Encuentra las diferencias entre la UCI que expulsó a Rusia en 2022 y la UCI que condena las protestas de La Vuelta ahora
La Unión Ciclista Internacional tardó apenas cinco días en expulsar a Rusia y Bielorrusia desde la invasión de Ucrania. Hoy, dos años después del 7 de octubre de 2023, no emite una sola condena a lo que la ONU considera un genocidio en Gaza.

Si el 24 de febrero de 2022 Rusia invadió Ucrania, el 1 de marzo de 2022 la Unión Ciclista Internacional (UCI) prohibió a todos los equipos rusos y bielorrusos, también a sus selecciones nacionales, participar en ningún evento de su calendario. Y no solo eso. Se les retiró la licencia UCI a conjuntos como el Gazprom y se prohibió cualquier tipo de patrocinio de empresas rusas o bielorrusas. En los circuitos de la UCI no puede aparecer ningún emblema, nombre, sigla, bandera o himno que se pueda vincular a Rusia o Bielorrusia. Habían pasado apenas cinco días desde el inicio del asedio. Aunque amparada por el Comité Olímpico, fue una decisión inédita, al menos por la urgencia, pero también si se tiene en cuenta que este martes, casi dos años después del 7 de octubre de 2023, la UCI no solo no ha tomado ninguna medida contra el equipo de un país que según Naciones Unidas comete un genocidio, sino que ha cargado contra las protestas propalestinas durante La Vuelta.
Los comunicados de la UCI con el caso de los equipos rusos y bielorrusos y el israelí lanzan mensajes, si no contradictorios, totalmente opuestos. Mientras en marzo de 2022 justificaron su decisión en que la actuación rusa y bielorrusa contravenía los valores olímpicos, ahora la UCI cree que son las manifestaciones contra la masacre israelí las que "constituyen una grave violación de la Carta Olímpica". Las protestas, pero también el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien la UCI acusa de "contradecir totalmente los valores olímpicos de unión, respeto mutuo y paz". Es decir, ahora para la UCI quien daña la imagen de la carrera es quien protesta contra una invasión, no que participe un equipo del país invasor.
En el caso de Ucrania y Rusia, además, la UCI recordaba en cada comunicado su "condena enérgica" a la invasión. En su escrito de la organización ciclista sobre lo ocurrido durante La Vuelta no hay condena ninguna a lo que un grupo de expertos de Naciones Unidas define como genocidio. "Existen plataformas específicas que permiten a los Estados debatir sus divergencias", defienden ahora.
Al comparar ambas posturas parece que se tratara de un organismo diferente. En el caso de Ucrania, además, la UCI ofreció su apoyo sin fisuras a la comunidad ciclista ucraniana, "comprometiéndose especialmente a acoger a los atletas ucranianos en el Centro Mundial de Ciclismo, su centro de formación y entrenamiento ubicado en Suiza". Por otro lado, "brindó apoyo técnico y material a la Federación Ucraniana de Ciclismo para que sus ciclistas pudieran continuar entrenando y compitiendo". No solo eso, "también se proporcionaron vehículos de asistencia a los ciclistas y al personal ucranianos" y "se puso a disposición un crédito de 600.000 francos para este fin, convirtiendo a la UCI en la primera Federación Internacional (FI) del mundo en apoyar a los atletas ucranianos".
Sobre el ciclismo en Palestina, o el apoyo al desarrollo del deporte en Palestina, la UCI no ha dicho nada. Ni una sola palabra.
Claro que la UCI no supone ninguna excepción. Como ya ha contado Javier Escartín en El HuffPost, "ninguna competición internacional ha dictado la expulsión de cualquier representación israelí". Todas las federaciones, como la ciclista, se adherieron a las "recomendaciones" del Comité Olímpico. Ahora, sin embargo, "ningún organismo deportivo internacional ha promovido la descalificación de Israel".
