Este es el precioso pueblo costero de Granada situado sobre un peñón que fue una isla
Un enclave que ha cambiado mucho con el paso de los años.

Granada es un verdadero paraíso para los amantes del arte y la historia. Su patrimonio va desde los deslumbrantes azulejos nazaríes de la Alhambra hasta las portadas y retablos del románico, y cada plaza y callejón alberga una belleza y un legado cultural difíciles de igualar. A pocos kilómetros, en la luminosa Costa Tropical se alza un contrapunto costero a ese esplendor urbanístico que tiene una curiosa historia a sus espaldas.
Estamos hablando de Salobreña, un caserío blanco coronado por su castillo nazarí que hoy atrae a visitantes por sus calles empinadas y sus atardeceres sobre el Mediterráneo. Detrás de ese paisaje de postal se esconde una historia geológica y humana sorprendente: el peñón sobre el que hoy se asienta el núcleo antiguo fue en otro tiempo una isla rodeada por una amplia bahía que comunicaba con el mar.
La actual vega de Salobreña no existía hace miles de años, sino que surgió a raíz de que el río Guadalfeo fue depositando sedimentos en la bahía hasta rellenarla, un proceso lento que, entre la Edad del Cobre y el Bronce, se aceleró y terminó por unir los antiguos islotes al continente, generando la fértil llanura agrícola que hoy se extiende a los pies del peñón, tal y como recoge el Ayuntamiento del municipio. Esa transformación explica la prosperidad hortofrutícola y el perfil único del litoral salobreñero.
Miles de años de historia
Pese a que su geografía ha cambiado de forma considerable, la presencia humana en la zona es antiquísima. Restos del Neolítico hallados en cuevas como la del Capitán, en la pedanía de Lobres, confirman que los primeros pobladores aprovechaban refugios y recursos cerca de un litoral muy distinto al actual. Más recientemente, se han encontrado herramientas de piedra y piezas de valor en la Cueva del Tubo que podrían datar de entre 20.000 y 30.000 años.
A lo largo de los siglos el promontorio fue escenario de diversas superposiciones culturales: de la Selambina fenicia a la ocupación romana. El castillo nazarí, que domina la roca, funcionó como palacio y fortaleza, y en la actualidad se consolida como un testigo material de ese pasado complejo. Además, el paisaje costero que hoy disfrutamos es realmente el resultado de milenios de procesos naturales y de ocupación humana.
Para el visitante, caminar por el casco histórico de Salobreña o subir al castillo es, además de un plan turístico, una experiencia de arqueología urbana: cada callejón y cada mirador conserva la huella de una evolución en la que geografía e historia se entrelazan. Desde la roca que un día fue isla, mirar el horizonte es asomarse a un relato que abarca desde los pastores neolíticos hasta la villa turística de hoy.
