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La herida que no cierra: el PSOE afronta la semana más crítica con las declaraciones de Koldo y Ábalos ante el Supremo

La herida que no cierra: el PSOE afronta la semana más crítica con las declaraciones de Koldo y Ábalos ante el Supremo

Este lunes comparecen ante el juez del Tribunal Supremo dos de las piezas clave del 'caso Koldo' que podrían determinar lo que quede de legislatura que se encuentra en sus horas más bajas después de la presunta corrupción que afecta al principal partido del Ejecutivo. 

El exministro de Transportes Jose Luis Ábalos, y su antiguo asesor Koldo García; en sendas imágenes de archivo.EFE

La investigación por el llamado 'caso Koldo' continúa acaparando la atención política y judicial en España. Esta semana entra en una fase crucial con la inminente comparecencia ante Tribunal Supremo de tres figuras clave: José Luis Ábalos, exministro de Transportes; Koldo García, su exasesor personal y pieza central del caso; y Santos Cerdán, exsecretario de Organización del PSOE, presunto "gestor de la trama" y uno de los que fuera mano derecha de líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez. La investigación gira en torno a presuntos cobros y mordidas de adjudicaciones de contratos públicos en el que este triángulo habría salido beneficiado desde hace años. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha sido determinante en el avance del caso, especialmente con un informe que apunta a una red organizada para el cobro de comisiones y que todo apunta a que es el principio del iceberg de todo lo que pueden salir a lo largo de las semanas.

En este último informe que tambaleó todo el tablero político al conocerse la presunta corrupción dentro del principal partido del Gobierno, la UCO ha documentado movimientos financieros sospechosos, adquisición de propiedades y evidencias de blanqueo de capitales vinculadas a Koldo García y a varios miembros de su entorno. El informe no sólo detalla la operativa de la trama, sino que pone el foco en las conexiones políticas que habrían facilitado la adjudicación de contratos a empresas sin experiencia previa en la materia, a cambio de comisiones que, en algunos casos, podrían superar los dos millones de euros. Además, las conversaciones estaban manchadas de machismo, con su consecuente rechazo público. Estas revelaciones aumentan la presión sobre los responsables políticos del momento, en especial sobre Ábalos, quien fue ministro entre 2018 y 2021; Santos Cerdán, quien dejara el acta de diputado la semana pasada y sobre el propio PSOE, que trata de contener los daños a su imagen pública.

Este lunes, 23 de junio, se celebrarán dos comparecencias particularmente esperadas ante el Tribunal Supremo. Por la mañana será el turno de Koldo García, exasesor que ya ha sido señalado como uno de los cerebros operativos del entramado. Se espera que su declaración sea tensa, dado que su implicación parece incuestionable y podría tratar de desmarcarse señalando hacia arriba en la cadena de mando tal y como ha hecho Aldama los últimos meses, otro de los implicados en la corrupción de los diferentes sectores de la trama. Por la tarde, comparecerá José Luis Ábalos, cuya trayectoria política ha quedado marcada por este escándalo y que resiste los envites en el Grupo Mixto como diputado. Aunque sigue defendiendo su inocencia y asegura no haber conocido ni autorizado ningún tipo de conducta ilícita, el hecho de que se negara a entregar su acta en el Congreso provocó su salida del grupo socialista y lo colocó en el centro del foco político. Precisamente en los últimos días se le ha retirado el carnet de militante también del partido después de haberlo mantenido durante los últimos 15 meses.

El PSOE, por su parte, intenta marcar distancias con el escándalo, subrayando que el partido actuó con firmeza al exigir responsabilidades políticas inmediatas y una auditoria las horas siguientes al conocimiento público del informe de la UCO. Sin embargo, la estrategia se complica con la comparecencia prevista para el próximo 30 de junio de Santos Cerdán, ex número tres del partido y, al igual que Ábalos, quien fuera secretario de Organización del partido. Cerdán era una figura muy cercana al presidente Pedro Sánchez y su declaración será seguida con lupa por la oposición y por una opinión pública cada vez más crítica ante la corrupción. Aunque su nombre parece situarse como receptor del dinero, sí ha aparecido en diversas conversaciones del entorno de Koldo que refleja el informe de la UCO, lo que ha suscitado dudas sobre hasta qué punto el caso puede alcanzar el entramado al corazón del partido. La inestabilidad y la incertidumbre acerca de lo que pueda pasar en un futuro se ha asentado en el Congreso de los Diputados, donde los socios intentan calibrar hasta qué punto puede resquebrajar el Ejecutivo y si podría llegar a derribarlo. 

  Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, el pasado lunes en La MoncloaEFE/ Borja Sanchez-trillo

Los grupos parlamentarios de la oposición han exigido transparencia total y han acusado al Gobierno de intentar minimizar el alcance del escándalo. Tanto el Partido Popular como Vox han pedido que se amplíen las investigaciones a todos los contratos firmados durante los actos revelados por la Guardia Civil, y especialmente aquellos gestionados por intermediarios sin experiencia previa. Insisten en que la responsabilidad no puede reducirse a un asesor ni a un exministro, sino que debe examinarse si existió una red de clientelismo o corrupción política más amplia que pudiera afectar a todo el Ejecutivo y que conllevaría la caída del mismo. En ese contexto, el testimonio de Cerdán se percibe como un posible punto de inflexión: si se detectan incoherencias o nuevos datos comprometedores, las consecuencias para el PSOE podrían ser aun más devastadoras en una herida que no cesa de sangrar con el paso de los días y que, según informaciones reveladas por la Cadena Ser, podrían ser sólo el comienzo de un abanico cada vez más grande. 

Desde el Gobierno central se insiste en que se debe respetar el proceso judicial y en que no se puede hacer "de la anécdota una norma en la izquierda". Ante un Ejecutivo que intenta resistir los envites que supone la corrupción en el organismo del principal partido del Gobierno, las declaraciones de Koldo y Ábalos este lunes suponen un jarro de agua fría en las horas más bajas de la legislatura. Según Pedro Sánchez y con las piezas actuales que se encuentran en el tablero, no hay posibilidad de que exista un adelanto electoral, algo que reclama firmemente la oposición. "Las elecciones serán cuando toquen, como ha sido siempre, cada cuatro años. Es decir, en 2027", anunciaba el líder del Gobierno en una rueda de prensa en la sede socialista de Ferraz donde dio las explicaciones acerca de las informaciones que señalaron la corrupción de sus dos manos derechas y sus ex secretarios de Organización del partido. 

Lo que comenzó como una indagación sobre la compra de mascarillas y comisiones en 2020 se ha transformado en un campo de batalla entre el Gobierno y la oposición, y también en una fuente de tensiones internas en el propio PSOE que son conscientes de que el 'talón de Aquiles' puede suponer la caída del Gobierno de coalición. Dentro de la propia formación, las voces que siempre han sido críticas con Sánchez han radicalizado más su discurso dejando entrever las costuras del partido y las tensiones. "Estamos ante el momento más crítico del PSOE, en una situación insalvable que no sabremos cuánto tardaremos en recuperarnos", aseguraba Emiliano García-Page, presidente socialista de Castilla-La Mancha en una entrevista concedida a la cadena Cope. En otras palabras, la sangre no sólo se huele en la oposición, que ha endurecido más aun su discurso, sino también desde dentro del propio partido y sus socios de investidura. "Hemos visto a un presidente muy tocado y tenemos que aprovechar el tiempo que nos queda, que no sabemos cuánto puede ser, para avanzar en derechos sociales y la gente se pueda comprar un piso decente", afirmaba el portavoz de Esquerra Republicana en los pasillos del Congreso instantes después de mantener una reunión con el líder del Ejecutivo para ver la viabilidad de la legislatura.   

Con la actividad parlamentaria acercándose al final del curso político, y tras un primer semestre agitado por la amnistía y la tensión con los socios independentistas, el caso Koldo amenaza con convertirse en la mayor fuente de desgaste político para el PSOE que ve cómo el castillo de naipes puede empezar a derrumbarse. Las comparecencias de los próximos días no sólo servirán para delimitar responsabilidades judiciales, sino que marcarán también el tono del debate político de cara a un mes de julio que se presenta como decisivo en el tablero. Con un Congreso Nacional extraordinario del Partido Popular del 4 al 6 de ese mismo mes donde coincidirá el congreso del Partido Socialista, donde previsiblemente se elegirá a un nuevo secretario de Organización, y con la comparecencia del presidente del Gobierno en la que se desconoce el impacto que puede acumular desde entonces el 'caso Koldo'.

La herida se hace más profunda con el paso de los días, no sólo por la desconfianza generada en el Partido Socialista —que llegó al poder a través de una moción de censura prometiendo limpieza, transparencia y ejemplaridad en lo que la corrupción se refiere—, sino también por una legislatura a la que socios y oposición empiezan a verle una temprana fecha de caducidad. Las comparecencias de Ábalos y Koldo este lunes —y posteriormente la Cerdán— podrán señalar un rumbo en el devenir de la actualidad política, en el tono del mensaje de los diferentes protagonistas y quién sabe si el principio del fin definitivo del Gobierno liderado por Pedro Sánchez.