La inundación de autocaravanas en España da paso a una guerra con los campistas
Es un auge imparable que no parece tener fin.
La inundación de autocaravanas en España da paso a una guerra con los campistas
Es un auge imparable que no parece tener fin.
La inundación de autocaravanas en España da paso a una guerra con los campistas
Es un auge imparable que no parece tener fin.
La inundación de autocaravanas en España da paso a una guerra con los campistas
Es un auge imparable que no parece tener fin.
La inundación de autocaravanas en España da paso a una guerra con los campistas
Es un auge imparable que no parece tener fin.

El auge de las autocaravanas en España ha desatado un guerra en el sector. Lo que comenzó como una alternativa de viaje se ha convertido en un fenómeno masivo que satura los espacios de acampada, genera problemas medioambientales y provoca restricciones en muchas localidades costeras. Ahora, tanto los usuarios de autocaravanas como los campistas tradicionales se pronuncian sobre este conflicto.
En los últimos seis años, las autocaravanas han invadido las carreteras españolas. Durante el invierno, caravanas enteras de vehículos recorren el país, sobre todo en dirección al sur, donde el clima es más favorable. Según Ralf Lüpkes, administrador de la página de Facebook Spain Campers, en 2021 y 2022 España recibió millones de autocaravanas, un crecimiento que parece no tener freno.
Sin embargo, este auge ha traído consigo un problema recurrente como es la falta de plazas de aparcamiento y zonas de acampada. Según Lüpkes, hay más de 200 campings y parcelas entre Orihuela Costa y Málaga, pero en temporada alta están completamente llenas, con listas de espera en enero y febrero.
Autocaravanas contra campers tradicionales
Los campistas tradicionales, que solían disfrutar de espacios amplios y tarifas asequibles, ahora se enfrentan a una nueva realidad. Los precios han aumentado y muchos usuarios optan por alternativas más económicas, como la acampada libre. “Los campings en España se han vuelto cada vez más caros para los campistas”, explica Werner Pantel, del club de autocaravanas de Benissa.
La solución de algunos autocaravanistas ha sido estacionar en playas, viñedos o incluso en zonas protegidas, algo que ha generado tensiones con los lugareños y los ecologistas. En Urbanova, Alicante, el Ayuntamiento ha tolerado la presencia de autocaravanas, pero en ciudades como Santa Pola o Elche, ya se han impuesto restricciones y multas para frenar el estacionamiento ilegal.
Los ayuntamientos toman medidas
El problema ha alcanzado tal magnitud que algunas localidades han comenzado a imponer nuevas regulaciones. En Moraira, el Ayuntamiento ha identificado vertidos ilegales y basura abandonada en viñedos y arroyos, lo que ha llevado a aumentar las sanciones y los controles policiales.
En Villajoyosa, la policía local persigue constantemente a los autocaravanistas que acampan ilegalmente, pero la falta de recursos impide un control total. “En cuanto aparece la policía, los campistas se marchan. El problema es que la policía no tiene la capacidad suficiente para estar siempre al acecho”, explica Rosa Llorca Pérez, concejala de Turismo.
En Águilas, la situación es similar ya que a pesar de las señales de prohibición, las autocaravanas siguen ocupando espacios restringidos, lo que ha obligado al Ayuntamiento a reforzar las medidas para mantener las alejadas.
Más plazas y regulaciones claras
A pesar del conflicto, muchos campistas y autocaravanistas creen que la solución pasa por crear más espacios de estacionamiento regulados y asequibles. Ralf Lüpkes propone instalar parquímetros móviles y puntos de recogida de residuos en zonas poco utilizadas, con tarifas de nueve o diez euros al día.
Por su parte, Thomas de Kiff, un veterano viajero en autocaravana, reconoce el impacto negativo del exceso de vehículos, pero insiste en que los autocaravanistas también son una fuente de ingresos para las comunidades. Su propuesta es crear zonas de estacionamiento más sencillas, con tarifas accesibles y normativas claras.
El auge de las autocaravanas en España ha desatado un guerra en el sector. Lo que comenzó como una alternativa de viaje se ha convertido en un fenómeno masivo que satura los espacios de acampada, genera problemas medioambientales y provoca restricciones en muchas localidades costeras. Ahora, tanto los usuarios de autocaravanas como los campistas tradicionales se pronuncian sobre este conflicto.
