue uno de los testigos de la captura y ejecución de Gonzalo Pizarro.

A pesar de esta trayectoria de servicio, sus últimos años fueron duros. Se enfrentó a un juicio de residencia, donde fue acusado de enriquecerse ilícitamente. Sus reiteradas muestras de fidelidad y sacrificio no fueron suficientes y fue condenado a muerte in absentia. 

Murió en 1551 en Cartagena de Indias, agotado y en la pobreza, mientras trataba de apelar la injusta sentencia. Su testamento reveló una vida de deudas y sacrificios, fiel hasta el último momento al Rey de España.

El cordobés Sebastián de Benalcázar, (1490-1551), fue una figura enigmática y polémica entre los conquistadores españoles que permanece olvidado en la historia pese a sus heroicas y fieles decisiones. Con una historia de hazañas en las Indias, fue fundamental en la conquista de territorios del Nuevo Mundo como Quito y Popayán. 

Benalcázar comenzó su aventura en América al participar en la expedición hacia Panamá y Nicaragua en 1507, donde entabló amistad con Francisco Pizarro y Diego de Almagro, figuras destacadas de la conquista del Perú. A pesar de sus victorias militares, su lealtad fue puesta a prueba en tres momentos cruciales, pero le costaría su fortuna e incluso su libertad. 

Fiel hasta el último momento

El primero, tras la muerte de su amigo y superior Francisco Pizarro, asesinado en una sangrienta guerra civil entre los seguidores de Diego de Almagro y los de Pizarro. En lugar de tomar venganza, Benalcázar se mantuvo neutral, eligiendo continuar su gobierno en Popayán.

Años después, el conquistador se enfrentó a una decisión de vida o muerte cuando Gonzalo Pizarro se rebeló contra la Corona. Pese a recibir una carta que le incitaba a eliminar al virrey, Benalcázar eligió combatir a favor del monarca, enfrentándose al propio Pizarro. Aun herido en combate, su vida fue perdonada por el mismo líder rebelde, quien le permitió conservar su puesto. 

Sin embargo, su lealtad lo situó en la mira de Pedro de La Gasca, quien desconfiaba de él. Finalmente, Benalcázar volvió a la batalla al lado de La Gasca, y fue uno de los testigos de la captura y ejecución de Gonzalo Pizarro.

A pesar de esta trayectoria de servicio, sus últimos años fueron duros. Se enfrentó a un juicio de residencia, donde fue acusado de enriquecerse ilícitamente. Sus reiteradas muestras de fidelidad y sacrificio no fueron suficientes y fue condenado a muerte in absentia. 

Murió en 1551 en Cartagena de Indias, agotado y en la pobreza, mientras trataba de apelar la injusta sentencia. Su testamento reveló una vida de deudas y sacrificios, fiel hasta el último momento al Rey de España.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

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Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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