El espionaje con el software de la empresa israelí NSO Group generó una gran tormenta, pero ha tenido muy pocas consecuencias y, sobre todo, ha dejado una atmósfera cubierta de nubes y a las víctimas esperando justicia. Quedan muchas preguntas sin responder.
Preso de conciencia según Amnistía, premiado por el Consejo de Europa, se opuso a la invasión de Ucrania y ahora es víctima de "prácticas estalinistas".
Amnistía Internacional publica un informe en el que reclama “controles estrictos del uso” y un “tratado global” para regular el comercio del material disuasivo.
"Las autoridades españolas no ayudaron en modo alguno a las personas heridas, violaron sus derechos", denuncia la ONG, que acusa al Gobierno de querer "encubrir los hechos".
Salma al-Shehab, estudiante en Reino Unido, fue penada cuando, al volver de vacaciones a Arabia Saudí las autoridades descubrieron que tenía una cuenta de la red social y compartía mensajes de activistas.
“Estar en una posición defensiva no exime a las fuerzas armadas ucranianas de respetar el derecho internacional humanitario”, sostiene la organización.
Lo que le faltaba a una tierra donde el 70% de los hogares no cubren sus necesidades básicas, donde la guerra sigue y los derechos básicos se pisotean a diario.
Por primera vez, un relator especial se atreve a emplear el término que llevan años usando las ONG internacionales. Está por ver qué consecuencias tiene el giro.
Hablaron de "reconstruir mejor" para "abordar las desigualdades" pero lo que hicieron fue "representar una trágica fábula de traición y codicia", denuncia la organización en su informe anual.