En los últimos seis años, las autocaravanas han invadido las carreteras españolas. Durante el invierno, caravanas enteras de vehículos recorren el país, sobre todo en dirección al sur, donde el clima es más favorable. Según Ralf Lüpkes, administrador de la página de Facebook Spain Campers, en 2021 y 2022 España recibió millones de autocaravanas, un crecimiento que parece no tener freno.
Sin embargo, este auge ha traído consigo un problema recurrente como es la falta de plazas de aparcamiento y zonas de acampada. Según Lüpkes, hay más de 200 campings y parcelas entre Orihuela Costa y Málaga, pero en temporada alta están completamente llenas, con listas de espera en enero y febrero.
Autocaravanas contra campers tradicionales
Los campistas tradicionales, que solían disfrutar de espacios amplios y tarifas asequibles, ahora se enfrentan a una nueva realidad. Los precios han aumentado y muchos usuarios optan por alternativas más económicas, como la acampada libre. “Los campings en España se han vuelto cada vez más caros para los campistas”, explica Werner Pantel, del club de autocaravanas de Benissa.
La solución de algunos autocaravanistas ha sido estacionar en playas, viñedos o incluso en zonas protegidas, algo que ha generado tensiones con los lugareños y los ecologistas. En Urbanova, Alicante, el Ayuntamiento ha tolerado la presencia de autocaravanas, pero en ciudades como Santa Pola o Elche, ya se han impuesto restricciones y multas para frenar el estacionamiento ilegal.
Los ayuntamientos toman medidas
El problema ha alcanzado tal magnitud que algunas localidades han comenzado a imponer nuevas regulaciones. En Moraira, el Ayuntamiento ha identificado vertidos ilegales y basura abandonada en viñedos y arroyos, lo que ha llevado a aumentar las sanciones y los controles policiales.
En Villajoyosa, la policía local persigue constantemente a los autocaravanistas que acampan ilegalmente, pero la falta de recursos impide un control total. “En cuanto aparece la policía, los campistas se marchan. El problema es que la policía no tiene la capacidad suficiente para estar siempre al acecho”, explica Rosa Llorca Pérez, concejala de Turismo.
En Águilas, la situación es similar ya que a pesar de las señales de prohibición, las autocaravanas siguen ocupando espacios restringidos, lo que ha obligado al Ayuntamiento a reforzar las medidas para mantener las alejadas.
Más plazas y regulaciones claras
A pesar del conflicto, muchos campistas y autocaravanistas creen que la solución pasa por crear más espacios de estacionamiento regulados y asequibles. Ralf Lüpkes propone instalar parquímetros móviles y puntos de recogida de residuos en zonas poco utilizadas, con tarifas de nueve o diez euros al día.
Por su parte, Thomas de Kiff, un veterano viajero en autocaravana, reconoce el impacto negativo del exceso de vehículos, pero insiste en que los autocaravanistas también son una fuente de ingresos para las comunidades. Su propuesta es crear zonas de estacionamiento más sencillas, con tarifas accesibles y normativas claras.
El auge de las autocaravanas en España ha desatado un guerra en el sector. Lo que comenzó como una alternativa de viaje se ha convertido en un fenómeno masivo que satura los espacios de acampada, genera problemas medioambientales y provoca restricciones en muchas localidades costeras. Ahora, tanto los usuarios de autocaravanas como los campistas tradicionales se pronuncian sobre este conflicto.
En los últimos seis años, las autocaravanas han invadido las carreteras españolas. Durante el invierno, caravanas enteras de vehículos recorren el país, sobre todo en dirección al sur, donde el clima es más favorable. Según Ralf Lüpkes, administrador de la página de Facebook Spain Campers, en 2021 y 2022 España recibió millones de autocaravanas, un crecimiento que parece no tener freno.
Sin embargo, este auge ha traído consigo un problema recurrente como es la falta de plazas de aparcamiento y zonas de acampada. Según Lüpkes, hay más de 200 campings y parcelas entre Orihuela Costa y Málaga, pero en temporada alta están completamente llenas, con listas de espera en enero y febrero.
Autocaravanas contra campers tradicionales
Los campistas tradicionales, que solían disfrutar de espacios amplios y tarifas asequibles, ahora se enfrentan a una nueva realidad. Los precios han aumentado y muchos usuarios optan por alternativas más económicas, como la acampada libre. “Los campings en España se han vuelto cada vez más caros para los campistas”, explica Werner Pantel, del club de autocaravanas de Benissa.
