Un análisis de cráneos revela el misterio sobre las cabezas cortadas en España en la Edad de Hierro
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Un análisis de cráneos revela el misterio sobre las cabezas cortadas en España en la Edad de Hierro

Todavía quedan muchas incógnitas por resolver.

Un análisis de cráneos revela el misterio sobre las cabezas cortadas en España en la Edad de Hierro

Todavía quedan muchas incógnitas por resolver.

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Todavía quedan muchas incógnitas por resolver.

Un análisis de cráneos revela el misterio sobre las cabezas cortadas en España en la Edad de Hierro

Todavía quedan muchas incógnitas por resolver.

Un análisis de cráneos revela el misterio sobre las cabezas cortadas en España en la Edad de Hierro

Todavía quedan muchas incógnitas por resolver.

Ruinas del antiguo pueblo celta (castro galaico celta) de Santa Tegra en el Monte de Santa Tecla, La Guarda, Rías Bajas, Pontevedra.Jose M. Alvarez

Durante más de un siglo, arqueólogos han desenterrado cráneos humanos decapitados en yacimientos de la Edad del Hierro en la península ibérica. Estos restos, a menudo perforados y colocados en estructuras, han sido objeto de especulación e interpretaciones variadas. Algunos pensaban que eran trofeos de guerra, otros incluso que formaban parte de un ritual desconocido.

Un estudio reciente, basado en análisis isotópicos y datos arqueológicos, ha revelado que la verdad es más compleja de lo que se pensaba. Los cráneos no solo pertenecen a enemigos derrotados en combate, sino también a figuras honradas dentro de sus propias comunidades. 

El estudio ha dado un paso clave para comprender las sociedades ibéricas y su relación con la violencia, la guerra y la jerarquía social. Lejos de ser simples restos arqueológicos, estos cráneos nos cuentan con más claridad la historia de la península en la antigüedad, y lo que antes era un enigma comienza a revelar sus secretos.

Un descubrimiento clave en la arqueología ibérica

Entre los siglos VI y II aC, la península ibérica experimentó intensos cambios. La llegada de influencias mediterráneas, como la griega y la fenicia, trajo consigo avances en el comercio, pero también un aumento en los conflictos y la consolidación de estructuras de poder cada vez más jerárquicas.

En este contexto, la presencia de cráneos decapitados en asentamientos ibéricos del noreste de España ha sido un misterio. Lugares como Puig Castellar en Barcelona y Ullastret en Girona han albergado estos inquietantes restos, suscitando múltiples hipótesis sobre su significado. Ahora, gracias a un detallado estudio de isótopos de oxígeno y estroncio realizado en siete de estos cráneos, los investigadores han logrado determinar no solo su origen geográfico, sino también su posible función en la sociedad.

Trofeos de guerra y figuras veneradas

En Puig Castellar, tres de los cuatro cráneos analizados pertenecían a personas de feura de la peninsula. Además, su colocación en la entrada del asentamiento sugiere que fueron expuestos como trofeos de guerra. Esta práctica, documentada en otras culturas antiguas, sirve para demostrar poder, infundir miedo en los enemigos y reforzar la autoridad de los líderes locales.

En Ullastret , la situación era diferente. Dos de los tres cráneos estudiados pertenecían a individuos nacidos en el mismo asentamiento y fueron encontrados en viviendas privadas. Esto sugiere que no eran enemigos, sino figuras importantes dentro de la comunidad, posiblemente líderes o guerreros honrados después de su muerte.

Sin embargo, el tercer cráneo de Ullastret pertenecía a un forastero y fue encontrado en una fosa. Este hallazgo recuerda a rituales practicados por los galos en el sur de Francia, donde los cráneos de enemigos eran conservados en cajas o enterrados en depósitos rituales.

Los avances en la investigación

El análisis revela que los cráneos pertenecían a hombres jóvenes, lo que sugiere una elección basada en su papel social o como guerreros. Los cortes para eliminar tejidos y el uso de aceite de cedro para conservar los cráneos indican un tratamiento previo meticuloso. Estos hallazgos apuntan a rituales de decapitación y exhibición con un profundo significado cultural, posiblemente relacionados con la guerra, el estatus social o creencias religiosas. 

Además, el estudio de las marcas en los huesos podría ofrecer más información sobre los rituales asociados a estas decapitaciones. Así los expertos podrían desvelar si estos hombres eran ejecutados en ceremonias públicas o si existen paralelismos con otras culturas europeas.

A pesar del avance en la investigación, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Los análisis isotópicos han permitido reconstruir el origen de algunos individuos, pero el siguiente paso será ampliar la muestra para entender mejor las redes de movilidad y contacto entre diferentes comunidades.

