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Un fotógrafo deja sin palabras al encontrar a personas idénticas sin ser familia y sin que se conozcan

Un fotógrafo deja sin palabras al encontrar a personas idénticas sin ser familia y sin que se conozcan

¡No soy un doble! es un proyecto creado por un artista canadiense que pasó unos 20 años de su vida buscando y fotografiando dobles por todo el mundo.

Un fotógrafo en una imagen de archivo.Getty Images

François Brunelle entró hace años a un bar que sólo ofrecía vino blanco y tinto. Sin saber cuál elegir, le pidió al camarero que decidiera por él y este, mirándolo, le dijo que normalmente bebía vino tinto. "Entonces le pregunté si nos conocíamos y me dijo que sí, que yo era un cliente habitual. Pero esa era la primera vez que ponía un pie en ese bar, me confundió con un hombre que se parecía mucho a mí", explica el fotógrafo. 

Con esta anécdota comenzó ¡No soy un doble!, un curioso proyecto creado por el artista canadiense, que pasó unos 20 años de su vida buscando y fotografiando dobles por todo el mundo, personas que no se conocían de nada ni tenían lazos entre sí, pero que parecían idénticas, según publica el medio italiano La Repubblica.

"A mí me han confundido varias veces con Rowan Atkinson, es decir, con Mr. Bean", afirmó Brunelle, que inició su proyecto en el 2000. Desde entonces ha fotografiado a más de 250 parejas en blanco y negro. Lo que para muchos es un simple capricho, esconde una idea mucho más compleja: "Para mí, el blanco y negro revela la esencia de quien está delante, elimina las distracciones del color y te permite ver a la persona de forma más pura. Es como hacer un boceto con un lápiz: puedes captar las estructuras fundamentales de las cosas. Al final, los artistas esbozan sus ideas con un papel y un lápiz".

Al principio, el fotógrafo buscaba gente en la calle, pidiendo datos de contacto a quienes, en aquel momento, eran poco más que completos desconocidos. Cuando encontraba a alguien que se parecía a otra persona que tenía en mente, se aseguraba de que se conocieran. Pero pronto este método se volvió agotador. 

Entonces involucró a los medios de comunicación, rogándoles que difundieran el proyecto. Al principio, ninguna revista parecía interesada pero a la primera publicación le siguieron otras. "Comenzaron a llegar decenas de correos electrónicos de todos los rincones del mundo. Muchos, por supuesto, me pidieron que encontrara a su doble. En ese momento, el verdadero desafío era reunir a estas personas, especialmente si vivían lejos", relató.