Un casero le presta un apartamento a su amiga enferma hace 23 años y su lucha por recuperarlo acaba en los tribunales

Más de dos décadas después de ceder de manera gratuita un apartamento a una amiga enferma, un propietario ha tenido que llegar hasta la más alta instancia judicial de Francia para recuperar su vivienda. La historia, publicada por Midi Libre a raíz de un reportaje de la revista Capital, muestra los problemas legales que puedan aparecer en un acuerdo verbal entre particulares.

Los hechos se remontan a principios de los años 2000, cuando el propietario del inmueble decidió ofrecerle alojamiento a una amiga italiana que padecía sida, para que pudiera recibir tratamiento médico en Francia. No firmaron ningún contrato ni establecieron duración alguna del préstamo: solo un acuerdo de palabra. Durante 23 años, la mujer vivió en el piso sin abonar alquiler alguno.

Cuando el casero solicitó la devolución de la vivienda, ya en 2023, la inquilina se negó a marcharse. Alegó que el préstamo debía entenderse como vitalicio, dado su estado de salud. A pesar de recibir una carta certificada con un preaviso de tres meses, la ocupante mantuvo su negativa.

La justicia avala el derecho del propietario

Ante la falta de acuerdo, el propietario llevó el caso a los tribunales. Solicitó la rescisión del préstamo, la expulsión de la mujer  y una indemnización por la ocupación del inmueble. La justicia de primera instancia falló a favor de ella. Sin embargo, el Tribunal de Apelación de Aix-en-Provence revocó esa decisión y el asunto acabó ante la Cour de cassation, el equivalente francés al Tribunal Supremo.

El 14 de mayo de 2025, la Corte zanjó el litigio dando la razón al propietario. En su fallo, recordó que “en ausencia de término convenido o previsible, el préstamo de uso puede ser rescindido en cualquier momento por el prestador, con un preaviso razonable”. En este caso, el plazo de tres meses fue considerado suficiente.