Ve una máquina y cambia su vida de forma radical: deja su trabajo y ahora gana más de 8.200 euros al mes
Su vida dio un giro de 180º.
Dejar el trabajo y encontrar una alternativa que produzca miles de euros al mes de una forma autónoma es algo posible, y aunque no se trata de un caso único en el mundo, la situación de Megan Healey, una británica de 26 años, es muy llamativa.
Según explicó al medio PA Real Life, esta mujer, que trabajaba en una oficina, consiguió una opción alternativa que le reporta en estos momentos en torno a 7.000 libras al mes. ¿Cómo? Con máquinas expendedoras.
Y es que, la historia de Healey es de esas que elevan la creatividad e ingenio a la máxima potencia. Ella se dio cuenta que desde siempre tenía una especie de don para vender bocadillos, y tras unos años en los que se dedicó a vender galletas y bebidas energéticas en el instituto. En estos momentos, cuenta con una empresa de 27 máquinas expendedoras repartidas en 18 sucursales entre Manchester, Liverpool y Rochester.
Según relató ella misma, la primera máquina tan solo le reportaba 30 libras al mes, pero tras varias modificaciones en el negocio, actualmente ha logrado ingresar un total de 7.000 libras mensuales.
Megan sostuvo al medio citado que "estaba trabajando en finanzas, pero mi gerente era terrible y siempre quise ganar mi propio dinero. Luego rompí con un ex y creo que eso fue lo que me llevó a cambiar mi vida y comprar una máquina expendedora".
Todo ello después de estudiar fotografía y según ella, descubrir que la industria es tóxica y se dio cuenta de que estaba más interesada en el aspecto comercial. "Creo que simplemente prefería ganar dinero", aseguró.
Así, sostiene que pensó "que (las máquinas expendedoras) sería un ingreso semipasivo que me permitiría ganar dinero mientras trabajaba en otro empleo". Aunque con el tiempo descubrió que nadie en Reino Unido hacía este trabajo, algo que le dificultó encontrar información acerca de cómo enfocar el negocio.
Pero todo dio un cambio cuando, tras introducir numerosas bebidas en una máquina, se topó con el dueño de una tienda de tarjetas en Barnsley que quiso incluirla en su tienda, de forma que la colocó allí, en la calle principal. Y a partir de ahí, todo fue hacia arriba.