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Pocos saben los millones de colores que es capaz de distinguir un ojo humano sano

Pocos saben los millones de colores que es capaz de distinguir un ojo humano sano

El 12% de la población percibe millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Pocos saben los millones de colores que es capaz de distinguir un ojo humano sano

El 12% de la población percibe millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Pocos saben los millones de colores que es capaz de distinguir un ojo humano sano

El 12% de la población percibe millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Pocos saben los millones de colores que es capaz de distinguir un ojo humano sano

El 12% de la población percibe millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Pocos saben los millones de colores que es capaz de distinguir un ojo humano sano

El 12% de la población percibe millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Plano detalle de un ojo.Getty Images

Aunque no se note a simple vista, el ojo es una auténtica maravilla biológica. Este órgano sensorial, cuando está sano, posee una asombrosa capacidad para distinguir una paleta cromática casi inagotable. Esta vasta extensión revela la increíble sofisticación de nuestra biología.

El ojo humano, esa pequeña estructura aparentemente frágil que usamos a diario sin pensar demasiado en ella, es en realidad uno de los sistemas ópticos más complejos de la naturaleza. Gracias a su sofisticada red de células, somos capaces de percibir una gama cromática asombrosamente amplia, mucho más de lo que la mayoría imagina.

En concreto, un ojo humano sano y promedio puede distinguir hasta 10 millones de colores distintos, un número que deja atrás por completo la capacidad de cualquier lente artificial. Esto es posible gracias a dos tipos de células fotosensibles situadas en la retina: los bastones y los conos.

¿Cómo lo logramos?

Los aproximadamente 100 millones de bastones son responsables de la visión en blanco y negro y los distintos grises. Además, nos permiten ver en condiciones de baja luz. Por otro lado, Los conos, unos 5 millones, se activan en ambientes bien iluminados y son los encargados de detectar los colores. Para ello, están divididos tipos diferentes de células conolos cuales trabajan en conjunto para descifrar todo el espectro visible.

Pero lo más curioso llega con una condición genética poco común llamada tetracromatismo, que afecta aproximadamente al 12% de la población, mayoritariamente mujeres. Las personas tetracrómatas cuentan con cuatro tipos de conos en lugar de tres, lo que les permite percibir millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Esto significa que, mientras la mayoría vemos un degradado limitado de tonos, un tetracrómata podría detectar diferencias sutilísimas entre dos colores aparentemente idénticos. Para ellos, el mundo es aún más rico y vibrante.

Aunque no se note a simple vista, el ojo es una auténtica maravilla biológica. Este órgano sensorial, cuando está sano, posee una asombrosa capacidad para distinguir una paleta cromática casi inagotable. Esta vasta extensión revela la increíble sofisticación de nuestra biología.

El ojo humano, esa pequeña estructura aparentemente frágil que usamos a diario sin pensar demasiado en ella, es en realidad uno de los sistemas ópticos más complejos de la naturaleza. Gracias a su sofisticada red de células, somos capaces de percibir una gama cromática asombrosamente amplia, mucho más de lo que la mayoría imagina.

En concreto, un ojo humano sano y promedio puede distinguir hasta 10 millones de colores distintos, un número que deja atrás por completo la capacidad de cualquier lente artificial. Esto es posible gracias a dos tipos de células fotosensibles situadas en la retina: los bastones y los conos.

¿Cómo lo logramos?

Los aproximadamente 100 millones de bastones son responsables de la visión en blanco y negro y los distintos grises. Además, nos permiten ver en condiciones de baja luz. Por otro lado, Los conos, unos 5 millones, se activan en ambientes bien iluminados y son los encargados de detectar los colores. Para ello, están divididos tipos diferentes de células conolos cuales trabajan en conjunto para descifrar todo el espectro visible.

Pero lo más curioso llega con una condición genética poco común llamada tetracromatismo, que afecta aproximadamente al 12% de la población, mayoritariamente mujeres. Las personas tetracrómatas cuentan con cuatro tipos de conos en lugar de tres, lo que les permite percibir millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Esto significa que, mientras la mayoría vemos un degradado limitado de tonos, un tetracrómata podría detectar diferencias sutilísimas entre dos colores aparentemente idénticos. Para ellos, el mundo es aún más rico y vibrante.

Aunque no se note a simple vista, el ojo es una auténtica maravilla biológica. Este órgano sensorial, cuando está sano, posee una asombrosa capacidad para distinguir una paleta cromática casi inagotable. Esta vasta extensión revela la increíble sofisticación de nuestra biología.

El ojo humano, esa pequeña estructura aparentemente frágil que usamos a diario sin pensar demasiado en ella, es en realidad uno de los sistemas ópticos más complejos de la naturaleza. Gracias a su sofisticada red de células, somos capaces de percibir una gama cromática asombrosamente amplia, mucho más de lo que la mayoría imagina.

