Un restaurante pone un cartel para echar a los niños y el dueño culpa sin miramientos a los padres: "No es un parque infantil"
El debate está servido...

Las historias en torno a los niños en los restaurantes y bares dan para mil y un libros. Pero el episodio vivido recientemente en un local italiano da para una novela en sí mismo. Allí preside la entrada un cartel, 'No recomendado para menores de 18 años'. En otras palabras, que mejor no haya niños. Y el debate está servido.
"No tiene sentido andarse con rodeos, somos el lugar más democrático del mundo; hay pocas reglas, pero hay que cumplirlas", explica el propietario, Nicola, en declaraciones a la La Repubblica, que se ha hecho eco del lío.
En su restaurante en Vicolo dei Ranocchi no se admiten niños, porque el empresario cree que complican el manejo del local y la propia experiencia de los consumidores. "Llegamos a picos de más de cien clientes; los niños deben saber cómo manejarse y me parece que los padres lo hacen cada vez menos", argumenta.
Se trata de una de las posadas más antiguas de Italia, con más de 500 años de historia. Allí, "tras varios episodios desagradables, decidimos poner algunos límites", detallan los socios.
El argumento no tiene nada que ver con críticas racistas, aclara el responsable. "Hemos notado que son los hijos de familias italianas quienes más caos generan, quizá porque los extranjeros son más severos o están más acostumbrados a traer a sus hijos a los establecimientos".
Lo expone dejando claro que los niños son los menos culpables del lío, que sí es responsabilidad de sus padres. Estos, cree Nicola, "a menudo groseros y poco atentos con los clientes de la taberna, obligados a escabullirse entre cochecitos mal aparcados que parecen todoterrenos y niños que gatean por el suelo y corren entre las mesas".
El local es conocido por sus bebidas, ya que la comida allí no se consume, sino que se toma fuera. "Recibiré muchas críticas, pero hasta ahora muchos me dicen que lo hice bien. El posadero se lleva el 30%, los vinos el 20%, los clientes el 50%: si cambias este ambiente con niños gritando y jugando con tabletas, el ambiente de la posada se desvanece", argumenta el posadero.
