De cuando la TVG prohibía sacar a Fraga caminando (o cazando) y de pronto los gallegos lo vieron cojear en pantalla, chapoteando en el chapapote

De cuando la TVG prohibía sacar a Fraga caminando (o cazando) y de pronto los gallegos lo vieron cojear en pantalla, chapoteando en el chapapote

Hubo gallegos que vieron a su presidente, por primera vez en años, caminando con dificultades, de lado, con cierta cojera.

Fotografía de archivo del rey Juan Carlos y Manuel Fraga en Muxía, el 2 de diciembre de 2002.PIERRE-PHILIPPE MARCOU via Getty Images

Tiempo antes del Prestige, un día cualquiera, el director de TVG llamó a su despacho al realizador que iba a encargarse del programa Parlamento, que como su nombre indica hablaba de eso, del parlamento gallego y sus miembros. El presidente de Galicia era Manuel Fraga, del PP. Me lo contó él mismo tiempo después, en aquellos encuentros que hice con colegas de las televisiones de toda España, para documentarme para mi libro, Mentiras en directo.

-No quiero primeros planos de Fraga, y si los hay intenta que estén desenfocados. Y ten cuidado cuando lo sacáis escuchando, y por supuesto ni un plano de él andando, le dijo.

En Canal 9, (lo he contado mil veces, pero no está de más recordarlo por si algún despistado no lo sabía) pasó algo parecido con Eduardo Zaplana, cuando en 1998, la directora de la cadena, Genoveva Reig, recién llegada de la dirección general de Medios de Eduardo en la Generalitat Valenciana, les dijo a los cámaras que al presidente no se le podía grabar por el perfil izquierdo. ¿Explicación? Parece que por ese lado se le caía un poco el mentón. ¿Se ejecutó la orden? Por supuesto. Con solvencia.

Pero volvamos a Galicia, va, que me lío. Aquel realizador no quiso obedecer esta orden arbitraria, así que fue sustituido por otro compañero menos ¿quisquilloso?

Las peticiones del director, como las de la directora de Canal 9 en su momento, tenían una lógica: don Manuel, como todo el mundo sabía, era un hombre mayor, que mostraba los vestigios de la edad, que lo afeaban. Un primer plano daba cuenta de las manchas; un plano escuchando mostraba que se dormía a menudo en las comparecencias parlamentarias; en un plano caminando se le veía bamboleándose por un desgaste de cadera.

Y puede que si los gallegos veían a menudo esas tres imágenes (manchas cabezazos, bamboleo) pensaran que quizá el presidente estaba mayor para repetir como candidato a las siguientes elecciones autonómicas. Así que si desde la TVG, que era su tele querida, podían disminuir el impacto, u ocultar la información que se deducía de esas imágenes, por qué no hacerlo. ¿Para qué ser rigurosos, neutrales, honestos?

“Así que dentro del parlamento gallego pasaban cosas que no llegaban en imagen a los ciudadanos que veían la TVG. Por ejemplo: no se veía cómo los colegas políticos de Fraga hacían gestos de todo tipo (un golpe en la silla, un vaso de agua que se derrama, un tropiezo) para despertarlo. Sin que se notara, ¿eh?, que esa era intención, que todos conocían el proverbial mal genio de don Manuel”, me contó aquel realizador pejiguero que no quiso cumplir las órdenes.

Durante un tiempo el presidente lloraba mucho. Parece que, a sus 81 años, varios después de quedarse viudo, se había enamorado de Graciela Rompani, viuda del expresidente uruguayo Jorge Pacheco, y eso lo había puesto más sensible. Los responsables de la TVG decidieron que eso lo humanizaba (lo del llanto, no lo de la viuda) y a partir de entonces eran frecuentes las imágenes del presidente emocionado. Aunque pronto fue demasiado, casi ridículo.

Pero volvamos a los días del Prestige. Con todas esas imágenes escatimadas, cuando Manuel Fraga acudió a las playas de Galicia tras la catástrofe, chapoteando el chapapote y acompañando al rey Juan Carlos, hubo gallegos que vieron a su presidente, por primera vez en años, caminando con dificultades, de lado, con cierta cojera. Era una imagen que los ciudadanos de esa tierra no habían visto nunca en su cadena autonómica, la única en la que salía el presidente con asiduidad.

Pero de pronto, allí estaban Antena 3, Tele 5 y TVE cubriendo la tragedia. Y miles de gallegos mirando las pantallas. Tanto tiempo intentando evitar los paseos del jefe para que de repente el resto de las cadenas se llevara por delante los esfuerzos de los realizadores para no sacar nunca a Fraga en movimiento. Sólo sentado, o tras la mesa, o de pie tras un atril, pero nunca dirigiéndose hacia el lugar en cuestión, tal y como había ordenado de manera precisa la TVG.

Antes de ese día en el que Fraga bajó a las playas acompañando al rey, concretamente el domingo 17 de noviembre, cuatro días después de que el Prestige empezara a desangrarse, el presidente se marchó a cazar a Aranjuez. ¿Y cómo se supo? ¿Lo contó la TVG? Ja, ja. No. Lo explicó el periodista Gonzalo Cortizo, entonces periodista de la Cadena SER, en el Salvados del domingo.

“Nos llega esa noticia por teléfono a la Cadena SER. Venía de una persona que estaba en la puerta del hotel Ritz de Madrid, que había visto a Fraga vestido de cazador. Publicamos la información y se montó un lío importante”, cuenta Cortizo. Fraga acusó a La SER de haberse inventado la noticia. Cuando hubo pruebas irrefutables, (en los documentos oficiales de la Xunta se hablaba de la montería en la agenda privada del domingo 17 de noviembre) reculó y dijo que estaba en Madrid de manera privada y que se había ido con unos amigos que habían ido a caza. ¿Perdón?

A esa cacería le acompañaron los consejeros de ¡Medio Ambiente! y Política Territorial, Carlos del Álamo y Xosé Cuiña. La crónica del día 27 de noviembre en El País, de Xosé Hermida, recuerda que “la presencia de Del Álamo es la más difícil de explicar: se tomó una jornada de ocio cuando la marea negra acababa de llegar a las playas, cuya limpieza forma parte de sus competencias”.

Cuando se vio acorralado por las preguntas parlamentarias, Fraga y el secretario general del PP gallego, Xesús Palmou contaron esta versión para la historia: sí, el presidente Fraga pasó la mañana de asueto del domingo en esa finca de Aranjuez con amigos, PERO NO CAZÓ

Ni la información de la cacería dada por La SER, ni las polémicas posteriores, ni las mentiras de Fraga, ni las interpelaciones parlamentarias que se dieron para que el presidente diera explicaciones, ni la negativa de este a darlas, ni esa respuesta alucinante de “PERO NO CAZÓ”, aparecieron nunca en los informativos de la TVG. Se dieron consignas directas para evitarlo a toda costa. Y se ejecutaron. Así que una vez más,

Y mañana el tercer capítulo, donde entra Alfredo Urdaci, su batalla contra La 2 noticias, su acorazado y más mezquindades televisivas de aquellos días.

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Periodista, ha trabajado para diarios como Levante y televisiones como Canal 9 y TVE. Es colaboradora de radios como Cadena Ser o RNE. Cubells ha publicado varios libros sobre el mundo de la televisión y también, en colaboración con Marce Rodríguez, el libro Mis padres no lo saben.