Cientos de extranjeros acuden a este pueblo de Lleida de menos de 1.000 habitantes para convertirse en camioneros
Una oportunidad hacia una vida mejor en Europa.

Un municipio de la comarca de les Garrigues con menos de 1.000 vecinos empadronados ha vivido durante los últimos meses una transformación poco habitual: cada mes llegan centenares de alumnos, sobre todo procedentes de Latino América, atraídos por cursos privados que les permiten obtener el CAP y abrirse paso en el mercado laboral español. Una oportunidad que para muchos representa el primer paso hacia una vida mejor en Europa.
Esto sucede en Castelldans, una localidad de la provincia de Lleida que se ha revitalizado gracias a la empresa British Formació, con sede en Mollerussa, la cual ha convertido la carencia de conductores profesionales en España en un modelo formativo y de negocio. Según informa Segre, el proyecto impulsa la economía local pero la Administración teme un posible uso fraudulento del convenio que ampara la iniciativa.
Sus cursos superan los 6.000 euros e incluyen trámites, la preparación y el examen del Certificado de Aptitud Profesional (CAP). El plan contempla una estancia mínima de cuatro meses y tan solo en el último año han pasado por la academia miles de alumnos, pudiendo acoger en cada convocatoria mensual a unos 200 más. Su director comercial, David González, asegura que “la empleabilidad es del 100%” y que apenas dos aspirantes no lo han logrado.
Inquietud en las administraciones
El CAP es obligatorio para quienes ejerzan como conductores profesionales, tanto para transporte de mercancías como pasajeros, y requiere la superación de una formación acreditada y un examen. Ahora bien, British Formació solo contribuye al aprendizaje de sus alumnos, no contrata ni tampoco garantiza encontrar empleo como transportista, de la misma forma que no ofrece un asesoramiento que vaya más allá del curso pagado
En este contexto, la mayor parte de los alumnos proceden de Perú y aterrizan en España gracias a un convenio interministerial que permite a extranjeros trabajar y formarse a la vez. Ese marco facilita la entrada legal a la Unión Europea para quienes ven en la conducción profesional una vía de inserción laboral. No obstante, el desembarco masivo ha causado efectos contradictorios a nivel local.
Por un lado, la presencia de los alumnos ha dinamizado actividades en Castelldans y obligado a reconvertir instalaciones, ya que la academia abrió en parte la antigua caserna de la Guardia Civil como centro-residencia. Por otro, las administraciones locales han mostrado inquietud ante unos posibles usos indebidos del convenio: varios exalumnos han solicitado ayudas sociales al no poder subsistir una vez terminado el curso. Esto en parte se debe a que la academia no se responsabiliza de la búsqueda de empleo tras la formación.
“Nos presentaron una oportunidad de vida mejor y la realidad es distinta. Los gastos se multiplican y muchos acaban endeudados o trabajando en negro”, asegura David Bastidas, un peruano estudiando para ser camionero, en declaraciones al citado medio. Mientras la administración estudia posibles actuaciones, Castelldans se ha convertido en un ejemplo local de los retos que plantea integrar a trabajadores extranjeros en procesos formativos con impacto directo en comunidades pequeñas.
