Una madre de 18 hijos compra al mes miles de galletas, 240 litros de leche y más de 300 barras de pan
La mujer relata que para que no cunda el caos, lo vital en estos casos es organizarse bien y no ser demasiado exigentes con algunas cosas rutinarias.

Tener una familia numerosa implica una importante inversión en diferentes áreas, incluida la comida y el entretenimiento. Ése ha sido el caso de la familia Pich-Postigo que optaban por hacer la compra online, la cual les suponía un gasto total de 600 € mensuales en comida, incluyendo siete docenas de huevos, 1.300 galletas, 240 litros de leche y productos de marca blanca.
Además, gastaban unas 12 barras de pan al día y compraban la fruta en una tienda de barrio, siempre que fuera de temporada y costara menos de un euro. La compra de alimentos de esta familia numerosa no incluía refrescos ni chucherías, estos solo los consumían en los cumpleaños de sus amigos, según cuenta El Mueble.
Rosa Pich-Aguilera y José María Postigo tenían 16 y 14 hermanos respectivamente. Siempre tuvieron el objetivo de formar su propia familia numerosa, que siguiera el relevo generacional de la de ambos, un sueño que consiguieron alcanzar a pesar de las dificultades que podría implicar la gestión de una familia tan grande.
Los Pich-Postigo, desde temprana edad, tenían el sueño de formar una gran familia y consiguieron lograrlo con un total de 18 hijos. En un reportaje que publicó El Mundo, la familia contó cómo era su vida siendo una familia tan numerosa y detallaron algunas dificultades por las que han atravesado, como la pérdida de tres de sus hijos por motivos de salud, una etapa muy difícil en la que recibieron la recomendación médica de no tener más hijos, ya que nacerían con patologías congénitas. A pesar de ello, formaron una familia de 15 hijos en un hogar en el que cada miembro trabajaba por mantener el orden. Si te interesa descubrir cómo lo consiguieron, continúa leyendo.
La madre es actualmente viuda y ha comentado que, para que no cunda el caos, lo vital es no ser demasiado exigentes ni "tiquismiquis" con algunas cosas rutinarias, no enfadarse si sus hijos no se quieren lavar los dientes un día y dejar que se peleen mientras no llegue a un problema mayor. Además, explicó que para lograr una buena convivencia, es esencial sacar tiempo en familia de forma diaria.
Ella relata, además, que la hora de la cena era el momento en el que se reunía toda la familia, en la mesa contaban sus preocupaciones y, entre todos, intentaban solucionarlas, dándole a cada uno su momento de protagonismo e intentando que todos colaboraran de forma activa en la conversación.
