Un experto en marketing de viajes, sobre el cambio de hora en España: "Lo más coherente para el turismo sería mantener el que permite aprovechar las tardes"
Este cambio afectaría a la salud, al ahorro energético y, sobre todo, al turismo.
Tras el anuncio del Gobierno de que propondrá ante la Unión Europea poner fin al cambio estacional de hora, el viejo debate sobre qué huso horario debe adoptar España se ha reavivado con fuerza. La medida ha vuelto a dividir opiniones entre quienes defienden mantener el horario de invierno por motivos de salud y quienes apuestan por conservar el de verano para aprovechar mejor las tardes y la luz natural.
La iniciativa del Ejecutivo pone sobre la mesa preguntas clave sobre salud, ahorro energético y, sobre todo, sobre cómo afectaría al turismo, uno de los grandes motores de la economía española. “La decisión más coherente sería mantener un horario que permita aprovechar al máximo las tardes”, explica Daniel Martínez Delfa, Senior Marketing Manager de WeRoad en España, en declaraciones recogidas por 20 Minutos.
En su análisis, Martínez Delfa subraya que el reparto de luz a lo largo del día puede cambiar hábitos de visita, experiencia y ocio en comunidades muy distintas entre sí. Un horario de invierno permanente adelantaría los amaneceres, algo positivo para actividades matinales en zonas costeras, pero acortaría las tardes, lo que podría limitar las horas de ocio exterior en meses clave para la hostelería y el turismo nocturno.
Por el contrario, mantener el horario de verano todo el año alargaría las tardes, favoreciendo paseos, cenas en terraza y vida nocturna. No obstante, en regiones del noroeste, como Galicia, provocaría amaneceres muy tardíos en invierno, con sus consecuencias sobre la actividad a primera hora. “Si los días se acortan o cambian su ritmo de luz, el turismo de interior o de naturaleza puede ganar atractivo en ciertos meses”, explica el experto.
Mucho a tener en cuenta
Los argumentos sanitarios forman parte del debate. María Ángeles Rol, experta en cronobiología e investigadora de Ciberfes, defiende que el horario estándar (u horario “de invierno”) es más respetuoso con los ritmos circadianos y con la salud pública, y alerta sobre los efectos del desajuste lumínico en sueño y bienestar. “Alterar estos ritmos tiene consecuencias generales sobre el organismo”, explica en Cadena SER.
Desde el punto de vista económico, sectores como la hostelería, el comercio y el ocio nocturno estarían entre los más sensibles ante una decisión que modifique la franja de luz por la tarde. Esto se debe a que en un país que vive buena parte de su turismo alrededor de la experiencia al aire libre, entre terrazas, paseos, playas y gastronomía, las tardes largas tienen un valor añadido difícil de cuantificar pero visible en la actividad diaria.
Martínez Delfa recuerda que el turismo es un sector con alta capacidad de adaptación: la oferta y la demanda suelen reprogramar horarios y hábitos para sacar partido del destino. Aunque en su opinión, lo más coherente es optar por la alternativa que deje luz para las tardes, lo cierto es que la decisión final deberá sopesar también salud pública, tradición y equilibrio territorial, en una España donde el sol y la calle siguen marcando el ritmo de la vida.