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Va al Aldi, compra una sola uva y en la caja se ve como al cajero le da un 'Error 404'

Va al Aldi, compra una sola uva y en la caja se ve como al cajero le da un 'Error 404'

Un vídeo, grabado en un súper del Reino Unido, muestra cómo se puede conseguir que la báscula de la caja marque cero gramos y fuerza a improvisar al personal.

Uvas en un supermercado, el fruto que ha provocado el último experimento viral en Aldi.
Uvas en un supermercado, el fruto que ha provocado el último experimento viral en Aldi.Getty Images

Hay quien sueña con hacerse millonario con la lotería y quien, como @mellamooandres, prefiere dinamitar el sistema con una sola uva. El creador de contenidos británico entró en un Aldi, metió la fruta en una bolsa y se plantó en la caja con gesto solemne. El cajero pasó el pedido con toda la profesionalidad del mundo… hasta que la balanza marcó 0,00 libras. Ni rastro de código, ni precio, ni forma humana de cerrar la operación.

El empleado, desconcertado, pidió ayuda a la supervisora. Tras unos segundos de silencio administrativo, la orden fue tajante: “regalad la uva”. El cliente se marchó con su botín y una frase demoledora: “El médico me dijo que debía comerme una al día”. Y en ese instante, el absurdo alcanzó la categoría de experimento social.

Porque la gracia no está en que alguien se lleve una uva gratis (nadie va a arruinar a Aldi por eso), sino en ver cómo se derrumba la coreografía de las rutinas de caja ante un gesto mínimo. Un cortocircuito entre el reglamento y el sentido común, que deja al descubierto lo mucho que dependemos de que las cosas se hagan “como siempre”.

El límite de los micropagos

La escena conecta con otro fenómeno viral, esta vez en Italia: el creador @profilosenzaseguito pagó con tarjeta una bolsa biodegradable valorada en 0,01 euros. Sí, un céntimo. El TPV aceptó la operación sin rechistar, dejando en evidencia el mito de que “hay que gastar al menos cinco euros” para usar la tarjeta.

La legislación italiana, de hecho, obliga a aceptar pagos electrónicos sin importe mínimo. Otra cosa es que los comercios lo desaconsejen con un suspiro o una ceja levantada. Pero la ley es clara: si quieres pagar un céntimo con Visa, puedes.

Lo que queda al final es el mismo mensaje: basta una uva o una bolsa de plástico de un céntimo para recordar que el sistema, tan solemne en apariencia, no deja de ser frágil y a veces ridículo.