El pasado año, Barhuze estaba trabajando al lado del río de su pequeña aldea cuando le picó, sin darse apenas cuenta, una mosca tse-tse, transmisora del parásito de la enfermedad del sueño. Este joven pescador no prestó demasiada atención a la fiebre ni al dolor. Pensó que sería gripe.
Sabemos perfectamente quiénes son los chupópteros, quiénes los que nos chupan la carne desde dentro, los que trabajan para los chupópteros, y los que nos enferman. Lo que pasa es que el sistema ha desarrollado tolerancia, y los protege. Esto dificulta bastante la curación, pero cuando el huésped es la democracia, hay que hacer todo lo necesario por salvarlo.