Un nuevo multilateralismo: ecologista y con valores

Un nuevo multilateralismo: ecologista y con valores

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Nos enfrentamos a una era de incertidumbres a escala global como no habíamos conocido en décadas. Emerge un mundo multipolar cuya proyección es difícil de pronosticar. Sin embargo, si hay algo incuestionable, es que existen asuntos cruciales para el futuro de la humanidad que ningún país puede abordar por sí solo. El multilateralismo no es una opción sino la única vía para resolver de forma efectiva problemas críticos para el planeta.

Pero para los socialistas, el multilateralismo no es una cuestión de pragmatismo sino de valores. Siempre hemos entendido que la paz, la unidad y el bienestar del conjunto de la humanidad pasan por la superación de las fronteras. El internacionalismo está en el ADN socialista y así lo voy a recordar ante el Consejo de la Internacional Socialista que se reúne esta semana en Nueva York. Es prioritario recuperar la iniciativa y construir un proyecto socialdemócrata de globalización alternativo, y resulta ineludible abandonar una actitud a veces demasiado complaciente con la globalización actual.

El multilateralismo al que aspiramos los progresistas debe ser algo más que un modo de gobernanza. Tiene que ir más allá del diálogo o la asociación entre Estados soberanos. Un multilateralismo progresista debe aspirar a afrontar y resolver los grandes asuntos políticos, económicos y de desarrollo, respetando contenidos de justicia universal, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El multilateralismo progresista debe responder a una filosofía de vocación igualitaria y universalista. Apostamos por un multilateralismo que favorezca una paz con justicia, que es la única forma de que sea duradera.

Debemos aspirar a a levantar un nuevo multilateralismo eco-progresista que ponga por delante los derechos humanos, la lucha contra la desigualdad, el medioambiente y la paz.

Debemos aspirar a a levantar un nuevo multilateralismo eco-progresista que ponga por delante los derechos humanos, la lucha contra la desigualdad, el medioambiente y la paz; que refuerce a las grandes organizaciones internacionales. Un nuevo multilateralismo que defienda, desarrolle e implante la Agenda 2030 de Naciones Unidas para el desarrollo sostenible, de carácter eminentemente socialdemócrata por su priorización de la lucha contra la desigualdad y su visión global del desarrollo ligado al medio ambiente, la democracia y los derechos humanos.

Asimismo, un nuevo multilateralismo debería atajar también los agujeros en el sistema fiscal, que reducen nuestra capacidad para financiar las políticas sociales. No podemos seguir permitiendo que determinadas empresas multinacionales sigan evadiendo impuestos con su planificación corporativa transnacional. Debemos otorgar tanta importancia al necesario desarrollo de tratados comerciales como a la lucha contra la evasión fiscal y los paraísos fiscales.

Pero además, el nuevo multilateralismo progresista debe ser ante todo ecologista. La lucha contra el cambio climático y la transición ecológica de la economía son necesidades apremiantes. La economía global debería crecer alrededor de un 20% para acomodar el crecimiento demográfico, pero en ese mismo periodo de tiempo se requiere una reducción de al menos un 20% de las emisiones globales actuales de gases de efecto invernadero. Por eso, propondré esta semana al Consejo de la Internacional Socialista la puesta en marcha de un grupo de trabajo para elaborar un 'Plan de Cambio Climático y Energía para el Progreso Inclusivo'. Un plan con en el que debemos contribuir a implementar el Acuerdo de París y elevar el nivel de ambición en 2020-2023 de acuerdo con el calendario previsto. Un plan en el que debemos exponer cómo planteamos la participación y la responsabilidad en la gestión del cambio, y cómo concebimos, en definitiva, un nuevo marco de desarrollo.

El proteccionismo no es una alternativa. La globalización es irreversible, pero debemos aspirar a gobernarla desde los principios de los derechos humanos, la democracia, la justicia social y la sostenibilidad medioambiental. Y debemos ser nosotros quienes marquemos nuestros objetivos y elevemos el listón en función de nuestros valores. No dejemos que, en aras de un supuesto realismo, otros lo hagan por nosotros. No dejemos que nadie ponga límites a nuestros sueños.