Entre todos los chavales, seguro que alguno sufre fobia escolar. Ese miedo que te paraliza y te aterra hasta el punto de no ser capaz de ir a la escuela.
Nunca hubiera podido imaginarme ni en el mejor de mis sueños que mi Perra de Satán acabaría convertida en el personaje protagonista de mi primera novela. Perra de Satán, kilo arriba, kilo abajo no es otro estúpido "libro de gordas", pero mentiría si no dijese que he aprovechado ese altavoz para plantear mis pequeñas reivindicaciones.
El miedo sería algo así como un mal necesario que si se descontrola puede ser dañino para nuestras salud e incluso para los que nos rodean. Inhibirlo eficientemente de forma natural, como ocurre en todos nosotros, o usando medios artificiales cuando sea necesario, no está de más.
Felicidades, Marine Le Pen y Geert Wilders. Hoy estáis de enhorabuena. Pero lo que no sabéis es que mientras celebráis a bombo y platillo vuestra gran boda eurófoba, hay una enorme masa de jóvenes (y no tan jóvenes) dispuestos a aguaros la luna de miel.