Esta fue la primera derrota del Ejército invasor francés en España y por qué casi nadie la conoce
Fue una consecuencia del levantamiento del 2 de mayo en Madrid.
Esta fue la primera derrota del Ejército invasor francés en España y por qué casi nadie la conoce
Fue una consecuencia del levantamiento del 2 de mayo en Madrid.
Esta fue la primera derrota del Ejército invasor francés en España y por qué casi nadie la conoce
Fue una consecuencia del levantamiento del 2 de mayo en Madrid.
Esta fue la primera derrota del Ejército invasor francés en España y por qué casi nadie la conoce
Fue una consecuencia del levantamiento del 2 de mayo en Madrid.
Esta fue la primera derrota del Ejército invasor francés en España y por qué casi nadie la conoce
Fue una consecuencia del levantamiento del 2 de mayo en Madrid.

Aunque la batalla de Bailén, librada en julio de 1808, suele señalarse como la primera gran derrota del Ejército napoleónico en la Guerra de la Independencia, la realidad es otra. Un mes antes, en la bahía de Cádiz, los franceses se rindieron por primera vez ante los españoles.
Fue en la batalla de la Poza de Santa Isabel, que tuvo lugar entre el 9 y el 14 de junio de ese mismo año. Aquel combate enfrentó al ejército francés del almirante François Étienne de Rosily y a una reorganizada flota española bajo el mando del capitán general Tomás de Morla y del general Juan Ruiz de Apodaca.
Los hechos se desarrollaron frente a las costas de Puerto Real y San Fernando, en el fondeadero de la Poza de Santa Isabel, donde cinco navíos de línea y una fragata francesas llevaban atracados desde la desastrosa batalla de Trafalgar en 1805.
Una clara victoria
La rendición francesa fue consecuencia directa del inicio de la Guerra de Independencia tras el levantamiento del 2 de mayo en Madrid. Cádiz, al conocer los sucesos, presionó a sus autoridades para que actuaran contra los antiguos aliados, ahora enemigos. La ciudad se levantó, el gobernador Marqués de Solano fue asesinado por un grupo de exaltados, y fue la Junta de Sevilla quien tomó las riendas y ordenó la ofensiva.
Las fuerzas españolas, contó, de manera no directa, con ayuda logística de los británicos organizaron un cerco naval y terrestre. Las cañoneras españolas fueron determinantes para forzar a Rosily, aislado y sin refuerzos, a rendirse el 14 de junio. Se capturaron más de 3.700 prisioneros, cinco navíos de línea y una fragata armados con 456 cañones, además de abundante munición y víveres.
El balance final de bajas fue reducido. Hubo un total de 12 muertos y 51 heridos en el lado francés, y 5 muertos y 50 heridos entre los españoles. No obstante, el impacto moral y estratégico fue enorme.
Aunque la batalla de Bailén, librada en julio de 1808, suele señalarse como la primera gran derrota del Ejército napoleónico en la Guerra de la Independencia, la realidad es otra. Un mes antes, en la bahía de Cádiz, los franceses se rindieron por primera vez ante los españoles.
Fue en la batalla de la Poza de Santa Isabel, que tuvo lugar entre el 9 y el 14 de junio de ese mismo año. Aquel combate enfrentó al ejército francés del almirante François Étienne de Rosily y a una reorganizada flota española bajo el mando del capitán general Tomás de Morla y del general Juan Ruiz de Apodaca.
Los hechos se desarrollaron frente a las costas de Puerto Real y San Fernando, en el fondeadero de la Poza de Santa Isabel, donde cinco navíos de línea y una fragata francesas llevaban atracados desde la desastrosa batalla de Trafalgar en 1805.
Una clara victoria
La rendición francesa fue consecuencia directa del inicio de la Guerra de Independencia tras el levantamiento del 2 de mayo en Madrid. Cádiz, al conocer los sucesos, presionó a sus autoridades para que actuaran contra los antiguos aliados, ahora enemigos. La ciudad se levantó, el gobernador Marqués de Solano fue asesinado por un grupo de exaltados, y fue la Junta de Sevilla quien tomó las riendas y ordenó la ofensiva.
Las fuerzas españolas, contó, de manera no directa, con ayuda logística de los británicos organizaron un cerco naval y terrestre. Las cañoneras españolas fueron determinantes para forzar a Rosily, aislado y sin refuerzos, a rendirse el 14 de junio. Se capturaron más de 3.700 prisioneros, cinco navíos de línea y una fragata armados con 456 cañones, además de abundante munición y víveres.
El balance final de bajas fue reducido. Hubo un total de 12 muertos y 51 heridos en el lado francés, y 5 muertos y 50 heridos entre los españoles. No obstante, el impacto moral y estratégico fue enorme.
Aunque la batalla de Bailén, librada en julio de 1808, suele señalarse como la primera gran derrota del Ejército napoleónico en la Guerra de la Independencia, la realidad es otra. Un mes antes, en la bahía de Cádiz, los franceses se rindieron por primera vez ante los españoles.
Fue en la batalla de la Poza de Santa Isabel, que tuvo lugar entre el 9 y el 14 de junio de ese mismo año. Aquel combate enfrentó al ejército francés del almirante François Étienne de Rosily y a una reorganizada flota española bajo el mando del capitán general Tomás de Morla y del general Juan Ruiz de Apodaca.
