La plaga mortal para perros sube de nivel: fiestas canceladas, los niños deben quedarse en casa
Un experto advierte de su rápida expansión por el desprendimiento de sus pelos.

La procesionaria del roble, muy común en España, está generando preocupación en diversas regiones alemanas este verano. Más allá del riesgo de contacto directo con estas orugas, lo más insidioso es su capacidad de afectar a las personas a distancia, así como a los perros, a los que pueden llegar a causar la muerte.
"El problema con estas orugas es que el contacto con ellas no solo puede provocar reacciones alérgicas, sino que también pueden perder sus pelos. Estos pueden desprenderse y luego ser transportados unos 50 metros más lejos por el viento", explica Kay Bultmann, subdirectora del departamento de salud, en declaraciones recogidas por Frankfurter Rundschau.
Las consecuencias ya son tangibles: guarderías, eventos deportivos y festivales han tenido que ser suspendidos o sufrir modificaciones en sus actividades. "No había otra opción que quedarse en el edificio y mantener las ventanas cerradas", afirma Dietmar King, presidente de la guardería Sportallianz Aalen.
La plaga ha afectado gravemente al bosque municipal de Rohrwang, donde una empresa especializada trabaja intensamente para controlar la situación con carretillas elevadoras y aspiradoras industriales. "En 15 años como podador de árboles, nunca había experimentado algo así", señala Reiko Fürst, responsable de la operación, al medio SWR.
Alta toxicidad
La toxicidad de estos insectos no debe subestimarse. A partir del tercer estadio larvario, las orugas desarrollan finos pelos urticantes que contienen taumetopoeína, una toxina que provoca picazón, inflamación, irritaciones oculares e incluso ataques de asma. Los pelos, transportados por el viento, se adhieren con facilidad a la piel humana.

"Bajo ninguna circunstancia se deben tocar las orugas", advierte Lea Dieckmann, experta del Instituto de Investigación Forestal de Baden-Württemberg (FVA). La especialista recomienda mantenerse en los senderos, evitar cualquier contacto con nidos, excrementos o mudas, y tomar medidas inmediatas en caso de exposición: enjuagar bien la zona, ducharse, cambiar la ropa al aire libre y lavarla a 60 grados.
Dieckmann recuerda que estas orugas viven en colonias y se desplazan en grupo, de ahí su nombre, formando nidos visibles en forma de telarañas. Un médico ha advertido recientemente que la expansión de esta especie representa "una plaga moderna" que requiere vigilancia, prevención y acción rápida.