Durante más de un siglo, arqueólogos han desenterrado cráneos humanos decapitados en yacimientos de la Edad del Hierro en la península ibérica. Estos restos, a menudo perforados y colocados en estructuras, han sido objeto de especulación e interpretaciones variadas. Algunos pensaban que eran trofeos de guerra, otros incluso que formaban parte de un ritual desconocido.

Un estudio reciente, basado en análisis isotópicos y datos arqueológicos, ha revelado que la verdad es más compleja de lo que se pensaba. Los cráneos no solo pertenecen a enemigos derrotados en combate, sino también a figuras honradas dentro de sus propias comunidades. 

El estudio ha dado un paso clave para comprender las sociedades ibéricas y su relación con la violencia, la guerra y la jerarquía social. Lejos de ser simples restos arqueológicos, estos cráneos nos cuentan con más claridad la historia de la península en la antigüedad, y lo que antes era un enigma comienza a revelar sus secretos.

Un descubrimiento clave en la arqueología ibérica

Entre los siglos VI y II aC, la península ibérica experimentó intensos cambios. La llegada de influencias mediterráneas, como la griega y la fenicia, trajo consigo avances en el comercio, pero también un aumento en los conflictos y la consolidación de estructuras de poder cada vez más jerárquicas.

En este contexto, la presencia de cráneos decapitados en asentamientos ibéricos del noreste de España ha sido un misterio. Lugares como Puig Castellar en Barcelona y Ullastret en Girona han albergado estos inquietantes restos, suscitando múltiples hipótesis sobre su significado. Ahora, gracias a un detallado estudio de isótopos de oxígeno y estroncio realizado en siete de estos cráneos, los investigadores han logrado determinar no solo su origen geográfico, sino también su posible función en la sociedad.

Trofeos de guerra y figuras veneradas

En Puig Castellar, tres de los cuatro cráneos analizados pertenecían a personas de feura de la peninsula. Además, su colocación en la entrada del asentamiento sugiere que fueron expuestos como trofeos de guerra. Esta práctica, documentada en otras culturas antiguas, sirve para demostrar poder, infundir miedo en los enemigos y reforzar la autoridad de los líderes locales.

En Ullastret , la situación era diferente. Dos de los tres cráneos estudiados pertenecían a individuos nacidos en el mismo asentamiento y fueron encontrados en viviendas privadas. Esto sugiere que no eran enemigos, sino figuras importantes dentro de la comunidad, posiblemente líderes o guerreros honrados después de su muerte.

Sin embargo, el tercer cráneo de Ullastret pertenecía a un forastero y fue encontrado en una fosa. Este hallazgo recuerda a rituales practicados por los galos en el sur de Francia, donde los cráneos de enemigos eran conservados en cajas o enterrados en depósitos rituales.

Los avances en la investigación

El análisis revela que los cráneos pertenecían a hombres jóvenes, lo que sugiere una elección basada en su papel social o como guerreros. Los cortes para eliminar tejidos y el uso de aceite de cedro para conservar los cráneos indican un tratamiento previo meticuloso. Estos hallazgos apuntan a rituales de decapitación y exhibición con un profundo significado cultural, posiblemente relacionados con la guerra, el estatus social o creencias religiosas. 

Además, el estudio de las marcas en los huesos podría ofrecer más información sobre los rituales asociados a estas decapitaciones. Así los expertos podrían desvelar si estos hombres eran ejecutados en ceremonias públicas o si existen paralelismos con otras culturas europeas.

A pesar del avance en la investigación, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Los análisis isotópicos han permitido reconstruir el origen de algunos individuos, pero el siguiente paso será ampliar la muestra para entender mejor las redes de movilidad y contacto entre diferentes comunidades.

Durante más de un siglo, arqueólogos han desenterrado cráneos humanos decapitados en yacimientos de la Edad del Hierro en la península ibérica. Estos restos, a menudo perforados y colocados en estructuras, han sido objeto de especulación e interpretaciones variadas. Algunos pensaban que eran trofeos de guerra, otros incluso que formaban parte de un ritual desconocido.

Un estudio reciente, basado en análisis isotópicos y datos arqueológicos, ha revelado que la verdad es más compleja de lo que se pensaba. Los cráneos no solo pertenecen a enemigos derrotados en combate, sino también a figuras honradas dentro de sus propias comunidades. 

El estudio ha dado un paso clave para comprender las sociedades ibéricas y su relación con la violencia, la guerra y la jerarquía social. Lejos de ser simples restos arqueológicos, estos cráneos nos cuentan con más claridad la historia de la península en la antigüedad, y lo que antes era un enigma comienza a revelar sus secretos.

Un descubrimiento clave en la arqueología ibérica

Entre los siglos VI y II aC, la península ibérica experimentó intensos cambios. La llegada de influencias mediterráneas, como la griega y la fenicia, trajo consigo avances en el comercio, pero también un aumento en los conflictos y la consolidación de estructuras de poder cada vez más jerárquicas.

