El primer parque de atracciones de Cataluña estuvo en pleno Paseo de Gracia y data de mucho antes que PortAventura
Fue un ambicioso proyecto de ocio y cultura.

Mucho antes de que existieran PortAventura o Ferrari Land, y casi medio siglo antes de que el Tibidabo abriera sus puertas, Cataluña ya contaba con su primer parque de atracciones.
Su ubicación es lo que más sorprende, ya que no estaba a las afueras de la ciudad como es lo habitual, sino en pleno corazón del Eixample barcelonés. Concretamente, estaba en el paseo de Gràcia una zona que ahora está llena de elegantes edificios modernistas y tiendas de lujo.
En el año 1853, en una ciudad que aún comenzaba a perfilar su expansión fuera de las murallas, se inauguraron los Jardines de los Campos Elíseos, un ambicioso proyecto de ocio y cultura impulsado por el marqués de Salamanca y diseñado por el arquitecto Josep Oriol Mestres.
Este parque ocupaba ocho hectáreas entre las actuales calles Aragón, Rosselló, paseo de Gràcia y Roger de Llúria, y durante dos décadas fue el epicentro de la vida lúdica barcelonesa.
Un parque inédito
El parque era una revolución para la época ya que contaba con una fonda, una cafetería, un salón de baile decorado por Fèlix Cagé y un espacio para espectáculos musicales y teatrales, incluyendo interpretaciones de Tannhäuser de Richard Wagner y el estreno en catalán de La Marsellesa.
Pero sin duda, su gran atractivo era una montaña rusa de madera, una de las primeras en Europa. Aunque rudimentaria comparada con las actuales, sus vagones alcanzaban los 50 km/h, una velocidad vertiginosa en el siglo XIX. No tenía frenos de seguridad, lo que hacía de cada viaje una experiencia tan excitante como peligrosa.
Su fin
El parque cerró en 1873, aunque el teatro del recinto se mantuvo operativo durante varios años como símbolo de lo que fue. Su desaparición marcó el final de una etapa pionera en el ocio barcelonés, pero también dejó el legado del concepto de espacio público que mezcla diversión, cultura y gastronomía. Una fórmula que inspiró décadas más tarde la creación de otros espacios como el Parque de Montjuïc o el Tibidabo, y que sigue vigente en el diseño urbano actual.
