Participación de los niños, niñas y adolescentes: un derecho

Participación de los niños, niñas y adolescentes: un derecho

Rawpixel via Getty Images

La participación de los/as niños, niñas y adolescentes es uno de los derechos reconocidos en diferentes artículos de la Convención sobre los Derechos del Niño, en la legislación a nivel estatal y autonómica, y parte fundamental de la metodología empleada por Fundación Amigó para realizar la intervención socioeducativa y psicoterapéutica en los niños, niñas y adolescentes con los que trabajamos. Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Derechos de la Infancia, que se celebra cada año el 20 de noviembre, queremos dar la importancia que se merece a este derecho que junto al descanso, al juego y al ocio son tan relevantes para el adecuado desarrollo de los niños, niñas y adolescentes. 

La Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, en su artículo 31, establece lo siguiente:

  1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al descanso y el esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes.
  2. Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento.

Podemos hablar de participación a nivel individual y a nivel social. A nivel individual, solo si logramos una participación voluntaria y activa en las actividades, lograremos los objetivos de dichas actividades. Esta implicación la logran los/as educadores/as sociales y psicólogos/as mediante herramientas pedagógicas y sobre todo mediante la cercanía y la confianza con los niños, niñas y adolescentes. Por otra parte, a nivel social, la asistencia de niños, niñas y adolescentes a centros juveniles, centros de día u otros recursos les facilita formar parte a nivel local y comunitario de un grupo y realizar acciones conjuntas con fines compartidos por todos/as. En nuestros proyectos realizamos actividades de voluntariado en colaboración con otras entidades, participamos en eventos y celebraciones del municipio o del barrio (maratones solidarios, fiestas locales…), trabajamos en red con todo tipo de recursos deportivos, culturales y sociales, etc. Cada acción y cada actividad realizada va promoviendo en los niños, niñas y adolescentes que participan ciertos valores, sentimiento de pertenencia, integración social y ciudadanía activa. 

Considerando que la pandemia ha provocado que muchas personas necesitarán la ayuda de otras (ya fueran familiares, vecinos o incluso personas desconocidas) para hacer la compra, ir a la farmacia, hacer gestiones, recibir cuidados básicos o tener compañía y apoyo, resulta necesario seguir promoviendo estos valores y comportamientos en la población más joven para que estas acciones de ayuda mutua se conviertan en algo habitual a nivel local o de vecindario. Además, desde los proyectos estamos observando una falta de percepción del riesgo de contagio entre adolescentes y jóvenes, por lo que debemos transmitir que esta percepción implica falta de solidaridad hacia las personas más vulnerables al contagio y a enfermar. Por ello consideramos muy necesarias las acciones de sensibilización (juegos de rol, dinámicas, talleres, visitas…) en los que adolescentes y jóvenes puedan desarrollar empatía por personas de todo tipo de perfil y condición.

Con esta crisis, hemos confirmado los efectos negativos que sufrirían las personas y familias atendidas por las entidades del tercer sector, si dejaran de funcionar servicios gratuitos y recursos de atención familiar, socioeducativa, de prevención, etc.

Por todo lo expuesto, esperamos un aumento de la demanda de plazas en nuestros centros juveniles y centros de día, de hecho ya estamos recibiendo solicitudes por parte de familias nuevas y de familias ya atendidas que querrían el mismo servicio para otros hermanos/as de los niños, niñas y adolescentes ya atendidos. Por ello será necesario aumentar las plazas y la capacidad de los proyectos ambulatorios, con el fin de dar respuesta a esta demanda que supone un elemento de prevención y protección de la infancia y la adolescencia.

Con esta crisis, hemos confirmado los efectos negativos que sufrirían las personas y familias atendidas por las entidades del tercer sector, si dejaran de funcionar servicios gratuitos y recursos de atención familiar, socioeducativa, de prevención, etc., tales como:

  • Aumento del riesgo de desprotección, de vulneración de sus derechos o incluso de maltrato o abuso en los niños, niñas y adolescentes, dada la ausencia de espacios y momentos en los que personal especializado puede detectar e identificar este tipo de problemáticas familiares o sociales.
  • Infravalorar la necesidad real del ocio (refiriéndonos al ocio educativo y comunitario) en niños, niñas, adolescentes y jóvenes, ya que ante una emergencia o nueva situación como la vivida debido a la pandemia, es de las primeras cosas que se consideran prescindibles. Contrarios al abandono de una oferta de ocio educativo comunitario, remarcamos que estos procesos son  vitales en el desarrollo personal y social de la infancia, la adolescencia y la juventud.

Para dar respuesta a esta realidad, nuestros centros de día y juveniles trabajan:

  • Ofreciendo un amplio abanico de actividades de ocio y tiempo libre saludable, para garantizar que todos los niños, niñas y adolescentes tengan acceso a actividades, que de otra forma no podrían experimentar. Cosas tan accesibles para algunas familias como por ejemplo ir a la piscina, de excursión o a un museo, para otros/as niños/as resulta inalcanzable, ya sea por limitaciones de presupuesto familiar o por imposibilidad de padres/madres (con algún tipo de enfermedad o discapacidad, problemas de conciliación familiar por la naturaleza precaria de sus empleos, etc.).
  • Construyendo espacios propios de participación donde los niños, niñas y adolescentes pueden expresar sus opiniones, deseos, preferencias y preocupaciones, ser escuchados, y ver que sus opiniones se traducen en acciones concretas. 
  • Dando la oportunidad a los niños, niñas y adolescentes con los que trabajamos de participar a través de nuestros proyectos en iniciativas de participación infantil promovidas por Fundación Amigó, por instituciones públicas y por otras entidades privadas tales como plataformas de las que Fundación Amigó forma parte.