En este contexto, la presencia de cráneos decapitados en asentamientos ibéricos del noreste de España ha sido un misterio. Lugares como Puig Castellar en Barcelona y Ullastret en Girona han albergado estos inquietantes restos, suscitando múltiples hipótesis sobre su significado. Ahora, gracias a un detallado estudio de isótopos de oxígeno y estroncio realizado en siete de estos cráneos, los investigadores han logrado determinar no solo su origen geográfico, sino también su posible función en la sociedad.

Trofeos de guerra y figuras veneradas

En Puig Castellar, tres de los cuatro cráneos analizados pertenecían a personas de feura de la peninsula. Además, su colocación en la entrada del asentamiento sugiere que fueron expuestos como trofeos de guerra. Esta práctica, documentada en otras culturas antiguas, sirve para demostrar poder, infundir miedo en los enemigos y reforzar la autoridad de los líderes locales.

En Ullastret , la situación era diferente. Dos de los tres cráneos estudiados pertenecían a individuos nacidos en el mismo asentamiento y fueron encontrados en viviendas privadas. Esto sugiere que no eran enemigos, sino figuras importantes dentro de la comunidad, posiblemente líderes o guerreros honrados después de su muerte.

Sin embargo, el tercer cráneo de Ullastret pertenecía a un forastero y fue encontrado en una fosa. Este hallazgo recuerda a rituales practicados por los galos en el sur de Francia, donde los cráneos de enemigos eran conservados en cajas o enterrados en depósitos rituales.

Los avances en la investigación

El análisis revela que los cráneos pertenecían a hombres jóvenes, lo que sugiere una elección basada en su papel social o como guerreros. Los cortes para eliminar tejidos y el uso de aceite de cedro para conservar los cráneos indican un tratamiento previo meticuloso. Estos hallazgos apuntan a rituales de decapitación y exhibición con un profundo significado cultural, posiblemente relacionados con la guerra, el estatus social o creencias religiosas. 

Además, el estudio de las marcas en los huesos podría ofrecer más información sobre los rituales asociados a estas decapitaciones. Así los expertos podrían desvelar si estos hombres eran ejecutados en ceremonias públicas o si existen paralelismos con otras culturas europeas.

A pesar del avance en la investigación, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Los análisis isotópicos han permitido reconstruir el origen de algunos individuos, pero el siguiente paso será ampliar la muestra para entender mejor las redes de movilidad y contacto entre diferentes comunidades.

Durante más de un siglo, arqueólogos han desenterrado cráneos humanos decapitados en yacimientos de la Edad del Hierro en la península ibérica. Estos restos, a menudo perforados y colocados en estructuras, han sido objeto de especulación e interpretaciones variadas. Algunos pensaban que eran trofeos de guerra, otros incluso que formaban parte de un ritual desconocido.

Un estudio reciente, basado en análisis isotópicos y datos arqueológicos, ha revelado que la verdad es más compleja de lo que se pensaba. Los cráneos no solo pertenecen a enemigos derrotados en combate, sino también a figuras honradas dentro de sus propias comunidades. 

El estudio ha dado un paso clave para comprender las sociedades ibéricas y su relación con la violencia, la guerra y la jerarquía social. Lejos de ser simples restos arqueológicos, estos cráneos nos cuentan con más claridad la historia de la península en la antigüedad, y lo que antes era un enigma comienza a revelar sus secretos.

Un descubrimiento clave en la arqueología ibérica

Entre los siglos VI y II aC, la península ibérica experimentó intensos cambios. La llegada de influencias mediterráneas, como la griega y la fenicia, trajo consigo avances en el comercio, pero también un aumento en los conflictos y la consolidación de estructuras de poder cada vez más jerárquicas.

En este contexto, la presencia de cráneos decapitados en asentamientos ibéricos del noreste de España ha sido un misterio. Lugares como Puig Castellar en Barcelona y Ullastret en Girona han albergado estos inquietantes restos, suscitando múltiples hipótesis sobre su significado. Ahora, gracias a un detallado estudio de isótopos de oxígeno y estroncio realizado en siete de estos cráneos, los investigadores han logrado determinar no solo su origen geográfico, sino también su posible función en la sociedad.

Trofeos de guerra y figuras veneradas

En Puig Castellar, tres de los cuatro cráneos analizados pertenecían a personas de feura de la peninsula. Además, su colocación en la entrada del asentamiento sugiere que fueron expuestos como trofeos de guerra. Esta práctica, documentada en otras culturas antiguas, sirve para demostrar poder, infundir miedo en los enemigos y reforzar la autoridad de los líderes locales.

En Ullastret , la situación era diferente. Dos de los tres cráneos estudiados pertenecían a individuos nacidos en el mismo asentamiento y fueron encontrados en viviendas privadas. Esto sugiere que no eran enemigos, sino figuras importantes dentro de la comunidad, posiblemente líderes o guerreros honrados después de su muerte.

