No puede pagar el campamento de su hija y el Ayuntamiento amenaza con sacudir el calendario escolar a nivel nacional
Las viejas vías con voluntarios se están terminando y las familias reclaman soluciones adaptadas a la situación actual.

La denuncia pública de una madre que no pudo costear el campamento de verano para su hija de tres años ha reavivado el debate sobre la accesibilidad de los servicios educativos durante el periodo estival. El caso, que se viralizó en redes sociales y recoge el portal italiano Fanpage, expone una problemática estructural que afecta a miles de familias italianas: la falta de alternativas asequibles para la conciliación familiar durante las vacaciones escolares.
Daniela Garofalo, madre trabajadora, compartió su experiencia al tener que recurrir a una colecta familiar para cubrir los 535 euros que costaba un campamento de cuatro semanas. Su testimonio refleja una realidad cada vez más común: los centros de verano se han convertido en un gasto inasumible incluso para familias de clase media, especialmente cuando ambos progenitores trabajan y no cuentan con redes de apoyo.
Según datos recogidos por el Ayuntamiento de Lecco, los precios de estos servicios oscilan entre 100 y 150 euros semanales por niño, con ofertas que superan los 250 euros. Estos importes, aunque necesarios para cubrir costes operativos y de personal, suponen una carga económica significativa para muchas familias.
El problema de la conciliación: el golpe que han recibido los campamentos estivales
La concejala de Familia, Juventud y Comunicación del Ayuntamiento de Lecco, Alessandra Durante, subrayó que el problema no se limita a casos de vulnerabilidad social, sino que afecta transversalmente a hogares con ingresos medios. En su opinión, el calendario escolar actual no responde a las necesidades de la vida familiar contemporánea, generando un vacío de más de tres meses sin cobertura educativa ni asistencial para los menores.
Durante propuso una revisión estructural del calendario académico, diferenciando entre tiempo lectivo y tiempo educativo, y reconociendo a la escuela como un espacio de integración, seguridad y continuidad formativa, especialmente para los niños más vulnerables.
En muchos municipios, este tipo de iniciativas han sido históricamente una solución accesible gracias al trabajo de voluntarios. Sin embargo, la disponibilidad de personal voluntario ha disminuido, mientras que la demanda de servicios no deja de crecer. Esta tendencia amenaza la sostenibilidad de una red que ha sido clave para contener los costes de los campamentos de verano.
El Gobierno italiano ha financiado el 'Plan Verano' para apoyar actividades en escuelas primarias y secundarias, pero ha dejado fuera a las escuelas infantiles. Esta exclusión ha sido duramente criticada por autoridades locales, ya que los niños de 3 a 6 años requieren una mayor proporción de educadores por alumno, lo que incrementa los costes y reduce las alternativas disponibles para las familias.
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