Científicos españoles usan la nevera para jubilar a la caldera
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Científicos españoles usan la nevera para jubilar a la caldera

Un grupo de investigadores ha dado con ello.

Imagen de archivo de un fontanero reparando una caldera.Olga Yastremska via Getty Images

Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid ha publicado un estudio en The James Dyson Award en el que han detallado cómo se puede reutilizar el calor residual de la nevera para calentar el agua y jubilar así a las calderas.

Lo hacen a través del sistema Reheat, que permite usar "el calor residual del refrigerador para ayudar al calentador de agua, ahorrando energía y teniendo un impacto económico y ambiental positivo".

"Nos inspiramos en el empeoramiento del cambio climático y el aumento constante de los precios de la electricidad y el gas. El coste de vida es más alto que nunca y nuestro planeta corre un gran riesgo. Esa fue nuestra idea clave al diseñar Reheat", explican en la presentación.

El equipo de investigadores observó la cantidad de energía que se usa y se desperdicia. "Teniendo en cuenta que todo el mundo tiene un frigorífico y que debe estar en funcionamiento constantemente, sabíamos que habría una forma de reutilizar una cantidad tan grande de energía", detallan.

El grupo de expertos asegura que los frigoríficos "funcionan transfiriendo el calor de su interior al exterior". "El refrigerante absorbe dicho calor y recorre el serpentín del frigorífico, repartiéndolo uniformemente por toda su superficie exterior, para disiparlo", explican.

"Conectando dicho depósito de agua con el termo, podemos suministrarle agua fría (antes de que el termo alcance la temperatura deseada), calentarla y, a continuación, devolverla al termo a la temperatura que deseemos", añaden.

"Como el termo está constantemente suministrando y recalentando agua, el depósito de agua es mucho más pequeño que el termo, lo que permite que este proceso se repita de forma constante y rápida", han indicado.

Aunque de momento ya cuentan con el diseño, los materiales y el sistema necesario, todavía toca llevarlo a la práctica, a "escenarios de la vida real". "Si bien los beneficios están matemáticamente demostrados, se necesitaría más investigación para optimizarlo a la perfección", reconocen.

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