De turismo científico por la provincia de Lleida

De turismo científico por la provincia de Lleida

Lleida va desde la tierra (agricultura) hasta el cielo (observación astronómica).

Visita guiada a los yacimientos del Parque CretácicoCedida por el Museo de la Conca Dellà

La vida me ha llevado a conocer de cerca la ciudad de Lleida y su entorno. Y he tardado muy poco en detectar el gran potencial que tiene en turismo científico e industrial. Por eso, en las siguientes líneas me adentro en esta provincia catalana para descubrir el sinfín de atractivos turísticos que esconde relacionados con la ciencia.

Hablaremos de los lugares, instalaciones y actividades más interesantes para sentir las ganas de visitar la zona. Veremos que Lleida va desde la tierra (agricultura) hasta el cielo (observación astronómica). ¿Me acompañas a descubrir lo que hay en medio?

¿Qué es el turismo científico?

Antes de seguir, debemos aclarar qué es esto del “turismo científico”. Existen cientos de definiciones para este concepto, especialmente en el ámbito académico, pero daré una aproximación simple para comprender a qué me refiero en este reportaje.

El turismo científico es una forma alternativa de dar a conocer un territorio, que se basa en poner en valor los atractivos que tiene relacionados con la ciencia y la tecnología y, a la vez, pretende divulgar aspectos científicos y técnicos de diversa índole para que la sociedad adquiera un conocimiento.

Los destinos se muestran a los visitantes a través de su ciencia de una manera más lúdica y atractiva

Bajo la etiqueta de turismo científico podríamos clasificar aquellos espacios relacionados con la naturaleza (museos de ciencias naturales, jardines botánicos, parques naturales, observatorios astronómicos…), pero también aquellos relacionados con la tecnología (museos de la técnica, fábricas, industrias, etc.)

Maite Vence, experta en turismo científico y directora de Observer Science Tourism, explica que la mayoría de instalaciones clasificadas como turismo científico son las atracciones “de siempre”, pero añade que los destinos aprovechan esta etiqueta para buscar alternativas menos habituales a través de las cuales se pueda divulgar ciencia a los visitantes, siempre desde un punto de vista más lúdico y atractivo.

También es cierto que, como recuerda Eva Martín, profesora del grado de Turismo de la Universitat de Lleida, al fin y al cabo, “el turismo científico o el turismo industrial son una parte más del turismo cultural” y “quienes hacen turismo científico también hacen otros tipos de turismos en el mismo viaje.”

  Actividades que ponen en contacto la naturaleza con los niños y niñas.Cedida por MónNatura Pirineus

Necesita más popularidad

“Al turismo científico le falta popularidad”. Así lo afirma Maite Vence, ya que considera que, en general, “la gente piensa que es algo arduo y exclusivo para perfiles específicos con conocimientos especializados en ciencia” y “es necesario que la sociedad pierda el miedo.”

De hecho, Martín asegura que el turismo científico “no es masivo, pero va en augmentoy seguramente sea porque, como dice Vence, “últimamente se está haciendo mucha divulgación científica y la gente está algo más habituada.”

Para darle la vuelta a esta situación e incrementar la calidad de los destinos turísticos, se ha creado el certificado Observer®, que garantiza que una atracción turística ha pasado una auditoría y ha recibido una asesoría con consejos y conclusiones que ayudan a mejorar el contenido y a conseguir sus objetivos. En definitiva, fomenta y mejora la calidad de las experiencias relacionadas con el turismo científico.

En Observer® certifican ciudades, equipamientos, espacios naturales, rutas… y, además, se han convertido en una plataforma de destinos y servicios de turismo científico certificados.

El potencial de Lleida

Meritxell Plana, coordinadora del proyecto Surt de Recerca per Catalunya (Fundació Catalana per a la Recerca i la Innovació), considera que Lleida “es una gran provincia a la que se le puede sacar mucho jugo a nivel científico”. Además, destaca que es un territorio poco masificado: “Puedes hacer turismo bastante exclusivo”, añade.

Lleida tiene mucho potencial en turismo científico y se le puede sacar más jugo

Desde este proyecto, que se ocupa de difundir las actividades de divulgación científica y las atracciones de turismo científico, además de desarrollar productos y actividades para promover los destinos, lamentan que Lleida sea una “gran desconocida”, ya que “tiene mucho potencial”, pero “hace falta que la administración se lo crea y tenga un objetivo claro.”

Lleida: descubrir, aprender y disfrutar

Con estas líneas intentaré que descubras la mágica Lleida, las tierras de poniente catalanas que tanto me han enamorado a mí.

Personajes

Lleida tiene un científico ilustre: Joan Oró. Él fue uno de los precursores de la teoría de la panspermia, que sostiene que la materia orgánica que dio lugar a la vida pudo llegar a nuestro planeta en los cometas que impactaron sobre la Tierra primitiva. Además, descubrió la síntesis de la adenina, una de las moléculas más importantes para la vida.

