Katie McCabe rescata a mujeres artistas de la sombra de sus esposos o amantes

Katie McCabe rescata a mujeres artistas de la sombra de sus esposos o amantes

La escritora y editora irlandesa publica 'Más que una musa', un ensayo para recordar o descubrir el talento de mujeres en diferentes artes.

Ilustración de la portada del libro ‘Más que una musa’, de Katie McCabe.WMagazín

Por Winston Manrique Sabogal

Mucho más que musas, esposas, mecenas o apoyos esenciales en la vida de sus esposos artistas. Eso han sido muchas mujeres a lo largo de la historia y que han permitido que el mundo fuera más rico y mejor gracias a esos libros, pinturas, fotografías, películas, canciones y cualquier actividad artística que desarrollaran sus parejas. Y a pesar de pertenecer a un tiempo que las dejaban en la sombra ellas también crearon belleza y reflejaron el mundo en diferentes expresiones artísticas.

La cultura y las artes continúan en su tarea de arrojar luz sobre esas mujeres invisibilizadas. La escritora y editora irlandesa Katie McCabe lo plasma de manera ejemplar en el libro Más que una musa. Relaciones creativas que eclipsaron a las mujeres, editado por Garbuix Books.

Katie McCabe desvela en Más que una musa ”las complejas relaciones románticas que dejaron a las mujeres a la sombra, y a su trabajo anónimo o infravalorado”. En estas páginas brillan mujeres creadoras y talentosas como la fotógrafa Dora Maar, la editora de cine pionera y colaboradora de Hitchcock Alma Reville o la pianista de jazz Lil Hardin Armstrong. 

Al analizar una amplia gama de movimientos y momentos artísticos desde el surrealismo hasta el primer cine mundo, explica la editorial, “Katie McCabe reexamina las contribuciones de las mujeres que a menudo han sido ignoradas. Más que una musa revisa nuestra historia a través del prisma de la asociación artística y sitúa a las mujeres en un sólido primer plano”.

Katie McCabe fue editora de Artists & Illustrators, ha escrito para Vice, Art UK, Sight & Sound y Time Out y en la actualidad es la editora de espectáculos de Time Out London. La autora irlandesa considera que la presencia de todos estos nombres de mujeres que salen a la luz en diferentes libros, exposiciones, congresos, cursos, etcétera lo hacen por méritos propios y no por el feminismo.

En esta entrevista por email McCabe reflexiona sobre todos estos rescates de mujeres envueltas en algún tipo de relación sentimental y las posibles trampas en que ellas y sus obras podrían caer por la ola del movimiento feminista:

“No considero al feminismo una trampa, lo considero esencial. Sin embargo, es importante no enmarcar el arte o las exposiciones de arte como ‘feministas’ solo por el hecho de que sean producidas por mujeres. Esto es especialmente cierto en el caso de algunas artistas históricas, algunas de las cuales puede que nunca se hayan identificado con el feminismo o que hayan vivido para ver su advenimiento. Tienes que involucrarte con el arte en sus propios términos”.

Es importante no enmarcar el arte o las exposiciones como ‘feministas’ solo por el hecho de que sean producidas por mujeres

Frente a las posibles sospechas de que el trabajo arqueológico de exponer mujeres artistas se pueda deber a cierta condescendencia Katie McCabe es clara:

“Una vez más, se vuelve a la cuestión de cómo se relaciona el trabajo, especialmente cuando se trata de exposiciones. ¿Es una exploración en profundidad o es superficial? ¿La atención se centra en el descubrimiento o en el arte en sí? El arte no se puede divorciar de su contexto. Es importante preguntarse por qué el trabajo de una artista no se reconoció en gran medida, pero debemos impulsar la conversación más allá, porque se trata de lo que hacemos con él ahora. ¿Se están organizando exposiciones significativas? ¿Están recibiendo cobertura de prensa y, cuando lo hacen, los escritores se involucran críticamente con el trabajo? Estas son solo algunas de las cosas que debemos considerar”.

  La editora y escritora Katie McCabe.Foto cortesía Garbuix Books

La tentanción de que público, prensa y la sociedad en general atribuya este interés por la visibilidad de mujeres creadoras en exposiciones o coloquios a algo políticamente correcto antes que a la calidad de sus obras está latente. McCabe considera necesaria esta mirada que tiene mucho de educación para todos:

“Creo que el término políticamente correcto puede ser engañoso, ya que implica que está sucediendo algo noble o excepcional. Ha habido un aumento en las exposiciones de mujeres artistas en los últimos años por lo que podríamos decir que está ocurriendo un elemento de ‘corrección’, de algo que restablece el equilibrio por la falta de inclusión en el pasado. Pero la inclusión de mujeres artistas en grandes exposiciones no es excepcional. Así debería haber sido siempre. Necesitamos seguir cuestionando los sesgos de las instituciones del arte, como lo han estado haciendo las historiadoras del arte feministas como Griselda Pollock durante décadas”.

