Elvira Gómez y su lucha por regular el trabajo al sol: "Pedimos no esperar a que alguien acabe en el hospital"
Esta barrendera de Terrasa ha logrado reunir en menos de dos semanas más de 60.000 firmas para buscar una regulación.

El fallecimiento de Montse Aguilar el pasado 28 de junio, horas después de estar todo el día trabajando en las calles de Barcelona como barrendera durante la asfixiante ola de calor, ha sido el detonante para una recogida de firmas que busca la regulación a la hora de trabajar al aire libre haciendo esfuerzos físicos.
Elvira Gómez, una barrendera de 31 años de la ciudad barcelonesa de Terrasa, ha sido la que ha promovido esta iniciativa, que la lanzó en la página Change.org el pasado 2 de julio y que ya ha sumado más de 62.000 firmas.
"Soy barrendera y lo de estos días es angustioso. Barro a las 16:00 de la tarde, a más de 35 grados y al sol. Luego vienen las tragedias y nos preguntamos por qué. No queremos lamentar más muertes de compañeros por golpes de calor, ni de nuestro sector (limpieza) ni de cualquier otro que requiera trabajar durante horas al sol. En otros países se están empezando a tomar medidas, ¿a qué esperamos aquí? ¿Qué más tiene que pasar?", se denuncia en la descripción de la recogida de firmas.
Su éxito ha sido tan grande que este jueves se reunió con Ricardo Morón, el director del departamento de Coordinación Jurídica del Ministerio de Trabajo que lidera Yolanda Díaz.
"Lo que pedimos es que se regule por ley una temperatura máxima para poder trabajar al aire libre haciendo esfuerzo físico y que esa regulación se base en la temperatura real o la sensación térmica, no solo en alertas o en meses concretos", reclama Gómez en una conversación con El HuffPost. En la propia carta explica que no existe una ley que limite la temperatura máxima para trabajar en exteriores, aunque sí hay una norma que obliga a tomar medidas en alertas oficiales por calor.
La barrendera, que lleva tres años y medio en esta profesión y más de siete años en su empresa, pide adaptaciones reales como pueden ser horarios razonables, descansos dignos o algo tan simple como que "no se castigue económicamente a quién necesita protegerse del calor".

Gómez destaca que llevaban años aguantando condiciones extremas y viendo cómo cada verano se exponían sin protección real, pero que fue una conversación que tuvo con una compañera de trabajo tras el fallecimiento de Montse la que activó todo: "Lo de la compañera removió muchas cosas porque podría haber sido cualquiera de nosotras. Y eso fue lo que me empujó a decir hasta aquí".
Celebra la trabajadora la reunión con el gabinete de Díaz, algo que define como "un paso muy importante" porque demuestra que el mensaje está llegando. Tampoco se imaginaba reunir tantas miles de firmas: "Nunca pensé que llegaría tan lejos. Al principio lo compartí con mis compañeros y por redes, sin saber qué pasaría… y ahora somos más de 60.000 personas. Esto demuestra que no es algo individual, sino una lucha que muchas personas estaban esperando que alguien empezara".
Además, también le han llegado testimonios de otras profesiones denunciando situaciones muy similares. "Nos han escrito jardineros, repartidores, personal de limpieza y operarios con testimonios muy duros", cuenta.
"Hay días que terminas sin energía para nada".
Los días de Gómez limpiando las calles de Terrasa no distinguen entre el verano y el invierno, a pesar de que las temperaturas no tengan nada que ver y las sombras y las zonas para protegerse tampoco.
Ella entra a trabajar a las 13:45 y está hasta las 20:45. "Es justo el peor tramo del día", sentencia. Durante esas siete horas tiene que barrer calles, plazas, parques, etc. "Muchos sitios apenas tienen sombra, llevamos la ropa de trabajo, estamos expuestos al sol y nadie lo tiene en cuenta", asegura la barrendera, que informa que hay días que acaba con "dolor de cabeza y sin energía para nada".
Además y aunque en teoría, comenta, tienen cinco minutos de descanso cada hora y 40 minutos a mitad de jornada, la realidad es que muchas veces está en zonas sin sombra ni bancos y que eso supone que "parar no siempre sea descansar".
"Es verdad que llevamos agua, pero muchas veces no basta porque es que tampoco podemos ir a rellenarla cuando queremos. Es como si nos dieran medidas mínimas para poder decir 'se cumple' cuando la realidad es que no están pensadas para protegernos de verdad", sentencia.
Finalmente acaba informando que parece que el comité de su empresa se va a reunir para valorar un cambio en esta forma de trabajar. Sin embargo, hasta que ocurra los días pasan, el calor continúa y ellos siguen trabajando "bajo el sol sin cambios reales".
"Lo único que pedimos es sentido común y no esperar a que alguien más acabe en el hospital para actuar. Queremos trabajar, pero queremos hacerlo seguros", concluye Gómez.