La solución de algunos autocaravanistas ha sido estacionar en playas, viñedos o incluso en zonas protegidas, algo que ha generado tensiones con los lugareños y los ecologistas. En Urbanova, Alicante, el Ayuntamiento ha tolerado la presencia de autocaravanas, pero en ciudades como Santa Pola o Elche, ya se han impuesto restricciones y multas para frenar el estacionamiento ilegal.
Los ayuntamientos toman medidas
El problema ha alcanzado tal magnitud que algunas localidades han comenzado a imponer nuevas regulaciones. En Moraira, el Ayuntamiento ha identificado vertidos ilegales y basura abandonada en viñedos y arroyos, lo que ha llevado a aumentar las sanciones y los controles policiales.
En Villajoyosa, la policía local persigue constantemente a los autocaravanistas que acampan ilegalmente, pero la falta de recursos impide un control total. “En cuanto aparece la policía, los campistas se marchan. El problema es que la policía no tiene la capacidad suficiente para estar siempre al acecho”, explica Rosa Llorca Pérez, concejala de Turismo.
En Águilas, la situación es similar ya que a pesar de las señales de prohibición, las autocaravanas siguen ocupando espacios restringidos, lo que ha obligado al Ayuntamiento a reforzar las medidas para mantener las alejadas.
Más plazas y regulaciones claras
A pesar del conflicto, muchos campistas y autocaravanistas creen que la solución pasa por crear más espacios de estacionamiento regulados y asequibles. Ralf Lüpkes propone instalar parquímetros móviles y puntos de recogida de residuos en zonas poco utilizadas, con tarifas de nueve o diez euros al día.
Por su parte, Thomas de Kiff, un veterano viajero en autocaravana, reconoce el impacto negativo del exceso de vehículos, pero insiste en que los autocaravanistas también son una fuente de ingresos para las comunidades. Su propuesta es crear zonas de estacionamiento más sencillas, con tarifas accesibles y normativas claras.
El auge de las autocaravanas en España ha desatado un guerra en el sector. Lo que comenzó como una alternativa de viaje se ha convertido en un fenómeno masivo que satura los espacios de acampada, genera problemas medioambientales y provoca restricciones en muchas localidades costeras. Ahora, tanto los usuarios de autocaravanas como los campistas tradicionales se pronuncian sobre este conflicto.
En los últimos seis años, las autocaravanas han invadido las carreteras españolas. Durante el invierno, caravanas enteras de vehículos recorren el país, sobre todo en dirección al sur, donde el clima es más favorable. Según Ralf Lüpkes, administrador de la página de Facebook Spain Campers, en 2021 y 2022 España recibió millones de autocaravanas, un crecimiento que parece no tener freno.
Sin embargo, este auge ha traído consigo un problema recurrente como es la falta de plazas de aparcamiento y zonas de acampada. Según Lüpkes, hay más de 200 campings y parcelas entre Orihuela Costa y Málaga, pero en temporada alta están completamente llenas, con listas de espera en enero y febrero.
Autocaravanas contra campers tradicionales
Los campistas tradicionales, que solían disfrutar de espacios amplios y tarifas asequibles, ahora se enfrentan a una nueva realidad. Los precios han aumentado y muchos usuarios optan por alternativas más económicas, como la acampada libre. “Los campings en España se han vuelto cada vez más caros para los campistas”, explica Werner Pantel, del club de autocaravanas de Benissa.
La solución de algunos autocaravanistas ha sido estacionar en playas, viñedos o incluso en zonas protegidas, algo que ha generado tensiones con los lugareños y los ecologistas. En Urbanova, Alicante, el Ayuntamiento ha tolerado la presencia de autocaravanas, pero en ciudades como Santa Pola o Elche, ya se han impuesto restricciones y multas para frenar el estacionamiento ilegal.
Los ayuntamientos toman medidas
El problema ha alcanzado tal magnitud que algunas localidades han comenzado a imponer nuevas regulaciones. En Moraira, el Ayuntamiento ha identificado vertidos ilegales y basura abandonada en viñedos y arroyos, lo que ha llevado a aumentar las sanciones y los controles policiales.
En Villajoyosa, la policía local persigue constantemente a los autocaravanistas que acampan ilegalmente, pero la falta de recursos impide un control total. “En cuanto aparece la policía, los campistas se marchan. El problema es que la policía no tiene la capacidad suficiente para estar siempre al acecho”, explica Rosa Llorca Pérez, concejala de Turismo.
