Un padre lleva 7 años cruzando el mar a diario para llevar a sus hijos al cole y la odisea sigue al llegar al muelle
Todo sacrificio tiene su recompensa.
La vuelta al cole ya es una realidad en España. Los más pequeños de la casa han vuelto a ponerse los uniformes -de ser obligatorios. y han cargado con sus mochilas de libros y estuches para comenzar un nuevo curso escolar. El pasado lunes 8 de septiembre, los alumnos, acompañados de sus padres, volvieron a hacer ese recorrido hasta las aulas: en muchas ocasiones solo unos minutos andando o quizás unos en coche separan su casa del centro de estudios, salvo para Jamaludin Musa.
Este instructor de buceo de 41 años lleva 7 años atravesando el océano para que sus hijos puedan asistir a la escuela. La familia reside en Kampung Salang, en la isla de Pulau Tioman, en Malasia, donde no existen centros educativos. Ante ello, hace todos los días un complicado y arriesgado viaje atravesando bosques, terrenos con pendientes muy elevadas y selvas potencialmente peligrosas para que sus pequeños Armin, de 11 años, y Aida Izabella, de 8, acudan a la escuela en Sekolah Kebangsaan Tekek, en una isla cercana a la que residen.
La travesía arranca a las 6:30 horas cuando la madre de la familia, Rozalia Bodi, prepara a los pequeños para ir en moto hasta el embarcadero de su isla. Desde ahí, en compañía de Jamaludin, toman un bote de 10 y 15 minutos - si la climatología es la adecuada- para después coger una moto que les lleva hasta la escuela. De hacer este recorrido únicamente por tierra, tardarían 4 horas en llegar a su colegio.
Un esfuerzo con recompensa
Al finalizar la jornada de estudios, su padre, que ya ha realizado el camino de vuelta, vuelve a acudir a completar el mismo itinerario para recogerlos. Un esfuerzo titánico que ha tenido sus frutos en los resultados académicos de sus hijos: "Están sobresaliendo, especialmente en deportes. Armin ha demostrado ser muy talentoso", argumentó Jamaludin, tal y como recoge el medio local malayo Sinar Harian.
El progenitor resaltó a dicho rotativo que dado el lugar en el que residen es importante que sus hijos destaquen en el plano académico, pero que también tengan conocimientos marítimos profundos y de navegación.
Así, todos los esfuerzos van dirigido a que reciban una educación lo más completa posible, a pesar de que ello suponga un desembolso económico alto para la familia, sin descuidar estas instrucciones marítimas. El mayor de los hermanos, Armin, ya es capaz de gobernar su propio barco, y, mostrando una vez más su carácter altruista, Jamaludin quiere que esas destrezas de su niño también sirvan de ayuda a demás vecinos del pueblo en caso de demandarlas.