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Los neurocientíficos destapan lo que le pasa a tu cerebro cuando te quedas en blanco: no es una distracción

Los neurocientíficos destapan lo que le pasa a tu cerebro cuando te quedas en blanco: no es una distracción

Es como un reinicio del sistema operativo.

Los neurocientíficos destapan lo que le pasa a tu cerebro cuando te quedas en blanco: no es una distracción

Es como un reinicio del sistema operativo.

Los neurocientíficos destapan lo que le pasa a tu cerebro cuando te quedas en blanco: no es una distracción

Es como un reinicio del sistema operativo.

Los neurocientíficos destapan lo que le pasa a tu cerebro cuando te quedas en blanco: no es una distracción

Es como un reinicio del sistema operativo.

Los neurocientíficos destapan lo que le pasa a tu cerebro cuando te quedas en blanco: no es una distracción

Es como un reinicio del sistema operativo.

Imágenes del cerebroGetty Images/Image Source

A todos alguna vez nos ha pasado que nos hemos quedado en blanco justo cuando íbamos a decir algo importante. En medio de una exposición, durante un examen o incluso al intentar recordar una palabra sencilla, la mente simplemente se apaga sin aparente razón. 

Sin embargo, un grupo internacional de neurocientíficos afirma que, tras haber realizado una investigación, este fenómeno no es una distracción ni un despiste. Es un estado mental real, con sus propias bases cerebrales, y que podría enseñarnos mucho sobre cómo funciona la conciencia.

Este estudio fue publicado en Trends in Cognitive Sciences, bajo el título de “Where is my mind? A neurocognitive investigation of mind blanking”, que significa ¿Dónde está mi mente? Una investigación neurocognitiva sobre la mente en blanco. En él, investigadores como Thomas Andrillon y Athena Demertzi proponen que es una especie de apagón momentáneo del sistema operativo del cerebro.

Una experiencia común y genuina

Lejos de ser anecdótico, el “quedarse en blanco” –lo que en ciencia se denomina mind blanking (MB)– ocurre con frecuencia. Según los datos del estudio, las personas experimentan este estado entre el 5% y el 20% del tiempo, dependiendo del contexto. Para entrar en este estado no se trata de estar distraído o desmotivado, sino de un cambio en el nivel de activación del cerebro conocido como arousal. 

En niveles medios de alerta, especialmente tras el cansancio o el esfuerzo físico, el cerebro puede entrar en un modo de “reposo funcional”. Mediante registros de actividad cerebral (EEG), los científicos observaron ondas lentas parecidas a las del sueño en zonas posteriores del cerebro, acompañadas de una disminución en el ritmo cardíaco y el tamaño de las pupilas. Es lo que llaman “sueño local”, que consiste en que partes del cerebro se duermen mientras otras siguen operando. El resultado es una conciencia sin contenido, es decir, estás presente, pero no hay nada en tu mente.

La memoria, el lenguaje y la atención

El estudio también apunta a que quedarse en blanco puede reflejar fallos momentáneos en sistemas clave como la memoria o la atención. A veces, el contenido mental existe pero no podemos acceder a él. Otras veces, simplemente no hay contenido alguno. Pero la conciencia no desaparece, en otras palabras, sigue ahí, como un espacio vacío esperando a llenarse.

Este hallazgo desafía la idea tradicional de que estar consciente implica necesariamente pensar algo. Según los autores, se puede estar consciente de la nada. Es un tipo de conciencia fenomenológica en estado puro, sin pensamientos, imágenes ni palabras.

¿Meditación espontánea o bloqueo mental?

Aunque pueda recordar a ciertos estados meditativos, los científicos aclaran que el MB espontáneo y la meditación consciente son muy distintos. En la meditación se busca reducir voluntariamente el contenido mental, con una intención clara. En cambio, en el MB la vigilancia se desvanece y no hay control consciente. También se diferencia de los llamados sueños blancos, en los que se siente haber soñado sin recordar qué.

Además, este fenómeno aparece en condiciones clínicas como el TDAH, la ansiedad o ciertos síndromes neurológicos, lo que sugiere que comprenderlo mejor podría tener aplicaciones terapéuticas.