Está ocurriendo un elemento de ‘corrección’, de algo que restablece el equilibrio por la falta de inclusión en el pasado

La mirada autocrítica que propone McCabe dentro del ecosistema artístico va más allá para evitar que la incorporación de esas mujeres creadoras se conviertan en una anécdota o una moda pasajera:

“Cuando le pregunté a Katy Hessel (fundadora de la cuenta de Instagram @thegreatwomenartists) esta misma pregunta para mi libro Más que una musa, ella señaló la importancia de que los museos recopilen el trabajo de mujeres artistas para sus colecciones permanentes de galería, y creo que ese es un punto clave. La National Gallery del Reino Unido, por ejemplo, tiene menos de 25 pinturas de mujeres en su colección de 2.300”.

Este verano el Museo del Prado, en Madrid, se ha sumado a esta revisión y en la reorganización de su sobras del silgo XIX ha incorporado más mujeres cuyas obras dormían en los sótanos de la gran pinacoteca.

“La exhibición de obras de mujeres artistas no es parte del zeitgeist, no es una tendencia”, explica McCabe. Es una prueba, añade, “de la representación a gran escala que las mujeres artistas podrían haber tenido, y no la tuvieron. Aumentar el número de obras de mujeres artistas en colecciones permanentes ayuda a incorporar esos nombres en la historia. Le da al público más oportunidades de ver esas obras. No podemos permitirnos que las instituciones de arte vuelvan a caer en los viejos hábitos de centrar obras conocidas de artistas masculinos”.

La exhibición de obras de mujeres artistas no es una tendencia, es una prueba de la representación a gran escala que las mujeres artistas podrían haber tenido, y no la tuvieron

El tratamiento que da Katie McCabe a las creadoras y sus parejas en Mas que una musa queda reflejado en los títulos de sus capítulos:

Mujeres prerrafaelitas: desafiando el mito.

Clara Schumann: la virtuosa.

Impresionismo: Marie Bracquemond y la influencia femenina.

Camille Claudel: maestra escultora.

Sueños bohemios: Ida Nettleship y Hilda Carline.

Gabriele Münter: la jinete azul.

Varvara Stepánova: construyendo el arte ruso.

Visión dadá: Emmy Hennings y la baronesa Elsa von Freytag-Loringhoven.

Lucia Moholy: entre bambalinas en la Bauhaus.

Lil Hardin Armstrong y la era del jazz: nacida para el swing.

Alma Reville: la compañera silenciosa.

Josephine Nivison Hopper: la restitución.

Shirley Graham Du Bois: mujer del Renacimiento.

Mujeres surrealistas: Jacqueline Lamba y Suzanne Césaire.

Dora Maar: fotografía radical.

Lee Krasner: rómpelo, empieza otra vez.

Margaret Keane: Ojos grandes.

Shigeko Kubota: la madre del videoar.

Mujeres rescatadas en literatura, artes plásticas y cine

Más que una musa sigue la estela de otros libros que arrojan luz sobre mujeres creadoras en todas las artes. En español se puede apreciar sobre la mirada hacia las escritoras con títulos recientes como Grecorramanas. Lírica superviviente de la antigüedad clásica (Espasa), de Aurora Luque, que recuerda o desempolva a las poetas de la antigüedad; o Vindictas. Cuentistas latinoamericanas, edición de Socorro Venegas y Juan Casamayor (Páginas de Espuma / Publicaciones & Fomento editorial-Universidad Nacional Autónoma de México), que arroja luz sobre un grupo de narradoras que estaban y están al mismo nivel de muchos escritores de su tiempo; o El coloquio de las perras, de Luna Miguel (Capitan Swing) que rinde homenaje a las autoras hispanohablantes que han tenido que afrontar el machismo o la misoginia para escribir y publicar.

No todo son ensayos. En las artes plásticas ese rescate se ve en novelas de Ara de Haro como La luna de Artemisia (2011), Vida y obra de Remedios Varo (2019) y El color de tu nombre (La esfera de los libros, 2021), inspirada en la vida de Lee Krasner (1908-1984), casada con Jackson Pollock.

Como grandes antologías muy didácticas destaca el álbum Mujeres en el arte. 50 intrépidas creadoras que inspiraron al mundo con texto e ilustraciones de Rachel Ignotofsky (Nórdica Libros). O en una línea más ensayística y de denuncia Peio H. Riaño en Las invisibles. Por qué el Museo del Prado ignora a las mujeres? (Capitan Swing), la misma pinacoteca española que este verano de 2021 ha reorganizado sus obras del siglo XIX con más presencia de mujeres.

Un paneo rápido por el mundo del cine muestra que este 2021 los máximos galardones de los Premios Oscar y el Festival de Cannes han sido para mujeres.

Los premios de Hollywood distinguieron con una doble estatuilla a Chloé Zhao como mejor Directora y Película por Nomadland, y en Cannes Julia Ducournau obtuvo la Palma de Oro por Titane; además, en primavera, Maria Speth ganó en la Berlinale el Oso de Plata Premio especial del jurado por Mr Bachmann and His Class.

Esta entrevista fue publicada en WMagazín