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La ciudad española que fue escenario de la peor tragedia civil del siglo XIX: 590 personas murieron ese día

La ciudad española que fue escenario de la peor tragedia civil del siglo XIX: 590 personas murieron ese día

Fue la peor tragedia civil del siglo XIX en España.

Vista aérea de la Bahía de Santander y Palacio de la MagdalenaGetty Images

El 3 de noviembre de 1893, la ciudad de Santander vivió uno de los episodios más trágicos de su historia, cuando el vapor Cabo Machichaco explotó en su puerto, dejando un panorama devastador. Cerca de 590 personas murieron y aproximadamente 3.000 resultaron heridas. Esta catástrofe, que se convirtió en la peor tragedia civil del siglo XIX en España.

El barco de vapor había partido de Bilbao con destino a Gijón, transportando mercancías y pasajeros en una época en que el transporte marítimo era vital para las comunicaciones costeras. Sin embargo, un brote de cólera en Bilbao obligó al barco a someterse a una inspección sanitaria en la isla de Pedrosa, cerca de Santander, retrasando su llegada a Gijón. A bordo, llevaba una peligrosa carga de varias garrafas de ácido sulfúrico y, lo más alarmante, 51 toneladas de dinamita no declaradas a las autoridades portuarias, con el objetivo de evitar desvíos a puertos menos concurridos.

Entonces, la tragedia comenzó con la caída de una garrafa de ácido sulfúrico, que se rompió y provocó un incendio en cubierta. La noticia se propagó rápidamente, atrayendo a una multitud de curiosos que se congregaron en el puerto para presenciar el espectáculo. Las autoridades, bomberos y civiles se unieron en los esfuerzos por controlar las llamas, confiados en que la situación estaba bajo control.

Una carga mortal

Sin embargo, el peligro real residía en las bodegas del barco, donde la dinamita almacenada se convirtió en una amenaza mortal. Cuando finalmente se dio la voz de alarma sobre la presencia de explosivos, ya era demasiado tarde. La explosión fue de una magnitud devastadora, causando el colapso de varios edificios en la calle Menéndez Núñez y lanzando escombros y metal a gran distancia. 

La fuerza de la explosión generó una ola que arrastró a cientos de personas al mar, y los restos humanos aparecieron kilómetros lejos del lugar del desastre. La ciudad de Santander quedó prácticamente paralizada. La cifra de muertos se sumó a la tragedia de una segunda explosión ocurrida dos semanas después, cuando 15 obreros murieron al intentar desguazar los restos del barco.

Las otras víctimas

El impacto de la tragedia se sintió también en otras ciudades, como Gijón, donde la noticia causó gran conmoción. El Comercio, un periódico local, lanzó una colecta para ayudar a las víctimas sobrevivientes, muchas de ellas viudas y huérfanos, que quedaron desamparados tras la tragedia. La solidaridad se manifestó en forma de donaciones y apoyo a las familias afectadas, en un intento por mitigar el inmenso dolor causado por esta calamidad. Hoy, pasado más de un siglo del accidente, la memoria de aquel fatídico día sigue viva en la ciudad, recordada como una de las peores tragedias civiles que ha enfrentado España.