En concreto, un ojo humano sano y promedio puede distinguir hasta 10 millones de colores distintos, un número que deja atrás por completo la capacidad de cualquier lente artificial. Esto es posible gracias a dos tipos de células fotosensibles situadas en la retina: los bastones y los conos.

¿Cómo lo logramos?

Los aproximadamente 100 millones de bastones son responsables de la visión en blanco y negro y los distintos grises. Además, nos permiten ver en condiciones de baja luz. Por otro lado, Los conos, unos 5 millones, se activan en ambientes bien iluminados y son los encargados de detectar los colores. Para ello, están divididos tipos diferentes de células conolos cuales trabajan en conjunto para descifrar todo el espectro visible.

Pero lo más curioso llega con una condición genética poco común llamada tetracromatismo, que afecta aproximadamente al 12% de la población, mayoritariamente mujeres. Las personas tetracrómatas cuentan con cuatro tipos de conos en lugar de tres, lo que les permite percibir millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Esto significa que, mientras la mayoría vemos un degradado limitado de tonos, un tetracrómata podría detectar diferencias sutilísimas entre dos colores aparentemente idénticos. Para ellos, el mundo es aún más rico y vibrante.

Aunque no se note a simple vista, el ojo es una auténtica maravilla biológica. Este órgano sensorial, cuando está sano, posee una asombrosa capacidad para distinguir una paleta cromática casi inagotable. Esta vasta extensión revela la increíble sofisticación de nuestra biología.

El ojo humano, esa pequeña estructura aparentemente frágil que usamos a diario sin pensar demasiado en ella, es en realidad uno de los sistemas ópticos más complejos de la naturaleza. Gracias a su sofisticada red de células, somos capaces de percibir una gama cromática asombrosamente amplia, mucho más de lo que la mayoría imagina.

En concreto, un ojo humano sano y promedio puede distinguir hasta 10 millones de colores distintos, un número que deja atrás por completo la capacidad de cualquier lente artificial. Esto es posible gracias a dos tipos de células fotosensibles situadas en la retina: los bastones y los conos.

¿Cómo lo logramos?

Los aproximadamente 100 millones de bastones son responsables de la visión en blanco y negro y los distintos grises. Además, nos permiten ver en condiciones de baja luz. Por otro lado, Los conos, unos 5 millones, se activan en ambientes bien iluminados y son los encargados de detectar los colores. Para ello, están divididos tipos diferentes de células conolos cuales trabajan en conjunto para descifrar todo el espectro visible.

Pero lo más curioso llega con una condición genética poco común llamada tetracromatismo, que afecta aproximadamente al 12% de la población, mayoritariamente mujeres. Las personas tetracrómatas cuentan con cuatro tipos de conos en lugar de tres, lo que les permite percibir millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Esto significa que, mientras la mayoría vemos un degradado limitado de tonos, un tetracrómata podría detectar diferencias sutilísimas entre dos colores aparentemente idénticos. Para ellos, el mundo es aún más rico y vibrante.

Aunque no se note a simple vista, el ojo es una auténtica maravilla biológica. Este órgano sensorial, cuando está sano, posee una asombrosa capacidad para distinguir una paleta cromática casi inagotable. Esta vasta extensión revela la increíble sofisticación de nuestra biología.

El ojo humano, esa pequeña estructura aparentemente frágil que usamos a diario sin pensar demasiado en ella, es en realidad uno de los sistemas ópticos más complejos de la naturaleza. Gracias a su sofisticada red de células, somos capaces de percibir una gama cromática asombrosamente amplia, mucho más de lo que la mayoría imagina.

En concreto, un ojo humano sano y promedio puede distinguir hasta 10 millones de colores distintos, un número que deja atrás por completo la capacidad de cualquier lente artificial. Esto es posible gracias a dos tipos de células fotosensibles situadas en la retina: los bastones y los conos.

¿Cómo lo logramos?

Los aproximadamente 100 millones de bastones son responsables de la visión en blanco y negro y los distintos grises. Además, nos permiten ver en condiciones de baja luz. Por otro lado, Los conos, unos 5 millones, se activan en ambientes bien iluminados y son los encargados de detectar los colores. Para ello, están divididos tipos diferentes de células conolos cuales trabajan en conjunto para descifrar todo el espectro visible.

Pero lo más curioso llega con una condición genética poco común llamada tetracromatismo, que afecta aproximadamente al 12% de la población, mayoritariamente mujeres. Las personas tetracrómatas cuentan con cuatro tipos de conos en lugar de tres, lo que les permite percibir millones de matices adicionales que para el resto son invisibles.

Esto significa que, mientras la mayoría vemos un degradado limitado de tonos, un tetracrómata podría detectar diferencias sutilísimas entre dos colores aparentemente idénticos. Para ellos, el mundo es aún más rico y vibrante.

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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