Las aguas más azules del mundo se encuentran en la isla española que solo tiene un habitante
Un islote de pequeño tamaño pero lleno de encanto.
¿Alguna vez has imaginado viajar a un lugar remoto, alejado de toda civilización, donde puedas desconectar por completo? En las Islas Canarias existen destinos que parecen sacados de un sueño, lugares donde el tiempo se ralentiza y la naturaleza reina en su máxima expresión. En medio de un sinfín de paisajes vírgenes y aguas que invitan al baño, la experiencia de escapar del bullicio urbano se convierte en una posibilidad tangible.
En medio del océano Atlántico, a apenas dos kilómetros de la isla más grande de Canarias, se encuentra el encantador islote de Lobos, con apenas 4,7 kilómetros de superficie. Su pequeño tamaño y ubicación estratégica hacen que desde una vista aérea este pequeño paraíso natural, reconocido por sus aguas de un azul inigualable, se haga pasar perfectamente por la tilde de Fuerteventura.
Esta isla paradisíaca, protegida como reserva natural desde 1982, se destaca no solo por su biodiversidad y paisajes vírgenes, sino también por una peculiaridad: solo cuenta con un habitante permanente. Aunque no se sabe a ciencia cierte quién vive aquí, desde hace 8 años en el Instituto Nacional de Estadística se registra una única habitante en la Isla de Lobos. No obstante, el lugar puede ser visitado al día por hasta 700 turistas.
El origen del nombre
Unas recientes investigaciones realizadas por la Universidad de la Laguna nos permiten conocer más acerca de la historia de esta peculiar isla, donde llegaron a estar asentados hace siglos los romanos. Otros asentamientos que tuvieron lugar en este lugar fueron los de los piratas, que aprovecharon la ausencia de habitantes para refugiarse y reparar sus barcos. Aunque sin lugar a duda el asentamiento más importante fue el de las focas monje.
Estos animales son los que dieron nombre a la isla, ya que también son popularmente conocidos como lobos marinos. Originalmente, se reunían en grandes cantidades en el islote y consumían casi todo el alimento destinado a la pesca, lo que generó el descontento de los habitantes. Como respuesta, se inició una campaña de caza que, con el paso del tiempo, redujo progresivamente su presencia hasta que finalmente desaparecieron por completo.
Hoy en día, el Islote de Lobos no es solo un destino turístico, sino también un símbolo de la diversidad y riqueza natural de España. Tras un intento fallido de repoblación, el lugar se declaró como parque natural y se prohibió cualquier tipo de construcción. Eso sí, todavía puedes visitar esta isla paradisíaca y disfrutar de sus aguas cristalinas, sus playas de arena infinitas y miradores en los que pode presenciar algunos de los atardeceres más bonitos del mundo.