“Aprobé con 40 años”: por qué cada vez más adultos apuestan por el empleo público para empezar de nuevo
El empleo público como opción para el segundo acto profesional es un fenómeno que crece entre los mayores de 30.

El empleo público como vía real para el segundo acto profesional: un fenómeno que crece entre los mayores de 30 que buscan estabilidad y un nuevo comienzo.
Javier Esteban, CEO de la Academia ADJ, responde a una serie de preguntas sobre la creciente 'oposición adulta', un camino que cada vez más españoles eligen para reinventarse en esa etapa de su vida. Con más de 15 años formando a quienes se presentan a las oposiciones a Administrativo del Estado, Esteban analiza esta tendencia que ha convertido la búsqueda de un puesto en la Administración en una historia de superación y estabilidad personal para miles de españoles.
"Aprobé con 40 años" es una frase que resuena con muchas personas. En la Academia ADJ, ¿han notado un significativo aumento en el número de alumnos mayores de 30 o 40 años que deciden opositar? ¿Podría compartirnos alguna anécdota o historia real, de esos miles de alumnos, que le haya marcado especialmente y que ilustra esa necesidad de empezar de cero?
Sí, lo hemos notado claramente. Cada vez más adultos deciden opositar porque sienten que necesitan recuperar el control de su vida. Vienen de trabajos precarios, de años de incertidumbre o, simplemente, de la sensación de haber cumplido con todo lo que se esperaba de ellos, pero sin sentirse satisfechos.
Recuerdo especialmente el caso de Carmen, una mujer de 47 años que empezó a estudiar con nosotros mientras cuidaba de sus dos hijos pequeños. Me decía: “Sé que tengo poco tiempo, pero necesito demostrarme que todavía puedo conseguir algo mío.” Estudiaba de madrugada, cuando la casa por fin quedaba en silencio. En solo un año aprobó. El día que vino a contárnoslo dijo algo que no olvidaré: “He ganado la plaza, pero sobre todo he recuperado la fe en mí.” Esa frase resume lo que muchos adultos encuentran al opositar: una nueva oportunidad de creerse capaces.
Lamentablemente, muchas personas en la mediana edad han pasado por despidos, inestabilidad o la frustración de tener carreras que no cumplen con sus expectativas. ¿Qué cree que ofrece el empleo público, más allá del sueldo, para que los españoles lo consideren un "salvavidas" o una vía de reinvención personal y recuperación de la estabilidad que buscan?
El empleo público representa una promesa de estabilidad, sí, pero sobre todo de dignidad. Para muchos adultos, volver a opositar es una forma de reconciliarse con su historia profesional. Es pasar de sentirse “descartado” a sentirse “válido” otra vez.
Más allá del sueldo, lo que encuentran es una estructura: un propósito diario, un horizonte claro y la posibilidad de reconstruir su autoestima. La plaza no es solo un contrato, es el resultado de haber demostrado que, pese a todo, siguen siendo capaces.
¿Cuáles dirían que son las principales barreras o miedos que expresan estos opositores que vuelven a estudiar después de 15 o 20 años? Y, por otro lado, ¿qué ventajas únicas aportan estos perfiles maduros, con experiencia profesional y personal, frente a los opositores más jóvenes?
El mayor miedo es no sentirse capaz. Muchos llegan convencidos de que su mente ya no retiene igual o que “esto es para gente joven”. Pero lo que vemos cada día es que la madurez aporta algo que no se enseña: constancia, perspectiva y un sentido muy real de la responsabilidad.
Saben lo que cuesta levantarse después de un fracaso, y esa fortaleza emocional marca la diferencia. Al principio dudan de si podrán seguir el ritmo, pero cuando aprenden a estudiar con método y a organizar su tiempo, se convierten en opositores muy sólidos.
En concreto, ¿por qué las oposiciones a Administrativo del Estado se han convertido en una de las vías preferidas para esta reinvención? ¿Son solo la cantidad de plazas convocadas cada año lo que las hace tan atractivas para estos adultos o hay algo más en sus requisitos, temario o destinos?