Los hechos se desarrollaron frente a las costas de Puerto Real y San Fernando, en el fondeadero de la Poza de Santa Isabel, donde cinco navíos de línea y una fragata francesas llevaban atracados desde la desastrosa batalla de Trafalgar en 1805.
Una clara victoria
La rendición francesa fue consecuencia directa del inicio de la Guerra de Independencia tras el levantamiento del 2 de mayo en Madrid. Cádiz, al conocer los sucesos, presionó a sus autoridades para que actuaran contra los antiguos aliados, ahora enemigos. La ciudad se levantó, el gobernador Marqués de Solano fue asesinado por un grupo de exaltados, y fue la Junta de Sevilla quien tomó las riendas y ordenó la ofensiva.
Las fuerzas españolas, contó, de manera no directa, con ayuda logística de los británicos organizaron un cerco naval y terrestre. Las cañoneras españolas fueron determinantes para forzar a Rosily, aislado y sin refuerzos, a rendirse el 14 de junio. Se capturaron más de 3.700 prisioneros, cinco navíos de línea y una fragata armados con 456 cañones, además de abundante munición y víveres.
El balance final de bajas fue reducido. Hubo un total de 12 muertos y 51 heridos en el lado francés, y 5 muertos y 50 heridos entre los españoles. No obstante, el impacto moral y estratégico fue enorme.
Aunque la batalla de Bailén, librada en julio de 1808, suele señalarse como la primera gran derrota del Ejército napoleónico en la Guerra de la Independencia, la realidad es otra. Un mes antes, en la bahía de Cádiz, los franceses se rindieron por primera vez ante los españoles.
Fue en la batalla de la Poza de Santa Isabel, que tuvo lugar entre el 9 y el 14 de junio de ese mismo año. Aquel combate enfrentó al ejército francés del almirante François Étienne de Rosily y a una reorganizada flota española bajo el mando del capitán general Tomás de Morla y del general Juan Ruiz de Apodaca.
Los hechos se desarrollaron frente a las costas de Puerto Real y San Fernando, en el fondeadero de la Poza de Santa Isabel, donde cinco navíos de línea y una fragata francesas llevaban atracados desde la desastrosa batalla de Trafalgar en 1805.
Una clara victoria
La rendición francesa fue consecuencia directa del inicio de la Guerra de Independencia tras el levantamiento del 2 de mayo en Madrid. Cádiz, al conocer los sucesos, presionó a sus autoridades para que actuaran contra los antiguos aliados, ahora enemigos. La ciudad se levantó, el gobernador Marqués de Solano fue asesinado por un grupo de exaltados, y fue la Junta de Sevilla quien tomó las riendas y ordenó la ofensiva.
Las fuerzas españolas, contó, de manera no directa, con ayuda logística de los británicos organizaron un cerco naval y terrestre. Las cañoneras españolas fueron determinantes para forzar a Rosily, aislado y sin refuerzos, a rendirse el 14 de junio. Se capturaron más de 3.700 prisioneros, cinco navíos de línea y una fragata armados con 456 cañones, además de abundante munición y víveres.
El balance final de bajas fue reducido. Hubo un total de 12 muertos y 51 heridos en el lado francés, y 5 muertos y 50 heridos entre los españoles. No obstante, el impacto moral y estratégico fue enorme.
Aunque la batalla de Bailén, librada en julio de 1808, suele señalarse como la primera gran derrota del Ejército napoleónico en la Guerra de la Independencia, la realidad es otra. Un mes antes, en la bahía de Cádiz, los franceses se rindieron por primera vez ante los españoles.
Fue en la batalla de la Poza de Santa Isabel, que tuvo lugar entre el 9 y el 14 de junio de ese mismo año. Aquel combate enfrentó al ejército francés del almirante François Étienne de Rosily y a una reorganizada flota española bajo el mando del capitán general Tomás de Morla y del general Juan Ruiz de Apodaca.
Los hechos se desarrollaron frente a las costas de Puerto Real y San Fernando, en el fondeadero de la Poza de Santa Isabel, donde cinco navíos de línea y una fragata francesas llevaban atracados desde la desastrosa batalla de Trafalgar en 1805.
Una clara victoria
La rendición francesa fue consecuencia directa del inicio de la Guerra de Independencia tras el levantamiento del 2 de mayo en Madrid. Cádiz, al conocer los sucesos, presionó a sus autoridades para que actuaran contra los antiguos aliados, ahora enemigos. La ciudad se levantó, el gobernador Marqués de Solano fue asesinado por un grupo de exaltados, y fue la Junta de Sevilla quien tomó las riendas y ordenó la ofensiva.
Las fuerzas españolas, contó, de manera no directa, con ayuda logística de los británicos organizaron un cerco naval y terrestre. Las cañoneras españolas fueron determinantes para forzar a Rosily, aislado y sin refuerzos, a rendirse el 14 de junio. Se capturaron más de 3.700 prisioneros, cinco navíos de línea y una fragata armados con 456 cañones, además de abundante munición y víveres.
El balance final de bajas fue reducido. Hubo un total de 12 muertos y 51 heridos en el lado francés, y 5 muertos y 50 heridos entre los españoles. No obstante, el impacto moral y estratégico fue enorme.