Desde su creación el 17 de marzo de 1987, cada año los Premios Anuales de la Academia visten la noche de un sábado frío, festivalero y nocherniego y últimamente indignado -con razón- por el maltrato del Ejecutivo a una industria que lo fue y que no consigue volver a serlo. España está llena de talento y falta gestión y presupuesto porque los intereses del Gobierno miran hacia otros ministerios donde la literatura, el cine o las artes brillan por su ausencia.