Ana de Armas en la presentación de la campaña Campari Red Diaries en febrero de 2019.Jacopo M. Raule via Getty Images for Campari
Como cantaba Amy Winehouse en Rehab, Ana de Armas ha dicho “no, no, no” a los rumores de reconciliación con Ben Affleck. La pareja mantuvo una relación de un año que se vio marcada por sus paseos por las calles de Los Ángeles durante la pandemia, pero fue a finales del pasado mes de enero cuando esas caminatas se truncaron. Y acabaron con De Armas en la basura, literalmente.
Este fin de semana, la actriz que se encuentra grabando el biopic de Marilyn Monroe para Netflix compartía un story en Instagram en el que aparecía luciendo el colgante con la mitad de un corazón que compartía con el actor que dio vida a Batman. Eso desató todos los rumores de reconciliación, que De Armas ha zanjado, no una, sino tres veces.
Apenas horas después de colgar esta imagen ante sus cuatro millones de seguidores, subió otra con fondo negro donde solo se leían los stickers con la palabra “no”. Así se ahorraría responder uno por uno tras la avalancha de mensajes que recibió tras la instantánea con el collar.
Por si a alguno todavía no le quedaba claro que se reavivara el romance entre ambos es pura ficción, la hispano-cubana compartió otra imagen donde mostraba que el collar encaja también con la otra mitad de Karla Welch, su afamada estilista.
Para enterrar por todo lo alto cualquier atisbo de relación, Armas tiró de La ambición rubia para negarlo una tercera vez. Nada menos que compartiendo un fragmento de la cinta Los caballeros las prefieren rubias. En las imágenes se ve a Monroe cantando una parte del tema Diamonds are a girl’s best friend en la que dice que no a todos sus pretendientes dándoles con un abanico en la cabeza. “Lo que ella dijo”, ha añadido en el pie de foto.
Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.
Sobre qué temas escribo
Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.
En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla. Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.
He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.
Mi trayectoria
Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.