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Nahéma, una mujer sin hogar, pinta escaparates para Navidad: "Es mejor que mendigar. Prefiero hacer algo con mis propias manos"

Nahéma, una mujer sin hogar, pinta escaparates para Navidad: "Es mejor que mendigar. Prefiero hacer algo con mis propias manos"

La iniciativa encontró una muy buena aceptación en varios negocios, que le dieron una oportunidad.

Escaparate navideño
Escaparate navideñoGetty Images

La escena pasa desapercibida para la mayoría de quienes cruzan la Route du Mans, en Sablé-sur-Sarthe. Entre un supermercado y una tienda de cocinas, una mujer con un gran cárdigan multicolor tejido a mano espera apoyada en la pared. No pide nada concreto. Observa. Ese día, sin embargo, sabía que algo iba a ocurrir. “Tenía la sensación de que alguien venía”, recordaría después. Y no se equivocaba.

Su nombre es Nahéma Lebatteux, tiene 36 años y lleva tiempo viviendo sin un hogar fijo. Hoy ocupa una página entera del periódico local. Para alguien acostumbrada a moverse en los márgenes, no deja de resultar casi irreal.

Nahéma suele colocarse frente a la tienda Envia Cuisines. Allí fue donde, hace unas semanas, reunió el valor suficiente para proponer algo poco habitual: decorar el escaparate navideño del establecimiento. La idea no surgió de la nada. Aunque ahora sobrevive como puede, el arte siempre ha formado parte de su vida.

La gerente del comercio, Laura Delahaye, escuchó la propuesta sin prejuicios. Nahéma le mostró dibujos, bocetos y fotografías de antiguos trabajos. "No sabía si iba a parecer creíble", confiesa. Hacía más de cuatro años que no tocaba un escaparate y dudaba de que alguien confiara en ella. Pero Laura lo hizo. No solo aceptó el encargo, sino que además le proporcionó los materiales necesarios.

Si Nahéma sabe cómo transformar un cristal en un pequeño escenario es porque lo aprendió en casa. Es hija de Patrick Lebatteux, conocido en Sarthe y Mayenne por sus pinturas efímeras en escaparates bajo el seudónimo de "Lézard Plastick". Durante años, padre e hija recorrieron pueblos y ciudades decorando tiendas. Aquella actividad incluso llegó a aparecer en el informativo del mediodía de Jean-Pierre Pernaut, cuando aún era una referencia televisiva en Francia.

“Estuve diez años ayudándolo”, cuenta Nahéma. Tras la muerte de su padre en 2024, ese saber quedó en pausa, como tantas otras cosas en su vida. Volver a pintar un escaparate era también una forma de reencontrarse con él.

“Vi fragilidad, pero también una fuerza enorme”

El resultado del trabajo navideño superó las expectativas. La decoración atrajo miradas y comentarios positivos de los vecinos. Para Laura Delahaye, lo más impactante no fue solo el escaparate, sino la persona que había detrás. "En sus ojos vi fragilidad y dolor, pero también una fuerza increíble, la de alguien que quiere salir adelante”, explica. La identificación fue inmediata. “Yo también pasé por dificultades antes de montar mi empresa", reconoce.

Satisfecha con la experiencia, la gerente decidió dar un paso más y compartir la colaboración en redes sociales, con la esperanza de que otros comercios se animaran a contar con Nahéma. El efecto no tardó en llegar.

Poco después, otro negocio de la localidad, el taller de carpintería Poupin, se puso en contacto con ella para encargarle una nueva decoración. "Lo mejor es que le encanta hacerlo", dice Laura, convencida de que este tipo de iniciativas pueden cambiar trayectorias vitales.

Para Nahéma, cada encargo es una alternativa clara a la mendicidad. “Es mejor que pedir. Prefiero hacer algo con mis propias manos”, afirma con rotundidad. No se plantea, al menos por ahora, crear su propia empresa. "Me gustaría seguir, pero no me veo montando un negocio", admite con realismo.