El relato de Sánchez para los próximos meses está bien claro: se trata de un viaje épico sin grandes padrinos políticos ni mediáticos, un road trip, un momento casi místico de autoconocimiento socialista, agrupación por agrupación, en brazos de la clase obrera que nunca ha ido a una recepción oficial y se ha desgastado las manos en la fábrica, el campo o fregando escaleras. Hay mucha militancia así en el PSOE, y haber dejado gobernar al PP nunca lo van a perdonar.