De hecho, el Museo del Agua de la ciudad ha inaugurado recientemente una exposición con el legado de Joan Oró, depositado por la Fundación Joan Oró. En ella se muestran hasta 161 objetos del científico como su mesa de trabajo, libretas con anotaciones, fotos personales, imágenes originales de la NASA o muestras de meteoritos, entre otros. Además, en 2023 celebraran el centenario de su nacimiento y ya están preparando decenas de actos para conmemorar esta efeméride.

Naturaleza

Está clarísimo que Lleida es naturaleza, desde los Pirineos hasta la Plana. Es en este ámbito en el que encontramos más atracciones de turismo científico. La provincia es la reina catalana por sus magníficas montañas y parques naturales en los que perderse (entienda el lector esto como algo poético, no real, que la montaña puede dar muchos sustos).

Me parece interesante destacar el jardín botánico de la capital, el Arboretum Dr. Pius Quer i Font, un espacio de casi siete hectáreas por los que pasear rodeados de unas 500 especies de árboles y arbustos. Este 2021 ha cerrado el año con 11.000 visitantes, un 42% más respecto a 2019, antes de la pandemia.

Tampoco te puedes perder las ciénagas de Rufea, una zona húmeda de interés ecológico y social. O el recién inaugurado Camí de l’Obago, en Vilaller, un itinerario botánico que transcurre por un sendero señalizado gracias al trabajo de investigación de una alumna de segundo de Bachillerato, Laura García, del colegio Episcopal de Lleida.

La naturaleza también aporta minerales y eso lo podemos descubrir en el Centro de Interpretación del Oro del Segre (Balaguer), que permite vivir la experiencia de los auténticos buscadores de oro en el río Segre.

Y en Lleida no falta la fauna. Existen, en toda la provincia, multitud de puntos de interés que permiten hacer turismo científico con los animales como protagonistas. De hecho, son muchos los británicos que vienen a visitar las Tierras de Lleida para hacer observación de aves o turismo ornitológico.

Además, en Ribera de Cardòs encontramos el Museo de las Mariposas. Y, repartidos a lo largo de la provincia, hay diversos centros de fauna, donde recogen, cuidan y rehabilitan animales, como el Zoo del Pirineu, el Centro de Fauna de Pont de Suert o el Centro de Fauna de Vallcalent. En todas estas instalaciones se pueden concertar visitas guiadas.

  La provincia de Lleida cuenta con cuatro centros que reintroducen animales salvajes en la naturaleza.Cedida por MónNatura Pirineus

Pero si buscamos un espacio que albergue casi toda la naturaleza que ofrece Lleida, debemos ir a un pueblecito llamado Son. Allí encontramos MónNatura Pirineus, un equipamiento dedicado a acercar la ciencia a los más pequeños y a sus familias para que, según me cuenta la coordinadora de los servicios educativos del centro, Marta Puigdomènech, “valoren más la naturaleza y así conserven mejor los espacios naturales.”

Lo hacen mediante rutas por el entorno natural pirinaico, con visitas a su propio Centro de Fauna (uno más a sumar en la provincia), con actividades de divulgación diversas y, sobre todo, relacionadas con la exploración del cielo, ya que disponen de un observatorio astronómico, una cuestión que tratándose de Lleida merece un apartado especial.

  Cometa Neowise atravesando un cielo estrellado sobre el observatorio astronómico del Montsec.Xavier Moli. Cedida por el Parc Astronòmic Montsec

Astronomía

Lleida es el paraíso de los aficionados a la observación de las estrellas. De hecho, según recuerda Eva Martín, profesora del grado de Turismo de la UdL, esta opción es “la que más se está desarrollando últimamente”.

La provincia cuenta con dos certificaciones “Destino Turístico y Reserva Starlight”, un reconocimiento internacional que concede la UNESCO a aquellos municipios o espacios naturales que gozan de unas condiciones excepcionales para la práctica de la astronomía, tanto por las condiciones meteorológicas como por la baja contaminación lumínica.

En octubre de 2018, obtuvo este certificado el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, donde se encuentra MónNatura Pirineus. Pero bastante antes, a principios del 2013, la obtuvieron 24 términos municipales (total o parcialmente) de la sierra del Montsec.

  Planetario l’Ull del Montsec.Cedida por el Parc Astronòmic Montsec

Precisamente fue en la zona del Montsec donde la Generalitat de Catalunya instaló el otro observatorio astronómico de la provincia. Se trata del Parque Astronómico Montsec-Centro de Observación del Universo, situado en Àger, que se ha convertido en un equipamiento lúdico, de investigación y divulgación que permite profundizar en las ciencias del espacio. En 2021 ha recibido 24.000 visitantes.

Industrias

La visita a fábricas, especialmente de la industria agroalimentaria, es otra forma de hacer turismo científico o tecnológico, ya que permite conocer la parte técnica de los procesos de elaboración y distribución de los distintos productos. Encontramos varias opciones para conocer mejor los tres productos estrella de Lleida: vino, cerveza y aceite.

