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Encuentra las diferencias entre la UCI que expulsó a Rusia en 2022 y la UCI que condena las protestas de La Vuelta ahora

Encuentra las diferencias entre la UCI que expulsó a Rusia en 2022 y la UCI que condena las protestas de La Vuelta ahora

La Unión Ciclista Internacional tardó apenas cinco días en expulsar a Rusia y Bielorrusia desde la invasión de Ucrania. Hoy, dos años después del 7 de octubre de 2023, no emite una sola condena a lo que la ONU considera un genocidio en Gaza.

Un manifestante ondea una bandera palestina en las barricadas creadas con vallas y carteles de La Vuelta, el 14 de septiembre de 2025, en Madrid.Alberto Gardin / Eurasia Sport Images / Getty Images

Si el 24 de febrero de 2022 Rusia invadió Ucrania, el 1 de marzo de 2022 la Unión Ciclista Internacional (UCI) prohibió a todos los equipos rusos y bielorrusos, también a sus selecciones nacionales, participar en ningún evento de su calendario. Y no solo eso. Se les retiró la licencia UCI a conjuntos como el Gazprom y se prohibió cualquier tipo de patrocinio de empresas rusas o bielorrusas. En los circuitos de la UCI no puede aparecer ningún emblema, nombre, sigla, bandera o himno que se pueda vincular a Rusia o Bielorrusia. Habían pasado apenas cinco días desde el inicio del asedio. Aunque amparada por el Comité Olímpico, fue una decisión inédita, al menos por la urgencia, pero también si se tiene en cuenta que este martes, casi dos años después del 7 de octubre de 2023, la UCI no solo no ha tomado ninguna medida contra el equipo de un país que según Naciones Unidas comete un genocidio, sino que ha cargado contra las protestas propalestinas durante La Vuelta.

Los comunicados de la UCI con el caso de los equipos rusos y bielorrusos y el israelí lanzan mensajes, si no contradictorios, totalmente opuestos. Mientras en marzo de 2022 justificaron su decisión en que la actuación rusa y bielorrusa contravenía los valores olímpicos, ahora la UCI cree que son las manifestaciones contra la masacre israelí las que "constituyen una grave violación de la Carta Olímpica". Las protestas, pero también el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien la UCI acusa de "contradecir totalmente los valores olímpicos de unión, respeto mutuo y paz". Es decir, ahora para la UCI quien daña la imagen de la carrera es quien protesta contra una invasión, no que participe un equipo del país invasor.

En el caso de Ucrania y Rusia, además, la UCI recordaba en cada comunicado su "condena enérgica" a la invasión. En su escrito de la organización ciclista sobre lo ocurrido durante La Vuelta no hay condena ninguna a lo que un grupo de expertos de Naciones Unidas define como genocidio. "Existen plataformas específicas que permiten a los Estados debatir sus divergencias", defienden ahora.

Al comparar ambas posturas parece que se tratara de un organismo diferente. En el caso de Ucrania, además, la UCI ofreció su apoyo sin fisuras a la comunidad ciclista ucraniana, "comprometiéndose especialmente a acoger a los atletas ucranianos en el Centro Mundial de Ciclismo, su centro de formación y entrenamiento ubicado en Suiza". Por otro lado, "brindó apoyo técnico y material a la Federación Ucraniana de Ciclismo para que sus ciclistas pudieran continuar entrenando y compitiendo". No solo eso, "también se proporcionaron vehículos de asistencia a los ciclistas y al personal ucranianos" y "se puso a disposición un crédito de 600.000 francos para este fin, convirtiendo a la UCI en la primera Federación Internacional (FI) del mundo en apoyar a los atletas ucranianos".

Sobre el ciclismo en Palestina, o el apoyo al desarrollo del deporte en Palestina, la UCI no ha dicho nada. Ni una sola palabra.

Claro que la UCI no supone ninguna excepción. Como ya ha contado Javier Escartín en El HuffPost, "ninguna competición internacional ha dictado la expulsión de cualquier representación israelí". Todas las federaciones, como la ciclista, se adherieron a las "recomendaciones" del Comité Olímpico. Ahora, sin embargo, "ningún organismo deportivo internacional ha promovido la descalificación de Israel".

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

Cómo contactar conmigo:

Podéis escribirme a hjuanatey@huffpost.es. Se aceptan insultos, siempre y cuando tengan cierta gracia. Estoy en X/Twitter (@hectorjuanatey), Bluesky, (@hectorjuanatey.bsky.social), Instagram (@hectorjuanatey) y TikTok (@hectorjuanatey). Lo curioso es que, en el fondo, me gustaría que desapareciera más de una de estas plataformas.