¿Son eficaces las pulseras telemáticas que Igualdad quiere poner a los agresores sexuales?

¿Son eficaces las pulseras telemáticas que Igualdad quiere poner a los agresores sexuales?

El sistema de geolocalización se ha usado en más de 12.000 casos sin que haya habido víctimas mortales, pero algunas asociaciones advierten de su posible mal uso: "Damos un arma a los maltratadores para que sigan maltratando"

Pulsera de control telemáticoMinisterio de Igualdad

El Ministerio de Igualdad, a través de la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género, dio una instrucción el pasado mes de diciembre para atender en 24 horas a las mujeres que pidan dispositivos telemáticos de control de sus agresores cuando estos vean recortadas su pena de prisión en aplicación de la conocida ley del "sólo sí es sí". 

Esta ha sido una de las primeras decisiones de la cartera de Irene Montero después de que al menos 180 condenados por delitos sexuales se hayan beneficiado de la aplicación de esta nueva norma y es la primera vez que estos dispositivos se ofrecen a mujeres víctimas de la violencia sexual. De momento, ningún juez ha tenido en cuenta esta medida.

La propia ley de libertad sexual ya contemplaba la imposición de medios telemáticos de vigilancia para agresores sexuales, pero su entrada en funcionamiento estaba prevista en 2024. Igualdad ha adelantado los plazos y ya tiene sobre la mesa el pliego de licitación de 4.000 de estos mecanismos por valor de unos 48 millones de euros. La partida sale de los Fondos Europeos de Recuperación.

Pero, ¿cómo funciona este dispositivo y cuál es su eficacia? Según los últimos datos disponibles en el Boletín Estadístico Mensual del Ministerio de Igualdad, correspondientes a noviembre de 2022, en España hay 3.015 dispositivos de seguimiento de agresores machistas. Son un 16,7% más que en el mismo mes del año anterior. La Comunidad Autónoma con un mayor número de dispositivos activos es Andalucía, con 1.138, el 37,7% del total. La siguen la Comunidad Valenciana, con 376, y Madrid, con 289. Desde que se instalaron estos dispositivos se han utilizado en más de 12.300 casos de riesgo en España.

Los dispositivos los portan tanto la víctima como el agresor. El segundo lleva una especia de pulsera de pequeñas dimensiones que puede ponerse en el brazo o en el tobillo. Dicho dispositivo emite una señal de radiofrecuencia e incorpora unos sensores que permiten detectar su manipulación o rotura, así como la ausencia de contacto con la piel del usuario. A su vez, debe llevar siempre encima un dispositivo de localización GPS para dar cuenta de sus movimientos. La víctima lleva también este localizador, aunque la suya incorpora una antena exterior de radiofrecuencia que detecta la señal del transmisor del agresor en el caso de que se encuentre próximo a él.

El sistema permite configurar en los dispositivos todas las zonas de exclusión fijas que se estimen necesarias para considerar que las víctimas se encuentran seguras, como el domicilio, el lugar de trabajo o el término municipal en función de la distancia que el agresor no puede romper. Si lo hace, el sistema lanza el aviso de alerta.

El Ministerio de Igualdad tiene contratada la prestación del servicio del sistema de seguimiento con una empresa privada, que es la encargada de realizar las tareas de monitorización, operación e instalación de los dispositivos, así como el control de las alarmas.

Desde el año 2009 hasta la actualidad han sido asesinadas en España –según las estadísticas oficiales– 761 mujeres por violencia de género. Ninguno de los agresores portaba una pulsera telemática en el momento de cometer el crimen. 

"Me moría de miedo, era una situación infernal"

Sin embargo, algunas asociaciones que trabajan diariamente con mujeres víctimas de violencia de género alertan también de los problemas que puede generar este dispositivo. Es el caso de Alma, una organización creada en 2014 que ya ha atendido a más de 3.000 mujeres. Gregorio Gómez Mata, su confundador y secretario general, ha subrayado que se le está dando "un arma" a un maltratador para que siga ejerciendo violencia psicológica contra su víctima. "Las pulseras empezaron siendo eficaces, pero los agresores han aprendido a usarlas también contra ese fin", señala en una conversación telefónica con El HuffPost.

Gómez Mata expone el caso de María Chaparro, una víctima de violencia de género cuya expareja fue condenada a nueve años de prisión por maltratarla de forma continuada. Mientras se encontraba bajo orden de alejamiento y llevaba la pulsera telemática, el hombre distanciaba los dos dispositivos o se acercaba a su víctima lo suficiente como para que saltara la alerta y ella se sintiera intimidada. "Denunciamos estas irregularidades, pero el juez las archivó", asegura el secretario de Alma.

La propia María dio buena cuenta de infierno que vivió durante aquellos meses. "Todas las infracciones fueron provocadas de manera voluntaria. Cada vez que quebrantaba la orden de alejamiento, la policía no sabía dónde localizarlo. Los agentes me llamaban y me decían que tomara las precauciones que yo considerara. Yo me moría de miedo, era una situación infernal. Yo era la que me quedaba en casa, prisionera, mientras él estaba libre. Pero lo peor era el desasosiego o el miedo a que pudiera entrar en mi casa. Era otra forma de seguir maltratándome", relató en un audio publicado en internet

Además, la sola obligación de la mujer a portar el GPS puede llevarla a sentirse estigmatizada y de nuevo víctima de su agresor, como así denuncia la asociación. Al respecto, la secretaria de Estado de Igualdad, Victoria Rosell, señaló este martes que desde su equipo ya están estudiando otro tipo de dispositivos, más actuales, y que hagan sentir menos víctima a las mujeres, como relojes digitales u otros similares.

En el caso de las pulseras telemáticas para agresores sexuales, González Mato también subraya que dichos dispositivos sólo se podrán poner a condenados que disfruten de algún beneficio penitenciario con la rebaja de su condena, puesto que los que salgan de prisión con la pena cumplida estarán libres de cualquier obligación. "Si salen excarcelados, terminan sus penas. Ya está juzgado", subraya. 

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Licenciado en periodismo por la Universidad Carlos III. Actualmente, es redactor de política en El Huffington Post, tras nueve años como coordinador en ABC, cuatro como director digital en el grupo COPE y seis meses en Mediaset. Puedes contactar con él en javier.escartin@huffpost.es