A todos alguna vez nos ha pasado que nos hemos quedado en blanco justo cuando íbamos a decir algo importante. En medio de una exposición, durante un examen o incluso al intentar recordar una palabra sencilla, la mente simplemente se apaga sin aparente razón. 

Sin embargo, un grupo internacional de neurocientíficos afirma que, tras haber realizado una investigación, este fenómeno no es una distracción ni un despiste. Es un estado mental real, con sus propias bases cerebrales, y que podría enseñarnos mucho sobre cómo funciona la conciencia.

Este estudio fue publicado en Trends in Cognitive Sciences, bajo el título de “Where is my mind? A neurocognitive investigation of mind blanking”, que significa ¿Dónde está mi mente? Una investigación neurocognitiva sobre la mente en blanco. En él, investigadores como Thomas Andrillon y Athena Demertzi proponen que es una especie de apagón momentáneo del sistema operativo del cerebro.

Una experiencia común y genuina

Lejos de ser anecdótico, el “quedarse en blanco” –lo que en ciencia se denomina mind blanking (MB)– ocurre con frecuencia. Según los datos del estudio, las personas experimentan este estado entre el 5% y el 20% del tiempo, dependiendo del contexto. Para entrar en este estado no se trata de estar distraído o desmotivado, sino de un cambio en el nivel de activación del cerebro conocido como arousal. 

En niveles medios de alerta, especialmente tras el cansancio o el esfuerzo físico, el cerebro puede entrar en un modo de “reposo funcional”. Mediante registros de actividad cerebral (EEG), los científicos observaron ondas lentas parecidas a las del sueño en zonas posteriores del cerebro, acompañadas de una disminución en el ritmo cardíaco y el tamaño de las pupilas. Es lo que llaman “sueño local”, que consiste en que partes del cerebro se duermen mientras otras siguen operando. El resultado es una conciencia sin contenido, es decir, estás presente, pero no hay nada en tu mente.

La memoria, el lenguaje y la atención

El estudio también apunta a que quedarse en blanco puede reflejar fallos momentáneos en sistemas clave como la memoria o la atención. A veces, el contenido mental existe pero no podemos acceder a él. Otras veces, simplemente no hay contenido alguno. Pero la conciencia no desaparece, en otras palabras, sigue ahí, como un espacio vacío esperando a llenarse.

Este hallazgo desafía la idea tradicional de que estar consciente implica necesariamente pensar algo. Según los autores, se puede estar consciente de la nada. Es un tipo de conciencia fenomenológica en estado puro, sin pensamientos, imágenes ni palabras.

¿Meditación espontánea o bloqueo mental?

Aunque pueda recordar a ciertos estados meditativos, los científicos aclaran que el MB espontáneo y la meditación consciente son muy distintos. En la meditación se busca reducir voluntariamente el contenido mental, con una intención clara. En cambio, en el MB la vigilancia se desvanece y no hay control consciente. También se diferencia de los llamados sueños blancos, en los que se siente haber soñado sin recordar qué.

Además, este fenómeno aparece en condiciones clínicas como el TDAH, la ansiedad o ciertos síndromes neurológicos, lo que sugiere que comprenderlo mejor podría tener aplicaciones terapéuticas.

A todos alguna vez nos ha pasado que nos hemos quedado en blanco justo cuando íbamos a decir algo importante. En medio de una exposición, durante un examen o incluso al intentar recordar una palabra sencilla, la mente simplemente se apaga sin aparente razón. 

Sin embargo, un grupo internacional de neurocientíficos afirma que, tras haber realizado una investigación, este fenómeno no es una distracción ni un despiste. Es un estado mental real, con sus propias bases cerebrales, y que podría enseñarnos mucho sobre cómo funciona la conciencia.

Este estudio fue publicado en Trends in Cognitive Sciences, bajo el título de “Where is my mind? A neurocognitive investigation of mind blanking”, que significa ¿Dónde está mi mente? Una investigación neurocognitiva sobre la mente en blanco. En él, investigadores como Thomas Andrillon y Athena Demertzi proponen que es una especie de apagón momentáneo del sistema operativo del cerebro.

