primavera árabe
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Túnez debe resistir
La espontánea reacción ciudadana, con inmediatas manifestaciones de repulsa, indica que la sociedad tunecina no está dispuesta a renunciar a lo que ya ha logrado y a ceder ante los violentos. Lo que queda ahora es comprobar si la Unión Europea y los gobiernos de sus países miembros van más allá de la condena y las muestras de simpatía, para apoyar decididamente a los once millones de tunecinos en su intento por coronar su empeño democrático.
Tótum revolútum en Libia
Que Libia es, desde hace tiempo, un escenario de violencia generalizada en el que nadie tiene capacidad para imponer su dictado es algo bien sabido. Lo es también que la UNSMIL (United Nations Support Mission in Libya) no logra encarrilar un proceso de diálogo productivo entre el bando. Pero además, habría que saber que actualmente Libia no dispone de medios para neutralizar por su cuenta la creciente amenaza del Estado Islámico en su propio territorio.
Al Sisi apuesta por la represión como modelo de gobierno
En su desesperado afán por asentarse en el sillón presidencial, tras el golpe de Estado en Egipto que lideró el 3 de julio del pasado año, Abdelfatah al Sisi se marcó inicialmente dos prioridades: mejorar la penosa situación económica heredada y garantizar la seguridad del país. Pero las cosas no van nada bien.
Túnez persiste (afortunadamente) en la senda democrática
No han estado salpicadas por la violencia; no sirven para reforzar la idea estereotipada de que los árabes no están preparados para la democracia. Y por eso apenas ocuparán un espacio secundario en las secciones de internacional de los medios de comunicación. Pero en el caso de Túnez, hay mucho de novedoso e importante.
4 mujeres en Túnez
Túnez: es la esperanza de la democracia en un otoño que, esta vez sí, suena a primavera.
Internet no lleva al cambio político
Sin diseño institucional, insiste Rendueles, el mundo digital no puede superar problemas como la injusticia. Discrepa de quienes han visto en las redes sociales el motor de reivindicaciones como el 15-M. En su opinión, sucedió al revés: el 15-M tuvo que superar el bloqueo del ciberfetichismo consumista.