Sin embargo, el tercer cráneo de Ullastret pertenecía a un forastero y fue encontrado en una fosa. Este hallazgo recuerda a rituales practicados por los galos en el sur de Francia, donde los cráneos de enemigos eran conservados en cajas o enterrados en depósitos rituales.

Los avances en la investigación

El análisis revela que los cráneos pertenecían a hombres jóvenes, lo que sugiere una elección basada en su papel social o como guerreros. Los cortes para eliminar tejidos y el uso de aceite de cedro para conservar los cráneos indican un tratamiento previo meticuloso. Estos hallazgos apuntan a rituales de decapitación y exhibición con un profundo significado cultural, posiblemente relacionados con la guerra, el estatus social o creencias religiosas. 

Además, el estudio de las marcas en los huesos podría ofrecer más información sobre los rituales asociados a estas decapitaciones. Así los expertos podrían desvelar si estos hombres eran ejecutados en ceremonias públicas o si existen paralelismos con otras culturas europeas.

A pesar del avance en la investigación, todavía quedan muchas incógnitas por resolver. Los análisis isotópicos han permitido reconstruir el origen de algunos individuos, pero el siguiente paso será ampliar la muestra para entender mejor las redes de movilidad y contacto entre diferentes comunidades.

Durante más de un siglo, arqueólogos han desenterrado cráneos humanos decapitados en yacimientos de la Edad del Hierro en la península ibérica. Estos restos, a menudo perforados y colocados en estructuras, han sido objeto de especulación e interpretaciones variadas. Algunos pensaban que eran trofeos de guerra, otros incluso que formaban parte de un ritual desconocido.

Un estudio reciente, basado en análisis isotópicos y datos arqueológicos, ha revelado que la verdad es más compleja de lo que se pensaba. Los cráneos no solo pertenecen a enemigos derrotados en combate, sino también a figuras honradas dentro de sus propias comunidades. 

El estudio ha dado un paso clave para comprender las sociedades ibéricas y su relación con la violencia, la guerra y la jerarquía social. Lejos de ser simples restos arqueológicos, estos cráneos nos cuentan con más claridad la historia de la península en la antigüedad, y lo que antes era un enigma comienza a revelar sus secretos.

Un descubrimiento clave en la arqueología ibérica

Entre los siglos VI y II aC, la península ibérica experimentó intensos cambios. La llegada de influencias mediterráneas, como la griega y la fenicia, trajo consigo avances en el comercio, pero también un aumento en los conflictos y la consolidación de estructuras de poder cada vez más jerárquicas.

En este contexto, la presencia de cráneos decapitados en asentamientos ibéricos del noreste de España ha sido un misterio. Lugares como Puig Castellar en Barcelona y Ullastret en Girona han albergado estos inquietantes restos, suscitando múltiples hipótesis sobre su significado. Ahora, gracias a un detallado estudio de isótopos de oxígeno y estroncio realizado en siete de estos cráneos, los investigadores han logrado determinar no solo su origen geográfico, sino también su posible función en la sociedad.

Trofeos de guerra y figuras veneradas

En Puig Castellar, tres de los cuatro cráneos analizados pertenecían a personas de feura de la peninsula. Además, su colocación en la entrada del asentamiento sugiere que fueron expuestos como trofeos de guerra. Esta práctica, documentada en otras culturas antiguas, sirve para demostrar poder, infundir miedo en los enemigos y reforzar la autoridad de los líderes locales.

En Ullastret , la situación era diferente. Dos de los tres cráneos estudiados pertenecían a individuos nacidos en el mismo asentamiento y fueron encontrados en viviendas privadas. Esto sugiere que no eran enemigos, sino figuras importantes dentro de la comunidad, posiblemente líderes o guerreros honrados después de su muerte.

Sin embargo, el tercer cráneo de Ullastret pertenecía a un forastero y fue encontrado en una fosa. Este hallazgo recuerda a rituales practicados por los galos en el sur de Francia, donde los cráneos de enemigos eran conservados en cajas o enterrados en depósitos rituales.

Los avances en la investigación

El análisis revela que los cráneos pertenecían a hombres jóvenes, lo que sugiere una elección basada en su papel social o como guerreros. Los cortes para eliminar tejidos y el uso de aceite de cedro para conservar los cráneos indican un tratamiento previo meticuloso. Estos hallazgos apuntan a rituales de decapitación y exhibición con un profundo significado cultural, posiblemente relacionados con la guerra, el estatus social o creencias religiosas. 

Además, el estudio de las marcas en los huesos podría ofrecer más información sobre los rituales asociados a estas decapitaciones. Así los expertos podrían desvelar si estos hombres eran ejecutados en ceremonias públicas o si existen paralelismos con otras culturas europeas.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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