Una experiencia común y genuina

Lejos de ser anecdótico, el “quedarse en blanco” –lo que en ciencia se denomina mind blanking (MB)– ocurre con frecuencia. Según los datos del estudio, las personas experimentan este estado entre el 5% y el 20% del tiempo, dependiendo del contexto. Para entrar en este estado no se trata de estar distraído o desmotivado, sino de un cambio en el nivel de activación del cerebro conocido como arousal. 

En niveles medios de alerta, especialmente tras el cansancio o el esfuerzo físico, el cerebro puede entrar en un modo de “reposo funcional”. Mediante registros de actividad cerebral (EEG), los científicos observaron ondas lentas parecidas a las del sueño en zonas posteriores del cerebro, acompañadas de una disminución en el ritmo cardíaco y el tamaño de las pupilas. Es lo que llaman “sueño local”, que consiste en que partes del cerebro se duermen mientras otras siguen operando. El resultado es una conciencia sin contenido, es decir, estás presente, pero no hay nada en tu mente.

La memoria, el lenguaje y la atención

El estudio también apunta a que quedarse en blanco puede reflejar fallos momentáneos en sistemas clave como la memoria o la atención. A veces, el contenido mental existe pero no podemos acceder a él. Otras veces, simplemente no hay contenido alguno. Pero la conciencia no desaparece, en otras palabras, sigue ahí, como un espacio vacío esperando a llenarse.

Este hallazgo desafía la idea tradicional de que estar consciente implica necesariamente pensar algo. Según los autores, se puede estar consciente de la nada. Es un tipo de conciencia fenomenológica en estado puro, sin pensamientos, imágenes ni palabras.

¿Meditación espontánea o bloqueo mental?

Aunque pueda recordar a ciertos estados meditativos, los científicos aclaran que el MB espontáneo y la meditación consciente son muy distintos. En la meditación se busca reducir voluntariamente el contenido mental, con una intención clara. En cambio, en el MB la vigilancia se desvanece y no hay control consciente. También se diferencia de los llamados sueños blancos, en los que se siente haber soñado sin recordar qué.

Además, este fenómeno aparece en condiciones clínicas como el TDAH, la ansiedad o ciertos síndromes neurológicos, lo que sugiere que comprenderlo mejor podría tener aplicaciones terapéuticas.

A todos alguna vez nos ha pasado que nos hemos quedado en blanco justo cuando íbamos a decir algo importante. En medio de una exposición, durante un examen o incluso al intentar recordar una palabra sencilla, la mente simplemente se apaga sin aparente razón. 

Sin embargo, un grupo internacional de neurocientíficos afirma que, tras haber realizado una investigación, este fenómeno no es una distracción ni un despiste. Es un estado mental real, con sus propias bases cerebrales, y que podría enseñarnos mucho sobre cómo funciona la conciencia.

Este estudio fue publicado en Trends in Cognitive Sciences, bajo el título de “Where is my mind? A neurocognitive investigation of mind blanking”, que significa ¿Dónde está mi mente? Una investigación neurocognitiva sobre la mente en blanco. En él, investigadores como Thomas Andrillon y Athena Demertzi proponen que es una especie de apagón momentáneo del sistema operativo del cerebro.

Una experiencia común y genuina

Lejos de ser anecdótico, el “quedarse en blanco” –lo que en ciencia se denomina mind blanking (MB)– ocurre con frecuencia. Según los datos del estudio, las personas experimentan este estado entre el 5% y el 20% del tiempo, dependiendo del contexto. Para entrar en este estado no se trata de estar distraído o desmotivado, sino de un cambio en el nivel de activación del cerebro conocido como arousal. 

En niveles medios de alerta, especialmente tras el cansancio o el esfuerzo físico, el cerebro puede entrar en un modo de “reposo funcional”. Mediante registros de actividad cerebral (EEG), los científicos observaron ondas lentas parecidas a las del sueño en zonas posteriores del cerebro, acompañadas de una disminución en el ritmo cardíaco y el tamaño de las pupilas. Es lo que llaman “sueño local”, que consiste en que partes del cerebro se duermen mientras otras siguen operando. El resultado es una conciencia sin contenido, es decir, estás presente, pero no hay nada en tu mente.

La memoria, el lenguaje y la atención

El estudio también apunta a que quedarse en blanco puede reflejar fallos momentáneos en sistemas clave como la memoria o la atención. A veces, el contenido mental existe pero no podemos acceder a él. Otras veces, simplemente no hay contenido alguno. Pero la conciencia no desaparece, en otras palabras, sigue ahí, como un espacio vacío esperando a llenarse.

