Existen tres tipos de perfeccionismo. ¿En cuál encajas tú?

Existen tres tipos de perfeccionismo. ¿En cuál encajas tú?

Averigua con cuál de los tres tipos te identificas más y cómo te afecta.

MOTHER IMAGE VIA GETTY IMAGES

Aunque la palabra perfeccionismo se utiliza mucho, es una etiqueta que a muchas personas les hace sentirse inadecuadas. Un estudio publicado en el Psychological Bulletin descubrió que la tasa de personas que se identifican como perfeccionistas aumentó entre 1989 y 2016.

Pero, ¿sabías que en realidad se distinguen tres tipos de perfeccionismo? Para entenderte mejor a ti mismo y a tu perfeccionismo, averigua con cuál de los tres tipos (propio, ajeno o social) te identificas más y cómo te afecta.

A continuación, podrás leer la visión de una psicóloga sobre cada tipo de perfeccionismo. 

Perfeccionismo orientado hacia uno mismo

El perfeccionismo orientado hacia uno mismo consiste en querer dar lo mejor por tu parte.

“Algunas señales de este tipo de perfeccionismo son ser demasiado duro contigo mismo, sentirte agotado o sentir que tus logros no cumplen tus expectativas”, dice Emily Simonian, terapeuta matrimonial y familiar especializada en problemas de autoestima, depresión y ansiedad.

Puede resultar especialmente frustrante porque incluso lo mejor de uno mismo a veces no parece suficiente. “Este tipo de perfeccionismo puede conducir a altos niveles de productividad, pero también puede provocar que tus logros nunca te parezcan suficientes”, continúa.

Natasha Rose Mills, actriz y profesora de yoga, se identifica con esta forma de ser y confirma que tiene sus pros y sus contras. “Presto mucha atención a los detalles y estoy muy centrada en hacer bien las cosas; por otro lado, me ha provocado secuelas centrarme demasiado en mis fracasos. Desde mi infancia, siempre he sido demasiado autocrítica”. 

Cómo gestionarlo

¿Te has sentido identificado al leer esto? Presta atención a las siguientes herramientas.

“Si notas que te supera la situación, da un paso atrás y pide ayuda y apoyo a otras personas”, recomienda Simonian. “Mantener un buen cuidado personal y llevar una vida equilibrada que incluya actividades sociales y de ocio también ayudará”.

Ten autocompasión. “Intenta hacer afirmaciones que separen tu comportamiento de lo que eres, como por ejemplo: ‘No me gusta haber faltado a mi entrenamiento de hoy, pero sigo teniendo una vida sana y no me va a pasar nada por no ir un día’”, propone Simonian. 

Perfeccionismo orientado hacia otros

El perfeccionismo orientado hacia otros es algo de lo que quizá no hayas oído hablar, pero que tal vez hayas experimentado en el trabajo o en el colegio. Es “cuando crees que los que te rodean deben ser de una determinada manera, y te enfadas cuando no cumplen tus expectativas”, explica Simonian.

Según expone, este perfeccionismo se basa en suposiciones poco realistas y puede provocar conflictos. “Si esperas que alguien piense, se comporte o haga siempre las cosas como tú las harías, es probable que empieces a generar juicios de valor que dificultarán las relaciones para ambas partes debido a la frustración y la insatisfacción”.

Isabel Ludick, directora de marketing de Excited Cats, considera que ella sufre un caso sutil. “Diría que tengo cierto nivel de exigencia con los demás porque yo misma siempre intento ofrecer un alto nivel de profesionalidad, confianza, empatía y cuidado hacia los demás. Siempre espero recibir lo que doy, y no siempre es el caso”, argumenta. “No es algo dañino en sí mismo, pero me llaman la atención por ello bastante a menudo. Me causa problemas aquí y allá, sobre todo en mi vida personal”. 

Cómo gestionarlo

Si tienes perfeccionismo orientado hacia otros y está influyendo en tus relaciones, intenta ser más comprensivo. “Un buen ejercicio de empatía y comprensión es pensar seriamente en las respuestas a las preguntas que te hagas”, propone Simonian.

Por ejemplo: si te molesta que tu pareja no deje los zapatos en el zapatero, puede que sea porque está cansada después de un duro día de trabajo o que simplemente no es tan ordenada como tú, y no pasa nada.

A continuación, da gracias y presta atención. “Haz una lista de agradecimientos por todas las cosas buenas que tiene alguien cercano a ti con quien tiendes a ser demasiado duro”, recomienda. “Presta atención para centrarte en las pequeñas cosas en lugar de esperar siempre demasiado de los demás”.

  621ce80a23000061041365ed10'000 HOURS VIA GETTY IMAGES

Perfeccionismo socialmente prescrito

¿Te obsesiona lo que piensa la gente y temes el rechazo? Puede que seas un perfeccionista prescrito por la sociedad, alguien que piensa que los demás esperan de ti que actúes o tengas un aspecto determinado.

“Hasta cierto punto, es normal que te importe lo que la gente piense de ti, pero un verdadero perfeccionismo de este tipo lleva las opiniones y la aprobación de los demás al extremo”, advierte Simonian. “Las señales de perfeccionismo socialmente prescrito se basan sobre todo en la apariencia, como querer parecer controlado, inteligente, atractivo, etc., ante los demás, algo que acaba afectando a tu autoestima y a tu sentido de la valía personal”. 

En otras palabras, “tu propia imagen proviene de lo que los demás piensen de ti, y solo pensarás que eres suficiente si crees que los demás te perciben como tal”, añade.

Nancy Landrum, asesora de relaciones personales y autora de Your Inner Child, conoce muy bien estas señales. “En mi casa, desde niña parecía que lo único importante era quedar bien con los demás”, recuerda. “Una lección que me tomé al pie de la letra es que debía ser amable, obedecer, hacer las cosas bien y estar guapa”. Cuando se sentía menos atractiva, creía que se estaba perdiendo a sí misma. 

Cómo gestionarlo

Para evitar enredarte en esos pensamientos, refuerza tu voz interior positiva. Simonian te anima a hacer un listado con tus puntos fuertes, tus rasgos positivos y tus logros para ayudarte a sentirte orgulloso de ti mismo. Si eso te resulta demasiado difícil, también puedes hacer un listado de aspectos neutrales.

Date cuenta de que tus preocupaciones pueden no tener ninguna base lógica. ”¿Tienes alguna prueba de que los demás te juzgan o piensan que no eres suficiente? Muchas veces, te darás cuenta de que tus percepciones no se basan en hechos”, sostiene.

“Contrasta las historias que te cuentas a ti mismo con lo que es objetivamente cierto”. Simonian propone el siguiente ejemplo: “Mi jefe nunca me ha dicho que no esté haciendo bien mi trabajo. De hecho, mi jefe me ha felicitado por mi trabajo”. 

Recuerda: el perfeccionismo no tiene por qué ser para siempre 

Consejos como estos pueden ayudarte a superarlo. “Un perfeccionista de cualquiera de estos tres tipos probablemente querrá una victoria grande y rápida si se propone controlar su perfeccionismo, pero es fundamental ir paso a paso. Encontrar el equilibrio es muy posible con la práctica”, afirma Simonian.

Simonian hace que sus clientes se fijen objetivos pequeños y específicos para mejorar haciendo cambios medibles. Al mismo tiempo, les anima a disfrutar del trayecto: “No os olvidéis de disfrutar del ascenso a la montaña, no solo de las vistas desde la cima”.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.