Las 'silent readings parties' o por qué quedar para leer en silencio busca desbancar a los clubs de lectura
En Barcelona han tenido lugar los primeros encuentros de la mano de 'BCN Chat'n'Chapters'.

Nada de discotecas, bares y sitios ruidosos, las experiencias silenciosas van ganando terreno en un mundo cada vez más saturado de sonidos y estímulos constantes. Primero fueron los conciertos o fiestas silenciosas en los que la música sonaba a través de unos auriculares inalámbricos que se les entregaban a cada uno de los asistentes, ahora han llegado las silent reading parties.
No exentas de polémicas —y no, no por María Pombo y sus palabras sobre la lectura—, sino por parte de aquellos que creen que no es nada nuevo, estas quedadas para leer han llegado a España con sus primeros encuentros en Barcelona. El objetivo no es otro que reunirse en un parque leyendo cada uno un libro durante una hora en una lectura silenciosa como su nombre indica y que sirve para conocer gente y, una vez acabado, compartir la lectura con el resto del grupo durante unos minutos.
Esta tendencia, aunque haya generado sorpresa en España, no es algo nuevo y lleva desde 2023 en Estados Unidos bajo iniciativas como el Reading Rythms, que llena locales de ciudades de Nueva York o Los Angeles de empedernidos lectores que se unen en silencio bajo el sencillo hobbie de leer. A ellas se puede asistir solo, con amigos o con familiares, eso sí, siempre con un libro bajo el brazo.
De hecho, Francesca Catalogne, la impulsora de esta iniciativa en Barcelona a través del chat BCN Chat'n'Chapters, cuenta a El HuffPost que decidió impulsar el proyecto en la ciudad condal tras leer un artículo en The New York Times.
"Quise traer a algo similar a Barcelona, entonces busqué en Meetup, una web donde hay muchos meetings y encuentros, y como no encontré nada, decidí crearlo yo misma", detalla.
Catalonge "quería ofrecer un espacio donde la gente pudiera leer al aire libre, pero también disfrutar la naturaleza y conectarse con otros amantes de los libros". De ahí que, mientras el tiempo respete, los encuentros se están dando cada dos domingos en el Parc de Estació de Nord, cerca de la Ciutadella, de 17h a 19h.
Aunque a muchos les parezca que esta actividad no aporta nada nuevo frente a leer en casa, irse al parque e incluso a la biblioteca —cuya desaparición o reducción también ha sido criticada— para Catalonge el hacerlo de forma compartida y en un parque "crea un ambiente compartido y calma, concentración, que no se puede practicar tampoco en casa o en la biblioteca donde tampoco se puede hablar". Además, recuerda que no nació con vocación ni de sustituir a las bibliotecas ni a los clubs de lectura, ya que hay unas diferencias reseñables con ambos.
Según los datos del Barómetro de Lectura de 2024, la falta de tiempo (46,8% de la población) es el principal motivo por el que el 34% de la población española no lea en el tiempo libre, por lo que una iniciativa planteada como una actividad grupal abierta a todo el mundo, gratuita, a la que dedicar una hora cada semana o cada dos semanas puede ser la excusa perfecta para retomar o comenzar este hábito.
Catalonge recuerda que el público "es muy diverso": "Diría que la media edad está entre los 20 y los 30 años, pero hay personas también más mayores. Hay locales, expatriados y personas de diferentes nacionalidades". Se trata de una iniciativa que tampoco ha contado con el apoyo de ninguna biblioteca o librería, aunque sí que hicieron un encuentro de la mano de la librería especializada en literatura inglesa Backstory Bookshop.
En Madrid, esta iniciativa existe bajo el nombre de Reading Party y se celebra cada ciertos meses en lugares como el Hotel Only You de Madrid con una temática concreta y donde el coste de la entrada, de unos 20 euros, incluye además dos consumiciones y un regalo a los asistentes.
Una nueva tendencia frente a los clubs de lectura cada vez más llenos de celebrities
La principal diferencia que apunta Catalonge frente a los bookclubs es que aquí la gente disfruta de la lectura durante ese tiempo a su ritmo y no es necesario llegar a la quedada con el libro leído, como ocurre con los clubs de lectura. Asimismo, la elección es totalmente libre y diversa, lo que sirve para conocer nuevas lecturas.
Con respecto a las bibliotecas, Catalonge recuerda que aquí sí se puede hablar y que la última hora del encuentro se dedica a una breve charla (en español, catalán o inglés) en la que "el libro se convierte en un rompehielos para conversar". "No es solo silencio como en la biblioteca, ni tienes un libro concreto del que hablar como en un club de lectura", explica.
Tal y como recuerda a Glamour la periodista Silvia Nortes, de la consultora Lavidita responsable de estas Reading Parties en Madrid, estas quedadas sirvan como base "tomar un ocio solitario y convertirlo en uno compartido, sin renunciar a tu propio libro".
Con esta tendencia desde lo anónimo y lo comunitario se rompe con los clubs de lecturas, tan populares en bibliotecas, librerías y todo tipo de recintos en España, que solo en comunidades autónomas como Castilla-La Mancha superan los 1.000.
Además, este tipo de eventos que están muy ligados a los encuentros virtuales de la pandemia han sido recientemente copados por celebridades como Dua Lipa y su bookclub Service 95 o el club de lectura en formato podcast lanzado por Javier Ambrossi, que se suman a otros tantos como los que lanzaron Emma Roberts, Dakota Johnson, Emma Watson o la pionera en esto, Oprah Winfrey en 1996.
Sin embargo, más allá de una labor de dar una imagen pública culta y darse a conocer un poco más a nivel personal, a los lectores solo se les ofrece una recomendación de un artista o personaje reconocido —que puede llevar a que se viralicen publicaciones como sucedió con Lipa y La casa de los lamentos, de Helen Garner, editada en España por Libros del K.O— y una breve charla o reflexión sobre el mismo, que en muchas ocasiones incluye una entrevista con el autor.
