De limpiar casas a tener su propia serie: la historia real tras 'La asistenta'
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De limpiar casas a tener su propia serie: la historia real tras 'La asistenta'

La guionista de la exitosa producción de Netflix compartió sus vivencias en un 'blog'.

Imagen de la serie de Netflix 'La asistenta'.Netflix

La Asistenta se ha convertido en el nuevo fenómeno de Netflix. La serie aborda la historia de una joven que huye con su hija de la relación de maltrato con su expareja y, para poder vivir, se dedica a limpiar casas como asistenta.

Pero detrás de esa serie, que se ha colocado en el top de las más vistas en España los últimos días, hay una historia real de una madre que como Alex (Margaret Qualley), protagonista de la producción, tuvo que huir de la violencia de género y buscar un futuro para su hija.

La historia de Alex es en realidad la de Stephanie Land, la guionista de la serie, quien pasó por la misma situación crítica y empezó a escribir un blog en el que contaba tanto la relación de maltrato y abuso de su expareja, de la que huyó con su hija de 9 meses, como los hallazgos en las distintas casas a las que acudía a limpiar.

Con 28 años, Land quedó embarazada y se vio obligada a abandonar la universidad y perder toda relación con su familia. Fue después de que naciera su hija cuando escapó de casa de su pareja por violencia machista y empezó a trabajar como asistenta. Gracias a las becas, sus pocos recursos —especialmente tras la crisis de 2008 durante la que cobró poco más de 9 dólares la hora de limpieza— y su insistencia consiguió matricularse en un programa de escritura creativa en la Universidad de Montana.

Sin embargo, según contó, entonces era la distinta de su clase. “Todos escribían sobre su último año en el extranjero; yo lo hacía sobre la limpieza de inodoros”, detalló.

Bajo el título Maid: Hard Work, Low Pay, and a Mother’s Will to Survive (algo así como Asistenta: trabajo duro, salarios bajos y el deseo supervivencia de una madre), escribió una serie de historias que llamaron la atención de The New York Times, que publicó las peripecias de Land. 

Entre sus historias estaba el ensayo sobre los analgésicos que encontró en los cajones de las casas a las que limpiaba y ese fue el primero que llamó la atención de la prensa.

En una serie de escritos publicados en el medio estadounidense Vox, detalló cómo ponía distintos apodos a las casas. Estaba “la del porno” que calificó así “por los números de Hustler en la mesita de noche y por la botella de lubricante que a veces se sentaba frente al despertador, iluminada por los números rojos”.

Hubo otra, que también se referencia en la serie, a la que apodó como la “casa triste”. “Hice ambas casas cada dos miércoles, pero no fui mucho a la casa triste. El propietario pasó mucho tiempo en el hospital, por lo que su casa se mantuvo limpia, a excepción del polvo que se depositó en las encimeras de la cocina y la mesa del comedor”, escribió sobre aquella.

Sin embargo, esa atención mediática no logró que saliera de la situación y no fue hasta 2019 cuando publicó el libro y se convirtió en uno de los más exitoso del año e incluso fue nominado al Goodreads Choice Award en la Categoría de Memorias y Autobiografía. El libro será próximamente editado en castellano y se prevé que se publique en España el 25 de octubre por Capitán Swing.

Con respecto al libro original, La Asistenta ha cambiado varios detalles. Además de los nombres y las localizaciones, también ha modificado la relación de la protagonista con su madre —a la que da vida Andie MacDowell— y el énfasis que se hace en la relación con su expareja, con la que Land y su hija no tuvieron más contacto.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

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Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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