En Águilas, la situación es similar ya que a pesar de las señales de prohibición, las autocaravanas siguen ocupando espacios restringidos, lo que ha obligado al Ayuntamiento a reforzar las medidas para mantener las alejadas.
Más plazas y regulaciones claras
A pesar del conflicto, muchos campistas y autocaravanistas creen que la solución pasa por crear más espacios de estacionamiento regulados y asequibles. Ralf Lüpkes propone instalar parquímetros móviles y puntos de recogida de residuos en zonas poco utilizadas, con tarifas de nueve o diez euros al día.
Por su parte, Thomas de Kiff, un veterano viajero en autocaravana, reconoce el impacto negativo del exceso de vehículos, pero insiste en que los autocaravanistas también son una fuente de ingresos para las comunidades. Su propuesta es crear zonas de estacionamiento más sencillas, con tarifas accesibles y normativas claras.
El auge de las autocaravanas en España ha desatado un guerra en el sector. Lo que comenzó como una alternativa de viaje se ha convertido en un fenómeno masivo que satura los espacios de acampada, genera problemas medioambientales y provoca restricciones en muchas localidades costeras. Ahora, tanto los usuarios de autocaravanas como los campistas tradicionales se pronuncian sobre este conflicto.
En los últimos seis años, las autocaravanas han invadido las carreteras españolas. Durante el invierno, caravanas enteras de vehículos recorren el país, sobre todo en dirección al sur, donde el clima es más favorable. Según Ralf Lüpkes, administrador de la página de Facebook Spain Campers, en 2021 y 2022 España recibió millones de autocaravanas, un crecimiento que parece no tener freno.
Sin embargo, este auge ha traído consigo un problema recurrente como es la falta de plazas de aparcamiento y zonas de acampada. Según Lüpkes, hay más de 200 campings y parcelas entre Orihuela Costa y Málaga, pero en temporada alta están completamente llenas, con listas de espera en enero y febrero.
Autocaravanas contra campers tradicionales
Los campistas tradicionales, que solían disfrutar de espacios amplios y tarifas asequibles, ahora se enfrentan a una nueva realidad. Los precios han aumentado y muchos usuarios optan por alternativas más económicas, como la acampada libre. “Los campings en España se han vuelto cada vez más caros para los campistas”, explica Werner Pantel, del club de autocaravanas de Benissa.
La solución de algunos autocaravanistas ha sido estacionar en playas, viñedos o incluso en zonas protegidas, algo que ha generado tensiones con los lugareños y los ecologistas. En Urbanova, Alicante, el Ayuntamiento ha tolerado la presencia de autocaravanas, pero en ciudades como Santa Pola o Elche, ya se han impuesto restricciones y multas para frenar el estacionamiento ilegal.
Los ayuntamientos toman medidas
El problema ha alcanzado tal magnitud que algunas localidades han comenzado a imponer nuevas regulaciones. En Moraira, el Ayuntamiento ha identificado vertidos ilegales y basura abandonada en viñedos y arroyos, lo que ha llevado a aumentar las sanciones y los controles policiales.
En Villajoyosa, la policía local persigue constantemente a los autocaravanistas que acampan ilegalmente, pero la falta de recursos impide un control total. “En cuanto aparece la policía, los campistas se marchan. El problema es que la policía no tiene la capacidad suficiente para estar siempre al acecho”, explica Rosa Llorca Pérez, concejala de Turismo.
En Águilas, la situación es similar ya que a pesar de las señales de prohibición, las autocaravanas siguen ocupando espacios restringidos, lo que ha obligado al Ayuntamiento a reforzar las medidas para mantener las alejadas.
Más plazas y regulaciones claras
A pesar del conflicto, muchos campistas y autocaravanistas creen que la solución pasa por crear más espacios de estacionamiento regulados y asequibles. Ralf Lüpkes propone instalar parquímetros móviles y puntos de recogida de residuos en zonas poco utilizadas, con tarifas de nueve o diez euros al día.
Por su parte, Thomas de Kiff, un veterano viajero en autocaravana, reconoce el impacto negativo del exceso de vehículos, pero insiste en que los autocaravanistas también son una fuente de ingresos para las comunidades. Su propuesta es crear zonas de estacionamiento más sencillas, con tarifas accesibles y normativas claras.
