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Un misterioso castillo de Barcelona tiene una gran relación con la sal

Un misterioso castillo de Barcelona tiene una gran relación con la sal

Es uno de los castillos medievales más imponentes de Cataluña.

Sal natural, orgánica, marina, blanca.Getty Images

En mitad del fértil territorio del Bages, a menos de 100 km de Barcelona, se alza uno de los castillos medievales más imponentes de Cataluña. Se trata del Castell de Cardona, popularmente conocido como “el castillo de la sal”. Su existencia y esplendor durante siglos se deben directamente a la sal que lo rodea.

Desde la Edad Media, Cardona vivió gracias a la riqueza de su Muntanya de la Sal, una colosal mina de sal potásica que la corona encumbró y defendió con uñas y dientes. El castillo fue construido precisamente para proteger este recurso vital, que nutría las arcas locales y dotaba de poder eclesiástico y militar a la región.

La producción de sal, que incluso en ocasiones era calificada como "el oro blanco", creaba riqueza, atracción comercial y desarrollo cultural, dando lugar a un complejo sistema económico en torno al mineral.

El epicentro de la cultura salina

La imponente fortaleza fue construida en el siglo X y con el paso del timpo fue reforzada según la época como la románica, gótica, incluso durante la Guerra de Sucesión y enfrentamientos napoleónicos. Además, su función era la defensa del comercio y la seguridad del flujo de sal hacia mercados mediterráneos y europeos.

Lejos de quedar olvidado, el castillo se convierte cada año en protagonista de la Festa de la Sal, un acontecimiento que celebra durante un fin de semana el patrimonio industrial, cultural y gastronómico del mineral. Se organizan eventos en los patios de armas, rutas por las minas, mercados artesanos y conciertos medievales.

La fiesta destaca por su enfoque en cuatro pilares: patrimonio, gastronomía, artesanía y cultura, destacando desde una sal única hasta experiencias musicales y teatrales dentro de la fortaleza.

El Castillo de Cardona protegió un recurso esencial durante siglos y hoy sirve de atracción para el turismo cultural e industrial. A menos de dos horas de Barcelona, es un destino multiescénico: medieval, natural y culinario.