Este hallazgo desafía la idea tradicional de que estar consciente implica necesariamente pensar algo. Según los autores, se puede estar consciente de la nada. Es un tipo de conciencia fenomenológica en estado puro, sin pensamientos, imágenes ni palabras.

¿Meditación espontánea o bloqueo mental?

Aunque pueda recordar a ciertos estados meditativos, los científicos aclaran que el MB espontáneo y la meditación consciente son muy distintos. En la meditación se busca reducir voluntariamente el contenido mental, con una intención clara. En cambio, en el MB la vigilancia se desvanece y no hay control consciente. También se diferencia de los llamados sueños blancos, en los que se siente haber soñado sin recordar qué.

Además, este fenómeno aparece en condiciones clínicas como el TDAH, la ansiedad o ciertos síndromes neurológicos, lo que sugiere que comprenderlo mejor podría tener aplicaciones terapéuticas.

A todos alguna vez nos ha pasado que nos hemos quedado en blanco justo cuando íbamos a decir algo importante. En medio de una exposición, durante un examen o incluso al intentar recordar una palabra sencilla, la mente simplemente se apaga sin aparente razón. 

Sin embargo, un grupo internacional de neurocientíficos afirma que, tras haber realizado una investigación, este fenómeno no es una distracción ni un despiste. Es un estado mental real, con sus propias bases cerebrales, y que podría enseñarnos mucho sobre cómo funciona la conciencia.

Este estudio fue publicado en Trends in Cognitive Sciences, bajo el título de “Where is my mind? A neurocognitive investigation of mind blanking”, que significa ¿Dónde está mi mente? Una investigación neurocognitiva sobre la mente en blanco. En él, investigadores como Thomas Andrillon y Athena Demertzi proponen que es una especie de apagón momentáneo del sistema operativo del cerebro.

Una experiencia común y genuina

Lejos de ser anecdótico, el “quedarse en blanco” –lo que en ciencia se denomina mind blanking (MB)– ocurre con frecuencia. Según los datos del estudio, las personas experimentan este estado entre el 5% y el 20% del tiempo, dependiendo del contexto. Para entrar en este estado no se trata de estar distraído o desmotivado, sino de un cambio en el nivel de activación del cerebro conocido como arousal. 

En niveles medios de alerta, especialmente tras el cansancio o el esfuerzo físico, el cerebro puede entrar en un modo de “reposo funcional”. Mediante registros de actividad cerebral (EEG), los científicos observaron ondas lentas parecidas a las del sueño en zonas posteriores del cerebro, acompañadas de una disminución en el ritmo cardíaco y el tamaño de las pupilas. Es lo que llaman “sueño local”, que consiste en que partes del cerebro se duermen mientras otras siguen operando. El resultado es una conciencia sin contenido, es decir, estás presente, pero no hay nada en tu mente.

La memoria, el lenguaje y la atención

El estudio también apunta a que quedarse en blanco puede reflejar fallos momentáneos en sistemas clave como la memoria o la atención. A veces, el contenido mental existe pero no podemos acceder a él. Otras veces, simplemente no hay contenido alguno. Pero la conciencia no desaparece, en otras palabras, sigue ahí, como un espacio vacío esperando a llenarse.

Este hallazgo desafía la idea tradicional de que estar consciente implica necesariamente pensar algo. Según los autores, se puede estar consciente de la nada. Es un tipo de conciencia fenomenológica en estado puro, sin pensamientos, imágenes ni palabras.

¿Meditación espontánea o bloqueo mental?

Aunque pueda recordar a ciertos estados meditativos, los científicos aclaran que el MB espontáneo y la meditación consciente son muy distintos. En la meditación se busca reducir voluntariamente el contenido mental, con una intención clara. En cambio, en el MB la vigilancia se desvanece y no hay control consciente. También se diferencia de los llamados sueños blancos, en los que se siente haber soñado sin recordar qué.

Además, este fenómeno aparece en condiciones clínicas como el TDAH, la ansiedad o ciertos síndromes neurológicos, lo que sugiere que comprenderlo mejor podría tener aplicaciones terapéuticas.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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