Una argentina cuenta (bastante alucinada) lo que le ocurre cuando habla con acento argentino en España
“Garpa un montón decir pollo y lluvia”.
La argentina Delfina Solo no ha conseguido hacerse viral, si es que alguien, alguna vez, es capaz de establecer en qué momento se accede a ese nivel. Tampoco sabemos si lo que quería era pasarse el juego y darle la vuelta a la redes sociales. Sin embargo, sí podemos deducir que con uno de los vídeos que ha publicado en TikTok, ha logrado algo más difícil: volver a poner en circulación un debate que es tan viejo como recurrente en plataformas. Residente en España desde hace poco, Solo decidió grabar en sus casa una reflexión que empieza como broma, pero que acaba siendo (casi) un tratado sobre el poder del acento.
En España, donde el oído distingue enseguida a un canario de un gallego o a un argentino de un uruguayo, un acento puede ser muchas cosas: una carta de presentación, el propio tema de conversación o, según quién escuche, un arma de seducción. Eso es justo lo que ha venido a confirmar Delfina Solo en su publicación, que su acento tiene efectos. Como el poder de algunos superhéroes: "Nadie me dijo que el acento argentino en España era un arma mortal”, comenta con la familiaridad de quien cree que habla con sus amigos.
Aunque admite que desde que puso un pie en España ha ido descubriendo gradualmente el poder que tiene su acento, según explica, no deja de sorprenderle que todos, hombres y mujeres, cuando "te escuchan hablar te dicen como: ¡amo tu acento!". Y para ilustrarlo, cuenta una escena de supermercado que tiene tintes de experimento social. “Ayer, en el súper, el chavón de la caja me regaló un bombón. Y para mí me lo regaló porque escuchó mi acento argentino. Aparte porque fui extra amable, pero el acento argentino agarra un montón", comenta entre risas, sin darle demasiada importancia, pero con la seguridad de quien ha comprobado que lo que suena distinto llama la atención.
Luego, consciente de que el tema es terreno sensible, Delfina matiza que ella no habla de todo un país porque, aunque está convencida de que su acento podría clasificarse como un arma de destrucción masiva, ella se refiere al rioplatense porque “Uruguay también cae en la bolsa". Y, por si caso, aclara: "Digo rioplatense, porque si no, viste, hay gente que te dice ‘ay, pero no se habla así en todo el país’. Ya lo sé. Pero cuando uno dice acento argentino, es este el acento que la gente piensa"
Su explicación, lejos de lo académico, se apoya en una lógica simple: "Vos vas a Estados Unidos y hay miles de acentos, pero pensás en el yankee. Vas a Inglaterra y pensás en el de las pelis. Bueno, ahí va", reflexiona antes de concluir su discurso con una frase que se ha ganado un hueco en los comentarios de TikTok: “Garpa un montón decir pollo y lluvia”.
El vídeo de Delfina, grabado sin grandes pretensiones, ha generado un hilo de respuestas que van desde el entusiasmo al puro sarcasmo. Por ejemplo, una italiana confirma lo que una española reafirma poco después y, finalmente, respalda un uruguayo: “¡Lo confirmo! Amo”, apunta sobre el acento argentino. Aunque, como suele ocurrir en TikTok, también están los que aterrizan en la historia sin enterarse, no solo de que va la reflexión sino que, por otro lado, lo reducen todo a lo de siempre: “Te lo regaló porque sos linda".
Más allá de las bromas, lo que plantea Delfina no tiene tanto que ver con la seducción como con la identidad. Los acentos son fronteras portátiles: delatan, conectan, abren puertas y a veces, simplemente, hacen gracia. Aunque su reflexión no vaya a cambiar el mundo —ni falta que hace—, sí consigue lo más complicado en TikTok: sonar sincera, caer bien y dejar a medio país repitiendo “pollo” y “lluvia” delante del espejo.