La historia detrás del bálsamo labial que comparten abuelas, hijas y nietas y que cuesta menos de 3 euros
Nació para hidratar los labios de los trabajadores del campo, pero ha ampliado sus usos cosméticos hasta convertirse en un imprescindible del neceser.

El final del verano y los primeros días de frío también suponen un cambio en nuestro neceser de belleza. Nuestra piel tiene otras necesidades y nuestros labios también. Si la exposición al sol condiciona los cuidados durante el verano, el frío y la humedad lo hacen en el invierno. Mantenerlos hidratados y protegidos es esencial para evitar la sequedad y las grietas típicas de esta época y la recomendación es clara: recurrir a un bálsamo labial varias veces al día.
La oferta de cacaos y cremas para los labios en farmacias, supermercados y tiendas de cosmética es de lo más variada y extensa, pero hay un bálsamo labial que se ha convertido en referente de varias generaciones: el icónico Dermo Suavina, un cosmético que cuenta con más de un siglo de vida y que es un fijo en el bolso de abuelas, madres y nietas. ¿A que te suena este envase?

El producto superventas de los Laboratorios Calduch, que se puede comprar por menos de 3 euros, nació en 1880, cuando Vicente Calduch Solsona abrió su farmacia en Villarreal (Castellón) y dio con la fórmula para acabar con la sequedad en los labios y la nariz de los recolectores de la fruta que les impedía en muchos casos sonreír, comer, beber o besar. El bálsamo se popularizó en la comarca como Ungüent de Vila-real hasta que en 1916 pasó a llamarse Dermo-Suavina.
Aunque su misión principal sigue siendo hidratar los labios, este 'ungüento' de fórmula secreta ha ido ampliando sus usos, especialmente los cosméticos. Las abuelas lo empezaron a utilizar para dar brillo a labios e incluso a mejillas; las madres para hidratar cutículas y suavizar talones ásperos; y las nietas para elevar la mirada consiguiendo con él unas cejas definidas.
