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Espe, Cospe y otras chicas del PePón

Hoy quiero confesar, que diría Isabel Pantoja en pleno orgasmo melódico, mi devoción inquebrantable por tres damas conservadoras y de derechas de toda la vida. A pesar de estar en las antípodas de mi dispensario ideológico, he de admitir hacia ellas una atracción, más que fatal, adhesiva.

Hoy quiero confesar, que diría Isabel Pantoja en pleno orgasmo melódico, mi devoción inquebrantable por tres damas conservadoras y de derechas de toda la vida. A pesar de estar en las antípodas de mi dispensario ideológico, he de admitir hacia ellas una atracción, más que fatal, diría yo adhesiva. Pegajosa. Como el pegamento Imedio de nuestra infancia deslizándose sobre el álbum de cromos de Vida y Color.

La primera de las damas es la actual delegada del Gobierno central en Cataluña. Solo su nombre, María de los Llanos de Luna Tobarra hubiera ocupado un buen trozo de la Vía Catalana de haber sido invitada por los convocantes. Esta señora, de rostro inalterable, cuya máxima actividad profesional conocida es la de medir el índice de españolidad diario de los habitantes de esa porción del nordeste de la península ibérica- el tiempo restante me parece que lo ocupan sus sesiones con su estheticién-es una pena que haya quedado relegada a un papel regional. Vamos, a una peculiaridad que se decía en tiempos del Ministerio de Información y Turismo de Fraga Iribarne a propósito del rico acervo cultural y folclórico de nuestra querida piel de toro. Afortunadamente de las peculiaridades regionales hemos avanzado medio siglo después a las autonomías asimétricas. Que en la historia de la moda viene a ser algo equivalente a pasar del vestido de Lagarterana al corte y raja a lo Azzedine Alaïa.

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María de los Llanos de Luna Tobarra. Foto: EFE.

Estoy seguro que de vivir en la Corte y Reino hasta el Hola o el Vanity Fair le hubieran dado ya una portada como Dios manda y se merece su porte La Flor de la Canela, la de los jazmines en el pelo y rosas en la cara que airosa caminaba y condecoraba de paso, a los veteranos de la División Azul. Un reconocimiento gráfico mucho más merecido que su compañera Alicia Sánchez-Camacho, y que sus votantes me perdonen, que la encuentro un poco Low Cost. A su lado, María de Los Llanos- me estremezco ortográficamente solo de escribir su nombre- hasta podría pasar por una antigua maniquí de Pertegaz. O encargada de la sección de charcutería de una tienda de delicatessen gastronómicas del Paseo de Gracia.

No sé si al finalizar su destino en la tierra prometida como delegada y azote divino del independentismo- ante el cúmulo de calamidades que reportará la independencia solo ha faltado anunciar a modo de plaga bíblica que todas las catalanas se volverán estériles al día siguiente de la liberación- María de Los Llanos regresará a la función pública de donde no debería haber salido. Pero me gustaría, si tiene ocasión de leer estas líneas, que medite profundamente su futuro profesional. Estoy seguro, vamos, que pondría la mano en el fuego de la zarza ardiente, que sería una excelente coach en uno de esos programas de "Aprender buenos modales nunca está de más". Yo, ya me la imagino, enseñando la disposición de los cubiertos en la mesa de Navidad o las bondades de practicar el punto de cruz durante la gestación. Por imaginármela, hasta la dibujo con la prestancia y feminidad de aquellas distinguidas profesoras de la Sección Femenina aconsejando cómo se quitan las manchas del pisto o los churretones de all i oli sobre la falda escocesa.

Mi siguiente dama y amor de mis amores es Esperanza Aguirre. No hay día que no consiga poner en tela de juicio mi equilibrio cartesiano. Si un día se me aparece con el mantón de Manila de la Susana de La Verbena de la Paloma -el ministro Montoro podría hacer un inolvidable Don Hilarión a su lado-, al día siguiente avanza por la Calle de Alcalá y los nardos apoyaos en la cadera como la Marianita Pineda de la Ultra Internacional Liberal. Aunque me huelo que de libre pensante tiene lo mismo, que de civilizados los seguidores del Toro de la Vega en cuestiones de ética animal.

Estos días pasados se ha puesto la levita y si hace falta la barba regeneradora de don Joaquín Costa y se ha ido al otro lado del Ebro a proclamar su amor hacia la patria de Joan Maragall y Copito de nieve. Pero hay amores que matan y el de la señora Aguirre puede acabar resultando tan tóxico como el contacto con la doctora Poison Ivy para Batman y fans de la botánica en general. Aconsejaría a todos los asistentes del Círculo Ecuestre que acudieron a su conferencia que se sometieran a un examen radiológico en previsión de posibles efectos secundarios. Como lo suyo siempre es un "y yo más" con tal de quitarle el foco a Don Mariano, igual un día de estos como coronación de su Everest particular, se nos aparece en primera plana de La Vanguardia defendiendo el derecho de los catalanes a decidir, entre el pa amb tomaca o el pa amb oli.

Y dejo en último lugar, cerrando el directorio femenino, a María Dolores de Cospedal, que no sé por qué, su nombre siempre lo asocio a la titular de una farmacia. Licenciada María Dolores de Cospedal, abierta las 24 horas del día. María Dolores como el bolero que cantaba Jorge Sepúlveda, no sabría decir si en estos momentos convulsos se mueve mejor que las olas que decía la letra de la canción, aunque hay que reconocerle esos ojos tan pintureros cuando pone cara de yo solo pasaba por aquí a la vista del diluvio Bárcenas que viene y Dios nos pille confesados. Y con los discos duros hechos unas migas, supongo, que manchegas.

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María Dolores de Cospedal. Foto: EFE.

Su estilo sección boutique El Corte Inglés, puso una pica en Flandes el día que se ensartó la peineta y la mantilla española en medio de la Plaza de San Pedro. Hasta las estatuas de Bernini se quedaron con el Urbi et Orbi en la boca a la vista de semejante modelo del garbo español. A su lado, la vicepresidenta Soraya, era un quiero y no puedo. O en castizo, ni chicha ni peineta ni limoná. Ole, ole, ole, esta Dulcinea del Toboso que envidia te tienen las flores- y toda la oposición castellano-manchega y algunas envidiosas de tu partido- y llevas esencia en tus entraña del aire de España- en tu caso adobado con unos zarajos de Cuenca-, María, ¡Ay Dolores! de Cospedal.