Los investigadores apuntan a una combinación de tres dispositivos que pueden reducir la factura de la luz a la mitad
Gracias a esta tecnología, el sistema puede equilibrar las variaciones en la producción solar y ofrecer calor cuando más se necesita.

Un equipo de ingenieros de la Universidad de Western Ontario, en Canadá, ha desarrollado un sistema doméstico que podría transformar la manera en que se consume y almacena energía en los hogares. La propuesta combina tres tecnologías clave: paneles solares, bomba de calor y un acumulador térmico basado en cambio de fase, todo integrado en una única solución eficiente y escalable.
El proyecto se está probando en una vivienda de dos plantas ubicada en Komoka, Ontario, que funciona como laboratorio experimental. Los paneles solares instalados en el tejado generan electricidad que alimenta una bomba de calor. Esta, a su vez, produce energía térmica que se almacena en un acumulador que utiliza materiales como sal o cera para conservar el calor mediante el cambio de estado físico.
Este tipo de almacenamiento térmico aprovecha el fenómeno físico por el cual un material, al fundirse o solidificarse, absorbe o libera grandes cantidades de energía sin cambiar de temperatura. Gracias a esta tecnología, el sistema puede equilibrar las variaciones en la producción solar y ofrecer calor cuando más se necesita, incluso en ausencia de sol.
Los primeros resultados son prometedores: se ha logrado reducir las facturas eléctricas en un 45% y las emisiones de CO₂ en un 55%. Además, el autoconsumo de energía solar ha aumentado en un 60%, lo que implica una menor dependencia de la red eléctrica convencional.
Según el investigador Shafquat Rana, el objetivo es demostrar la viabilidad del sistema durante todo un año, con la meta final de eliminar el uso de combustibles fósiles en la calefacción residencial. El sistema, además de ser seguro y rentable, puede instalarse tanto en viviendas nuevas como en existentes sin necesidad de grandes reformas.