La oposición a Administrativo del Estado tiene algo especial: es un camino realista. No exige un perfil concreto ni una vocación específica, y eso la hace accesible para muchas personas que solo quieren estabilidad.
Pero lo que más atrae es su estructura: un temario claro, exámenes objetivos y la posibilidad de conseguir destino en casi cualquier punto de España. En un momento en el que la incertidumbre domina el mercado laboral, esta oposición ofrece un marco previsible y justo, donde el esfuerzo personal realmente se traduce en resultados.
Presentarse a una oposición a los 40 no es un proyecto solo personal, a menudo implica a una familia, una pareja o unos hijos. Desde la experiencia de la Academia ADJ, ¿cómo cree que el entorno familiar vive este proceso de cambio y sacrificio? ¿Qué papel juega el apoyo de los seres queridos en el éxito de estos opositores adultos?
El entorno familiar es determinante. Opositar a los 40 significa estudiar mientras haces la cena, ayudas con los deberes o trabajas media jornada. Muchos de nuestros alumnos comparten su tiempo con responsabilidades que no se detienen, y por eso el apoyo emocional de la familia se convierte en el pilar que sostiene el proceso.
También es bonito ver cómo la familia se transforma con el opositor. Hemos visto hijos que preparan fichas con sus padres o parejas que celebran cada simulacro aprobado como si fuera el examen real. Al final, la plaza la consigue uno, pero la victoria es de todos.
Si tuviera que darle un único consejo a una persona de 45 años, quizás con cargas familiares y un trabajo a tiempo parcial, que hoy está dudando si es "demasiado tarde" para preparar las oposiciones a Administrativo del Estado, ¿cuál sería?
Le diría: no es tarde, pero no esperes más. Opositar no es solo estudiar, es darte una oportunidad de creer en ti otra vez. Nadie empieza una oposición sabiendo si lo conseguirá, pero todos acaban sabiendo que han crecido.
El tiempo va a pasar igualmente. La pregunta es si dentro de un año quieres seguir dudando… o haber empezado ya el cambio.
Con la gran cantidad de plazas que se están convocando y la tendencia que vemos, ¿cree que el empleo público seguirá siendo la principal vía de reinvención profesional en España durante la próxima década? ¿Qué mensaje le gustaría enviar a esos miles de adultos que aún no se atreven a dar el paso?
Sin duda. Lo que estamos viviendo no es una moda, es un cambio estructural. La generación del baby boom —la que entró masivamente en la Administración en los años 70 y 80— está llegando a la jubilación, y eso está generando una renovación sin precedentes de plazas públicas. Es un relevo generacional que no se repetirá en décadas, y que abre una oportunidad enorme para quienes buscan estabilidad.
Pero más allá de las convocatorias, lo que perdurará es el deseo de empezar de nuevo. Mi mensaje sería este: no hay edad para hacerlo. Lo verdaderamente valiente no es opositar, es decidir cambiar. Y cuando das ese paso, el proceso te transforma mucho antes de aprobar.
Para terminar, ¿cómo ayuda concretamente la Academia ADJ a estos perfiles de alumnos que llevan mucho tiempo fuera de las aulas a recuperar la confianza, a organizar su tiempo y, sobre todo, a gestionar la frustración inherente al proceso de oposición?
Nuestro papel es acompañarles. Sabemos que cada alumno carga con su propia historia, por eso trabajamos con tutores que no solo enseñan, sino que escuchan. Les ayudamos a establecer rutinas, a estudiar con método, pero sobre todo, a no rendirse cuando la mente les dice que no pueden.
Les recordamos constantemente que el proceso también tiene valor: que cada tema aprendido, cada simulacro y cada duda resuelta son pasos hacia una versión más fuerte de sí mismos. En ADJ no solo formamos funcionarios; ayudamos a que las personas vuelvan a creer en su capacidad de conseguir lo que se proponen.
