Alerta por la enfermedad de tiempos de la Primera Guerra Mundial que afecta a los soldados ucranianos: "Ninguna persona viva ha visto esto en tiempos de guerra"
Los médicos que han tratado a los soldados aseguran que cada minuto perdido aumenta drásticamente el riesgo de muerte.

La guerra en Ucrania está reactivando una amenaza que parecía enterrada en los manuales de la Primera Guerra Mundial. Médicos en el frente alertan de un repunte de la gangrena gaseosa, una infección letal que prospera cuando las heridas permanecen demasiado tiempo sin tratar. Y en un campo de batalla vigilado por drones, atender a un herido se ha convertido en una operación casi imposible.
Las tropas ucranianas, especialmente en zonas como Pokrovsk, enfrentan una grave falta de personal y un aislamiento creciente debido a las maniobras rusas. Muchas heridas de bala y metralla se quedan horas sin atención, un escenario que favorece la proliferación de bacterias agresivas. El resultado evoca escenas de hace más de un siglo: tejidos que se infectan rápidamente y gas formándose bajo la piel.
Según The Telegraph, las evacuaciones médicas se han vuelto extremadamente arriesgadas. Los drones rusos detectan cualquier movimiento y obligan al personal sanitario a esconderse en sótanos o búnkeres improvisados. Incluso cuando un soldado logra llegar a uno de estos espacios subterráneos, no siempre encuentra el material necesario para frenar la infección.
Un paramédico citado como “Alex”, que trabaja en la devastada región de Zaporiyia, describe hospitales improvisados en sótanos de edificios abandonados. Allí se atienden solo las urgencias más inmediatas, en espacios poco estériles y con suministros que llegan a cuentagotas porque los vehículos médicos son objetivo constante. El panorama, afirma, está dejando lesiones y complicaciones “que nadie vivo ha visto en tiempos de guerra”.
La gangrena gaseosa requiere cirugía y antibióticos de inmediato, pero el tiempo juega en contra. El médico Alastair Beaven advierte que cada minuto perdido aumenta drásticamente el riesgo de muerte. Y a ese desafío se suma otro: la resistencia a los antibióticos, que según Alex está creciendo entre los heridos que sí logran recibir medicación.
Expertos consultados por el diario británico recuerdan que la gangrena gaseosa es una infección “casi siempre mortal” si no se interviene de forma urgente. El resurgimiento de este cuadro, más propio de trincheras de hace un siglo, refleja las durísimas condiciones médicas en el frente ucraniano, agravadas por la tecnología que hoy domina la guerra: los drones.
