Mi esposa ambiciosa prefirió un ascenso a aceptar mi propuesta de irnos al campo: no pienso volver con ella
"¿El amor se aferra o se deja ir? No sé. Pero cada día trato de aprender a vivir con esta ignorancia".

Relato en primera persona de un polaco de 35 años que ha visto cómo su relación con su esposa se ha roto a la hora de tener que tomar una decisión vital que afectaba a su familia. Lo recoge el portal polaco Kobieta en su sección de historias personales.
Diseñador gráfico freelance de profesión, Kamil quería dar un golpe de timón e irse al campo a vivir una vida más sencilla. Maja, en el departamento de marketing en una gran empresa, quería seguir realizándose y avanzando profesionalmente. Esto último, lógicamente, pasaba por aceptar un ascenso que les llevaría de su pequeña ciudad a la capital, la gran Varsovia.
"¡¿Qué?! Maja, pero… ¡aquí tenemos vida! La casa, la guardería de Zosia [la hija], mis clientes... ¿Y quieres dejarlo todo?", expuso él durante la cena en la que le anunció que había recibido una propuesta de ascenso. "¡Quizás, finalmente, pensaré en mí!", respondió, reprochándole que "siempre estuviste satisfecho. ¿Y yo? Ya me estoy asfixiando en esta ciudad. ¡Tengo la oportunidad de desarrollarme allí, Kamil!".
"¿Qué se supone que debemos quedarnos aquí y esperar hasta que se aburra?"
Tras preguntarle entonces qué ocurriría con la relación, ella le advirtió: "No te pido tu consentimiento. Te estoy informando. Tengo dos semanas para decidir". Aceptó tácitamente, y después Kamil fue a hablarlo con sus padres. "Quizás no deberías prohibirle que haga eso. Maja siempre ha sido ambiciosa. ¿Tal vez necesita esta oportunidad?", le hizo reflexionar su madre.
"¿Oportunidad? ¿Y yo? ¿Y Zosia? Entonces, ¿qué se supone que debemos quedarnos aquí y esperar hasta que se aburra de Varsovia?", le respondió él, para volver a obtener otra reflexión de su madre: "A veces vale la pena dejar ir a alguien para que pueda regresar. Es mejor así que aferrarse a la fuerza".
Hasta que llegó el momento de la despedida. "¿Vamos a pelear por esto? ¿Quieres llevártela [a Zosia] a Varsovia? ¿A partir de ahora sólo para fines de semana, festivos y teléfono?", preguntó Kamil. "No. Ahora no. No puedo sacarla de lo que conoce. Tienes tiempo, estás arraigado aquí. Yo... yo ni siquiera sé dónde estaré viviendo dentro de un mes", respondió ella, según su relato.
Ya ha pasado un año de esa cena. Kamil ha empezado de nuevo por su cuenta, pero todavía se hace muchas preguntas sobre lo ocurrido. "¿El amor se aferra o se deja ir? No sé. Pero cada día trato de aprender a vivir con esta ignorancia", sentencia.
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