Hablemos del enoturismo. La Denominación de Origen Costers del Segre, única en toda la provincia y formada por 36 bodegas, presenta una multitud de posibilidades para visitar instalaciones vitivinícolas. De todas, me ha llamado la atención Mas Blanch i Jove, que ofrece un paseo por La Viña de los Artistas, donde esculturas y obras de arte conviven entre viñedos y olivos. Por ejemplo, explican la elaboración del vino rodeados por el gran mural de Gregorio Iglesias o se hace una cata de vinos y aceites frente a una obra de Guinovart.

  “Cap de Bou”, obra de Joan Brossa, entre olivos.Cedida por Mas Blanc i Jove

¿Te has preguntado alguna vez cómo se hace la cerveza? En Lleida, siete cervecerías se han unido para crear la Ruta de la Cerveza Artesana. Abren las puertas de estas pequeñas fábricas para que los amantes de la cerveza descubran qué y quién hay detrás de esta bebida de elaboración artesanal. Además, se puede visitar el centro de producción de Mahou San Miguel, que lleva en la capital desde 1957.

Y tratándose de Lleida, no podemos olvidar el oleoturismo, otra forma de entender la cultura gastronómica, industrial, económica y paisajística de la provincia. De norte a sur encontramos diversas zonas con olivos y producción de aceite, pero la comarca de Les Garrigues es el epicentro del aceite de Cataluña. En La Granadella está el Museo del Aceite y, además, hay dos pueblos encantadores, cuyas respectivas cooperativas productoras de aceite son de visita obligatoria: les Borges Blanques y Arbeca, donde surgió la famosa variedad de la oliva pequeñita, la arbequina. En la agrotienda de Arbeca, Magda te explicará con entusiasmo y profesionalidad todo lo que necesites saber de la zona, del pueblo o del aceite.

  Momento de la descarga de la cosecha de la aceituna en el molino.Cedida por la Cooperativa Arbequina

Otra visita curiosa relacionada con la producción agroalimentaria es la del Museo del Turrón y el Chocolate de Agramunt.

Patrimonio industrial

La provincia de Lleida cuenta con muchísimas fábricas históricas, que pertenecen al listado de patrimonio industrial de Cataluña. Es interesante mencionar las principales, sin entrar en detalle por gran la cantidad de instalaciones que hay: Central hidroeléctrica de Talarn, Fábrica de lanas de Arseguel, Harinera del Sindicato Agrícola de Cervera, Azucarera del Segre, Molino de aceite de Sant Josep, Alfolí y salinas de Gerri de la Sal, Cementera y colonia del Xerallo, Conjunto hidroeléctrico y central de Capdella, Serrería y molino harinero de Àreu, Fábrica dera Lan o el Museo Fábrica J. Trepat, que impulsan con ahínco Jaume Espinagosa y Roser Miarnau.

Todas ellas tienen alguna singularidad. Son edificios o instalaciones únicas que merecen ser visitadas, además de haber destacado con su producción cuando estaban activas.

  Una de las 19 naves que configuran la antigua Fábrica J. Trepat de Tárrega.Cedida por Museu Trepat

La ciudad de Lleida también pone en valor el patrimonio industrial relacionado con el agua, con varias rutas que ofrecen una panorámica sobre el terreno en el que los recursos hídricos y la utilización del agua son protagonistas. También destaca el proyecto Patrimonio Hidroeléctrico, formado por varias instituciones y entidades que colaboran para dar a conocer el patrimonio vinculado a la hidroelectricidad.

La ciencia del pasado

¿Qué tecnologías usaban en el pasado? Esto también lo puedes descubrir en Lleida. En Torrebeses se puede disfrutar de las construcciones de piedra seca y profundizar con su centro de interpretación.

También se puede aprender en el yacimiento arqueológico de los Vilars de Arbeca, una fortaleza del 775 a.C. al 325 a.C. o visitar la Roca dels Moros, en El Cogul, para ver sus pinturas rupestres.

  Una niña fotografía una huella de dinosaurio en un yacimiento del Parque Cretácico.Cedida por el Museo de la Conca Dellà

Pero la joya del pasado en Lleida la tiene Isona, localidad donde se ubica el Parque Cretácico, uno de los conjuntos de yacimientos paleontológicos que conservan restos de dinosaurios más importante de Cataluña.

En definitiva, hacer turismo científico enriquece a los visitantes, que se llenan de conocimiento; a los territorios, que muestran sus virtudes más alternativas; y a las atracciones y espacios, que serán mejor valorados y conservados.

Y, en concreto, Lleida es un sitio desconocido y con mucho encanto, especialmente relacionado con la naturaleza y los animales, la observación del universo y los vinos y aceites.

Si te animas a hacer turismo por Lleida, la vivirás con un ritmo pausado, saboreando y aprovechando cada centímetro de estas tierras. Visitarás sitios sin masificar, ideal para esta tranquilidad tan deseada y para la situación de pandemia que vivimos. Y, sobre todo, disfrutarás de uno de los mejores atardeceres que podrás contemplar, ya que es por donde se pone el sol en Cataluña.